MADRID, 30 Dic. (EUROPA PRESS) -
El desarrollo del autismo puede ser ahora más fácil de entender, gracias a un modelo explicativo presentado en una tesis de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), que aporta nuevos conocimientos sobre cómo diversos factores de riesgo dan lugar al autismo y por qué hay tanta variabilidad entre individuos.
El autismo, un trastorno del neurodesarrollo, afecta a la forma en que las personas perciben el mundo que les rodea y a cómo interactúan y se comunican con los demás. Entre los individuos con autismo existen grandes diferencias en cuanto a rasgos personales y manifestaciones. Por ello, el trastorno suele describirse como un espectro, con numerosas variaciones sutiles.
El nuevo modelo explicativo es teórico pero a la vez práctico en su aplicación, ya que sus diversos componentes son medibles mediante, por ejemplo, cuestionarios, cartografía genética y pruebas psicológicas. El modelo describe varios factores contribuyentes y cómo se combinan para dar lugar a un diagnóstico de autismo y causar otras afecciones del neurodesarrollo.
TRES FACTORES CONTRIBUYENTES
El modelo relaciona tres factores contribuyentes. Juntos, dan lugar a un patrón de comportamiento que cumple los criterios para el diagnóstico de autismo. Primero, personalidad autista, es decir, variantes genéticas comunes hereditarias que dan lugar a una personalidad autista; en segundo lugar, compensación cognitiva, es decir, inteligencia y funciones ejecutivas, como la capacidad de aprender, comprender a los demás y adaptarse a las interacciones sociales. En tercer lugar, la exposición a factores de riesgo --por ejemplo, variantes genéticas perjudiciales, infecciones y otros acontecimientos aleatorios durante la gestación y la primera infancia que afectan negativamente a la capacidad cognitiva--.
"La personalidad autista se asocia tanto a puntos fuertes como a dificultades en la cognición, pero no significa, como tal, que se cumplan los criterios diagnósticos. Aun así, la exposición a factores de riesgo que inhiben la capacidad cognitiva de las personas puede afectar a su capacidad para afrontar las dificultades, lo que contribuye a que los individuos sean diagnosticados de autismo", afirma Darko Sarovic, médico e investigador postdoctoral de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, autor de la tesis.
El modelo deja claro que son los múltiples factores de riesgo combinados los que provocan las principales diferencias entre los individuos del espectro. Los distintos componentes del modelo se apoyan en resultados de investigaciones anteriores.
CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN
Unas altas capacidades de funcionamiento ejecutivo pueden permitir a las personas compensar su deficiencia de tal forma que se mitiguen los síntomas, lo que reduce su riesgo de cumplir los criterios diagnósticos del autismo.
Esto puede explicar por qué, a nivel de grupo, los investigadores observan un menor grado de inteligencia entre las personas diagnosticadas de autismo, así como en otras afecciones del neurodesarrollo. También permite comprender por qué la discapacidad intelectual es más frecuente en estos grupos. Así, el modelo indica que la baja capacidad cognitiva no forma parte de la personalidad autista, sino que es un factor de riesgo que lleva a cumplir los criterios diagnósticos.
"La personalidad autista está asociada a varios puntos fuertes. Por ejemplo, los padres de niños autistas están sobrerrepresentados entre los ingenieros y los matemáticos. Es probable que los propios padres hayan podido compensar sus rasgos de personalidad autista y, por tanto, no hayan cumplido los criterios para un diagnóstico de autismo. El impacto del trastorno se ha hecho entonces más notable en sus hijos debido, por ejemplo, a una exposición a factores de riesgo y a una capacidad cognitiva relativamente baja", afirma Sarovic.
DIFERENCIA ENTRE NIÑAS Y NIÑOS
El diagnóstico de autismo es más frecuente entre los niños que entre las niñas, y estas suelen recibirlo más tarde. Algunas chicas llegan a la edad adulta antes de ser diagnosticadas, tras muchos años de dificultades personales difusas.
"Los síntomas de las niñas suelen ser menos evidentes para otras personas. Es bien sabido que las niñas suelen tener habilidades sociales más avanzadas, lo que probablemente significa que compensan mejor sus propias dificultades. Las niñas también suelen tener menos rasgos autistas y ser menos susceptibles a los efectos de los factores de riesgo. En consecuencia, el modelo puede ayudar a responder preguntas sobre la brecha de género", afirma Sarovic.
INVESTIGACIÓN Y DIAGNÓSTICO
El modelo también propone formas de estimar y medir los tres factores (personalidad autista, compensación cognitiva y exposición a factores de riesgo). Esto permite utilizar el modelo en la planificación de estudios de investigación y la interpretación de sus resultados.
El diagnóstico es otro ámbito de uso concebible. En un estudio piloto en el que 24 participantes habían sido diagnosticados de autismo y 22 controles no, la medición de los tres factores del modelo permitió asignar correctamente más del 93 por ciento a la categoría correcta. El modelo también puede utilizarse para explicar el inicio de otros trastornos del neurodesarrollo, como la esquizofrenia.