MADRID 28 Nov. (EUROPA PRESS) -
El frío seco, los cambios bruscos de temperatura y las calefacciones altas "empeoran las condiciones" de los menores afectados por la dermatitis atópica o eccema atópico, al propiciar la deshidratación de la piel", asegura la doctora Elena Alonso, vicepresidenta de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP).
Por otro lado, los cambios de temperatura habituales en esta época del año "aumentan el prurito, el rascado y la aparición de lesiones propias de la dermatitis atópica", comenta esta experta quien destaca que el aumento de casos en los meses fríos.
Además, abrigar en exceso a los niños "puede provocar sudoración y agravar los síntomas y hay que prestar atención al roce de las prendas de ropa con la piel, porque puede desencadenar brotes", comenta esta pediatra alergóloga.
Por su parte, las altas temperaturas de las calefacciones "aumentan la sequedad de las estancias interiores y esto también incide en el empeoramiento de los niños porque facilitan que la piel se reseque en exceso", asegura. También se deben airear las estancias y aumentar la humedad de las habitaciones con recipientes con agua en los radiadores. Esta especialista advierte de que "no se debe abusar de los humidificadores porque, incluso, pueden ser negativos".
La dermatitis atópica es la enfermedad de la piel más frecuente en niños y suele manifestarse a partir de los cuatro meses de edad", explica la doctora Alonso. Entre sus síntomas se encuentran "sequedad, aparición de rojeces e inflamación, descamación, prurito o picor", añade.
El estado inflamatorio asociado causa una hiperreactividad de la piel, "que hace que ésta responda ante la presencia de estímulos como el frío, los cambios de temperatura, determinadas ropas, jabones, sudoración, etc", expone.
Entre sus causas, la más identificable es la alergia, "que actúa muy a menudo también como desencadenante o como síntoma asociado a la dermatitis. Algunas de las más habituales son las alimentarias o las provocadas por sustancias ambientales", comenta. Entre las primeras, la patología más común asociada es la alergia al huevo aunque también puede asociarse a alergia a leche, los frutos secos, los pescados o las legumbres. Entre los alérgenos ambientales destacan los ácaros y pólenes, los hongos y la caspa de animales.
La dermatitis atópica es una enfermedad crónica que afecta a un 20% de la población infantil en los países industrializados. Debido a que altera la calidad de vida de los niños y sus familias, la SEICAP recomienda una serie de acciones preventivas: mantener la piel bien hidratada; tomar baños o duchas con agua tibia; secar al niño sin frotar la piel; usar prendas de algodón y evitar cualquier tejido que pique, como la lana; y prestar atención a las uñas, deben estar cortas y limpias para evitar lesiones y su sobreinfección en caso de rascado.
para su tratamiento, los pediatras alergólogos recomiendan asistir a un especialista en cuanto haya sospecha relacionada con la aparición de los síntomas. Un diagnóstico riguroso evaluará "la sintomatología, su duración, antecedentes personales o familiares, y hallazgos en la exploración del paciente", afirma la doctora Alonso. Además, añade, "es muy importante descartar otras enfermedades con las que se pueda confundir".