MADRID, 27 Sep. (EDIZIONES) -
Nos pasamos tres cuartas partes de nuestra vida durmiendo y si no dormimos enfermamos. A los 80 habremos pasado unos 25 durmiendo, es decir, más tiempo que jugando, comiendo o haciendo el amor. Lo que pasa es que privar a alguien de dormir es lo peor que se le puede hacer a una persona. Eso sí, una cosa es dormir y otra cosa es bien dormir, que hay que aprenderlo desde pequeños.
En una entrevista con Infosalus, el neurólogo y especialista en trastornos del sueño, José Haba-Rubio, afirma que muchas veces la manera en la que dormimos actualmente es muy reciente, ya que tenemos un sueño monofásico, es decir, estamos durmiendo de una vez 7-8 o las horas que sean.
Antes, como las personas 'funcionaban' con la luz solar, dormían en dos etapas. Así, sostiene que la gente se iba pronto a la cama porque no había luz del sol, se quedaban una o dos horas antes de dormirse en la única cama que había en las casas. Incluso si había invitados se les invitaba a dormir en la misma cama. Y dormían una primera fase de tres cuatro horas, después se despertaban a media noche, y luego se hacía el segundo sueño, de otras 3 o 4 horas y se esperaba a que el sol saliera. "Durante siglos la humanidad ha dormido en dos partes con despertar en medio de la noche", manifiesta.
Entonces, ¿por qué es tan importante dormir? Este neurólogo del Centro de Investigación del Sueño en Lausana (Suiza) afirma con motivo de la publicación de 'Sueño con dormir' (La Esfera de los Libros), un manual del que es coautor junto con su colega Raphaël Heinzer, que se trata de una función biológica esencial.
"No podemos vivir sin dormir, todos los seres vivos duermen, el sueño nos acompaña desde el principio de la vida en la Tierra, y ocupa un tercio de nuestras vidas. Eso quiere decir que tiene que tener una función muy importante. El problema es que no lo sabemos con seguridad, y la función o las funciones del sueño son uno de los grandes misterios que nos quedan por descubrir", sostiene.
Probablemente dice que, con la evolución, el sueño se ha convertido en un espacio en el que ciertas funciones fisiológicas se desarrollan de manera óptima. Así por ejemplo se sabe que nuestro sistema inmunitario funciona mejor durante el sueño y si hemos dormido bien; que el sueño regula la secreción de ciertas hormonas (como la hormona del crecimiento); y que juega un papel importante en el metabolismo (y si dormimos mal o poco ganamos peso y tenemos más riesgo de diabetes).
Según asegura, todas estas son funciones importantes pero no esenciales. Hoy en día afirma que se considera que el sueño tiene dos grandes funciones, que son esenciales sobre todo para el buen funcionamiento cerebral:
1.- La restauración cerebral, pues durante el sueño se eliminan los productos tóxicos que se acumulan en nuestro cerebro durante la vigilia, resultado de la gran actividad neuronal.
2.- La consolidación de la memoria, pues durante el sueño se van a producir una serie de procesos que permiten que lo que hemos aprendido cuando estábamos despiertos pase de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. "Al mismo tiempo vamos a eliminar también informaciones que no son necesarias almacenar, pero que ocupan también espacio en nuestro 'disco duro'; el sueño sirve por tanto también para olvidar" precisa.
¿CUÁNTO DEBEMOS DORMIR?
Sobre las horas que debe dormir cada persona, Haba-Rubio advierte de que se trata de una pregunta difícil de contestar puesto que no hay normas que se puedan aplicar a todo el mundo en lo que concierne al sueño.
"Cada uno de nosotros es diferente, y va a depender también de la edad. Para un adulto la media actualmente se sitúa entre las 7 y 8 horas. Dormir menos es, para la mayoría de nosotros, insuficiente, y hacerlo tiene un precio en términos de fatiga, somnolencia, trastornos de la memoria, o en problemas de concentración por ejemplo, y a largo plazo probablemente también en el plano cardiovascular", concluye el experto en trastornos del sueño.