MADRID, 25 Sep. (INFOSALUS) -
Aunque por su nombre podría tratarse de un trastorno provocado por la ansiedad de tener que hacerse una foto, la fotofobia es un síntoma muy molesto que acompaña determinadas afecciones oculares y neurológicas. La fotofobia puede ser tan molesta que tiene capacidad para repercutir en la calidad de vida de quienes la padecen, como sucede en el caso de la población con albinismo.
MOLESTIAS EN LOS OJOS
Según explica a Infosalus José Manuel Benítez del Castillo, Secretario General de la Sociedad Española de Oftalmología y Catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense de Madrid, la fotofobia se trata de una molestia ocular ante la presencia de luz brillante o excesiva iluminación. En sí misma no es una enfermedad sino un síntoma que se acompaña de lagrimeo, cierre espontáneo de los párpados (blefaroespasmo) que impide que se abran los ojos e incluso dolor y que constituye un mecanismo de defensa del ojo.
Pero para que exista fotofobia, Benítez del Castillo nos cuenta que debe existir una causa y que se desconocen aún sus fundamentos fisiopatológicos aunque sí se sabe que su origen es ocular o neurológico. Además, las personas con ojos claros están más predispuestas dado que el iris frena la entrada de luz.
LA LUZ INTENSA ESTIMULA LOS RECEPTORES DEL DOLOR DEL NERVIO TRIGÉMINO
En el caso de los procesos oculares, la luz intensa estimula los receptores del dolor del nervio trigémino que inerva el ojo y que se trata de uno de los nervios más sensitivos que existen en el organismo. Una patología ocular inflamatoria puede ser entonces el origen de la fotofobia como una uveítis o una escleritis.
Cuando se trata de una causa neurológica la fotofobia puede derivar de una migraña o jaqueca. El tálamo, una estructura del cerebro con receptores de luz, es una estructura relacionada con el procesamiento de la luz y el dolor donde existen fotorreceptores que se activan ante los estímulos de luz ocasionando dolor, un fenómeno descubierto de forma reciente.
No hay que confundir la fotofobia con los sucesos oculares del aura que se asemejan a relámpagos y que se producen unos 20-30 minutos antes de las cefaleas migrañosas. En patologías en las que se produce una vasoconstricción y vasodilatación de las meninges a nivel del nervio óptico como la meningitis o encefalitis puede presentarse fotofobia como síntoma inicial.
La resolución de este, como mínimo, molesto síntoma se produce con el tratamiento de las patologías que lo ocasionan como uveítis o quemaduras en los ojos (queratitis) como las que puede sufrir un soldador si no emplea las gafas profesionales, lo que conlleva una quemadura de la capa superficial de la córnea.
Esta lesión producida por los rayos ultravioleta produce lagrimeo, impide abrir los ojos dado el dolor que la entrada de luz al ojo ocasiona. "Tenemos entonces que poner gotas de anestesia en los ojos para poder abrirlos y explorarlos", señala el oftalmólogo, que aclara que suele ser una lesión que se resuelve en 24 horas.
Pero una erosión corneal como esta que origine fotofobia también puede ser causada por un traumatismo como un arañazo o unas lentillas mal puestas capaces de producir una quemadura química.
La dilatación de las pupilas, que lleva a que entre más luz al ojo, es otra de las causas que pueden explicar la fotofobia, no sólo por los fármacos específicos aplicados en la consulta oftalmológica necesarios para realizar determinadas pruebas sino también por el consumo de drogas como la cocaína o las anfetaminas.
SOBRELLEVAR LA FOTOFOBIA
Benítez del Castillo apunta a Infosalus algunos consejos de sentido común para quienes sufren esta condición:
1º Emplear gafas oscuras y llevar sombrero: las gafas frenan la radiación luminosa y deben ser cerradas para que no entre luz por los laterales y por arriba.
2º Bajar las luces en casa, cerrar los ojos cuando sea posible y evitar la luz solar.
3º Acudir al oftalmólogo o médico: hay que llevar a la consulta la lista de medicamentos que se están tomando, ya que muchos de los que existen con y sin receta producen fotofobia, entre ellos las tetraciclinas (antibióticos), neurolépticos, antidepresivos y antipsicóticos.