MADRID 7 Jul. (EUROPA PRESS) -
La creciente incidencia de una enfermedad hepática potencialmente cancerígena en los niños está asociada a la exposición prenatal a varias sustancias químicas que alteran el sistema endocrino, informan investigadores del Monte Sinaí de Nueva York en la revista 'JAMA Network Open'.
Se trata del primer estudio exhaustivo sobre la asociación entre la exposición prenatal y las mezclas de estas sustancias químicas y la enfermedad del hígado graso no alcohólico. Los investigadores utilizaron la citoqueratina-18 como nuevo marcador de la enfermedad en los niños.
Los resultados subrayan la importancia de conocer la exposición prenatal a sustancias químicas ambientales como factor de riesgo de la enfermedad del hígado graso no alcohólico, que es un problema de rápido crecimiento en los niños que puede provocar una enfermedad hepática crónica grave y cáncer de hígado en la edad adulta.
"Estos hallazgos pueden servir de base para estrategias más eficaces de prevención e intervención en las primeras etapas de la vida para hacer frente a la actual epidemia de la enfermedad del hígado graso no alcohólico", afirma el doctor Vishal Midya, primer autor e investigador postdoctoral del Departamento de Medicina Ambiental y Salud Pública y miembro del Instituto Mount Sinai de Investigación Exposómica de la Facultad de Medicina Icahn de Mount Sinai.
La doctora Damaskini Valvi, autora principal, profesora adjunta de Medicina Ambiental y Salud Pública y miembro del Instituto Mount Sinai para la Investigación Exposómica de la Escuela Icahn Mount Sinai, recuerda que "todos estamos expuestos diariamente a estas sustancias químicas a través de los alimentos que comemos, el agua que bebemos y el uso de productos de consumo".
Advierte de que "se trata de un grave problema de salud pública. Estos resultados demuestran que la exposición en las primeras etapas de la vida a muchas sustancias químicas que alteran el sistema endocrino es un factor de riesgo para la enfermedad del hígado graso no alcohólico pediátrico, y llaman la atención sobre la necesidad de realizar investigaciones adicionales para dilucidar cómo las exposiciones químicas ambientales pueden interactuar con los factores genéticos y de estilo de vida en la patogénesis de la enfermedad hepática".
La enfermedad del hígado graso no alcohólico es una de las enfermedades hepáticas más comunes en todo el mundo y se diagnostica cada vez más en la infancia, afectando a entre el 6 y el 10 por ciento de la población pediátrica general y a aproximadamente el 34 por ciento de los niños con obesidad.
Las sustancias químicas que alteran el sistema endocrino son una amplia clase de contaminantes ambientales que incluyen varios pesticidas, plásticos, retardantes de llama y metales tóxicos. Algunos ejemplos son las sustancias perfluoroalquiladas (PFAS), también conocidas como 'sustancias químicas para siempre', que se utilizan en los utensilios de cocina antiadherentes y en los envases de alimentos, y los éteres difenílicos polibromados (PBDE), utilizados como retardantes de llama en muebles y productos infantiles.
Las sustancias químicas que alteran el sistema endocrino interfieren en los sistemas hormonales y metabólicos de las personas. Varios estudios experimentales han demostrado que la exposición a estas sustancias químicas puede provocar lesiones hepáticas y enfermedad del hígado graso no alcohólico; sin embargo, hasta ahora no se habían estudiado en humanos los posibles efectos de la exposición prenatal a estas sustancias químicas.
En este estudio, los investigadores midieron 45 sustancias químicas en la sangre o la orina de 1.108 mujeres embarazadas entre 2003 y 2010. Las sustancias químicas incluían productos químicos que alteran el sistema endocrino, como PFAS, pesticidas organoclorados y organofosforados, plastificantes (fenoles, ftalatos), PBDE y parabenos.
Cuando los niños alcanzaron las edades de 6 a 11 años, los científicos midieron los niveles de enzimas y citoqueratina-18 que indican el riesgo de enfermedad hepática en la sangre de los niños, encontrando niveles elevados de esos biomarcadores en los niños que habían estado más expuestos a sustancias químicas ambientales durante el embarazo.
"Al comprender los factores ambientales que aceleran la enfermedad del hígado graso, podemos reducir el riesgo de las personas dándoles información procesable para tomar decisiones informadas que reduzcan el riesgo o el impacto de la enfermedad", señala Robert Wright, Cátedra Ethel H. Wise del Departamento de Medicina Ambiental y Salud Pública y codirector del Instituto de Investigación Exposómica en Icahn Mount Sinai.
"La exposómica es la ola del futuro porque una vez que se ha secuenciado el genoma humano, cosa que se ha hecho, no hay mucho más que se pueda hacer sólo con la genómica --prosigue--. La pieza del rompecabezas que nos falta para entender las distintas enfermedades es medir sus causas ambientales, y la exposómica es una forma de acelerar nuestro conocimiento de cómo el medio ambiente afecta a nuestra salud".
Los participantes en el estudio se inscribieron en el proyecto Human Early-Life Exposome, una red de colaboración de seis estudios prospectivos de cohortes de nacimiento basados en la población de seis países europeos: Francia, Grecia, Lituania, Noruega, España y Gran Bretaña.