MADRID, 23 Ago. (EDIZIONES) -
El sentido del olfato suele ser bastante desconocido y al que no se le hace mucho caso, cuando en realidad nos ayuda a disfrutar de la vida. Gracias a él podemos oler la comida que nos gusta, la colonia que nos motiva, aunque también nos sirve de sistema de alerta ya que puede avisarnos de un peligro, como un incendio, o un escape de gas, por ejemplo.
Cualquier pérdida en el sentido del olfato, aunque sea mínima, puede tener un efecto negativo en su calidad de vida. También puede ser una señal de otros problemas de salud más serios, subraya por su parte el Instituto Nacional de Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación (NICD por sus siglas en inglés).
El hecho es que desde que la COVID-19 forma parte de nuestro día a día todos conocemos que la falta de olfato o anosmia es uno de sus principales síntomas. No obstante, hay vida más allá del nuevo coronavirus y es preciso conocer que pueden tener lugar otras patologías relacionadas con el sentido del olfato.
Éste sería el caso de la fantosmia, uno de los 4 principales trastornos del olfato que tiene lugar cuando se tiene la sensación de percibir un olor que en realidad no está presente. Juan M. Maza-Solano es el director de la Unidad de Entrenamiento Olfatorio del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla y en una entrevista con Infosalus llama la atención sobre el hecho de que en realidad se trata de un trastorno más frecuente de lo que se piensa, una prevalencia que se estima, según indica, en torno a un 25% de las personas con algún trastorno olfatorio.
Se trata realmente de un trastorno del olfato por el que se perciben olores que no existen, es decir, la persona tiene una sensación verdadera de que hay un olor, pero en realidad, éste no está en su entorno. Es un trastorno cualitativo, es como una especie de alucinación olfatoria, valora el otorrinolaringólogo especializado en Rinología y cirugía de base de cráneo anterior.
Por otro lado, el doctor Maza-Solano reseña que hay muchas teorías dispares sobre el origen de la fantosmia, desde una infección, hasta un traumatismo craneoencefálico, aunque también se cree que puede producirse por la aparición de un tumor, así como por cosas que son intangibles como un trastorno psiquiátrico.
OLORES A PODREDUMBRE
En concreto, el experto de Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla subraya que suelen ser frecuentes las alucinaciones olfatorias sobre los olores a quemado y los olores fétidos en las personas con fantosmia.
La gama es muy amplia pero fundamentalmente son trastornos fétidos. De hecho, la fantosmia se introduce dentro de un concepto que se llama parosmia, una serie de trastornos de alucinación, y dentro de estos, la fantosmia se incluye entre las cacosmias, un tipo de parosmia caracterizada por ser más proclive a identificar olores con podredumbre cuando no la hay, relata.
A su vez, entre los tipos de fantosmia, el otorrinolaringólogo especializado en Rinología diferencia los siguientes tipos de fantosmia:
1.- Periférica (cuando tiene lugar por un fallo en las fosas nasales): Muchas veces se puede documentar tras una cirugía. La haces, la revisas, y no hay ningún tipo de costra, ni tampoco de moco retenido, ni ningún tipo de mala cicatrización o de complicaciones; y a pesar de ello el paciente empieza a tener fantosmia.
2.- Central (cuando el fallo se encuentra en los receptores cerebrales): Son más parecidos a los trastornos psicóticos psicológicos, también puede tener lugar tras traumatismos pero que nos haya dejado secuelas en el cráneo.
Sobre el tratamiento, el doctor Maza-Solano menciona que existen varias opciones: Si se trata la causa se puede tratar, ya sea central o periférico, pero si no se encuentra se puede intentar solventar con corticoides nasales, antipsicóticos, con anticonvulsivantes, con fármacos antimigrañosos, o incluso hay series que lo tratan con cocaína tópica, aunque hay algunas escuelas que lo tratan con cirugía.
En cuanto a cómo se puede diagnosticar, el doctor Maza-Solano sostiene que se trata de un diagnóstico fundamentalmente clínico, y apoyado en todo el arsenal diagnóstico que hay hoy en día, como son los escáneres, la olfatometría, las resonancias, o los estudios endoscópicos, entre otros.
CUANDO REALMENTE NO EXISTE EL PROBLEMA
Hay casos en los que, según advierte, el paciente puede insistir en que huele algo que no existe, y tras explorarlo no se ve nada. En algunos de estos casos puede derivarse el caso a salud mental, aunque Maza-Solano puntualiza que siempre con mucha cautela.
El tratamiento final de la fantosmia es multidisciplinar, pero si el otorrinolaringólogo no ve qué sucede, pide opinión al neurólogo. Si éste ve que está todo bien, al final lo mandas al psiquiatra, detalla el experto de Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla.
En última instancia, el doctor Maza-Solano reseña que el pronóstico de recuperación de los pacientes con fantosmia es incierto, mejorando algunos en torno al sexto mes, mientras que en otros puede convertirse en un trastorno crónico .