MADRID, 28 Sep. (EUROPA PRESS) -
La exposición a corto plazo (unos cinco días antes) a la contaminación atmosférica puede estar relacionada con un mayor riesgo de ictus, según un meta-análisis publicado en la edición online de 'Neurology', la revista médica de la Academia Americana de Neurología.
"Investigaciones anteriores han establecido una conexión entre la exposición a largo plazo a la contaminación atmosférica y un mayor riesgo de accidente cerebrovascular", explica el autor del estudio, Ahmad Toubasi, de la Universidad de Jordania.
"Sin embargo, la correlación entre la exposición a corto plazo a la contaminación atmosférica y el ictus había sido menos clara --prosigue--. En nuestro estudio, en lugar de analizar semanas o meses de exposición, analizamos sólo cinco días y descubrimos una relación entre la exposición a corto plazo a la contaminación atmosférica y un mayor riesgo de ictus".
El metaanálisis consistió en una revisión de 110 estudios que incluían más de 18 millones de casos de ictus. Los investigadores analizaron contaminantes como el dióxido de nitrógeno, el ozono, el monóxido de carbono y el dióxido de azufre.
También analizaron distintos tamaños de partículas, incluidas las PM1, que son partículas contaminantes del aire de menos de 1 micra. de diámetro, así como las PM2,5 y las PM10. Las PM2,5 o más pequeñas incluyen partículas inhalables procedentes de los tubos de escape de los vehículos de motor, la quema de combustibles por centrales eléctricas y otras industrias, así como los incendios forestales y de pastos. Las PM10 incluyen el polvo procedente de carreteras y obras de construcción.
Las personas expuestas a una mayor concentración de diversos tipos de contaminación atmosférica presentaban un mayor riesgo de ictus. Las concentraciones más altas de dióxido de nitrógeno se relacionaron con un aumento del 28% del riesgo de ictus; los niveles más altos de ozono se relacionaron con un aumento del 5%; el monóxido de carbono tuvo un aumento del 26%; y el dióxido de azufre tuvo un aumento del 15%. Una mayor concentración de PM1 se relacionó con un aumento del 9% del riesgo de ictus, mientras que la de PM2,5 fue del 15% y la de PM10, del 14%.
Los niveles más altos de contaminación atmosférica también se relacionaron con un mayor riesgo de muerte por ictus. Las concentraciones más elevadas de dióxido de nitrógeno aumentaron un 33% el riesgo de muerte por ictus, las de dióxido de azufre un 60%, las de PM2,5 un 9% y las de PM10 un 2%.
"Existe una asociación fuerte y significativa entre la contaminación atmosférica y la aparición de accidentes cerebrovasculares, así como la muerte por accidente cerebrovascular en los cinco días siguientes a la exposición", asegura Toubasi.
"Esto pone de relieve la importancia de los esfuerzos mundiales para crear políticas que reduzcan la contaminación atmosférica --advierte--. Hacerlo podría reducir el número de accidentes cerebrovasculares y sus consecuencias".