¡Es fundamental detectar el glaucoma a tiempo! Te contamos por qué y cómo

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Actualizado: jueves, 4 noviembre 2021 9:06

   MADRID, 4 Nov. (EDIZIONES) -

   El glaucoma es una enfermedad degenerativa del nervio óptico, una especie de 'cable' que conecta el ojo con el cerebro y que permite que todo lo que vemos se transmita hasta el cerebro. Es una patología frecuente entre los españoles, la segunda causa de ceguera en nuestro país, y en sus estadíos iniciales es asintomática, por lo que detectarla a tiempo es fundamental.

   Así lo explica en una entrevista con Infosalus el doctor Alfonso Antón, jefe del departamento de Glaucoma y del departamento de Investigación del Institut Català de Retina (ICR), y profesor titular de Oftalmología de la Universitat Internacional de Catalunya, además de socio fundador de la Sociedad Española de Glaucoma.

   "El nervio óptico pierde células nerviosas antes de tiempo y como consecuencia esa transmisión no se produce y el paciente pierde función visual. El glaucoma es una enfermedad progresiva, que si no se detiene con el tratamiento adecuado puede provocar ceguera absoluta", detalla el especialista.

   Así, remarca que en el glaucoma es irreversible el daño que se produce, y cuando la persona se queda ciega deja de ver del todo al final del proceso de la enfermedad. Aquí recuerda que el glaucoma es la segunda causa de ceguera en nuestro entorno, siendo la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) la primera.

   En concreto, según apunta el doctor Antón, más de un 2% de la población española de 40 años padece la enfermedad, "una cifra muy alta", siendo la afectación parecida entre ambos sexos.

   Asimismo, describe que hay muchos tipos de glaucoma, y la forma más frecuente es el glaucoma primario de ángulo abierto: "Todavía no se ha podido identificar su causa. Se produce gradualmente, y cuando el ojo no drena el fluido que produce como debería, de forma que aumenta la presión intraocular y se daña el nervio óptico. No es doloroso y no causa cambios en la visión al principio del proceso".

   En cambio, afirma que sí se conocen los factores de riesgo del glaucoma, es decir, aquellas circunstancias que hacen que sea más frecuente en la población: la edad, el tener antecedentes familiares de la enfermedad, que la presión intraocular se encuentre elevada, aparte de que es más habitual entre las personas de origen afroamericano, o entre las que tienen miopía.

   No obstante, el experto de ICR precisa que hay muchos tipos de glaucomas, aunque mucho menos frecuentes que los anteriores, como los de ángulo cerrado, por ejemplo, que se dan cuando la persona tiene un ojo pequeño y en consecuencia el líquido que hay dentro no circula de la manera habitual, dañando al nervio óptico en consecuencia; o bien los producidos por diabetes, traumatismos, por inflamación dentro del ojo o por enfermedades retinianas, por ejemplo, según agrega Antón.

FUNDAMENTALES REVISIONES OFTALMOLÓGICAS

   A su juicio, la buena noticia sobre el glaucoma es que si se diagnostica a tiempo hoy en día disponemos de tratamientos eficaces que consiguen enlentecer o detener su progresión y permiten mantener la visión y, por tanto, la calidad de vida del paciente.

   Para el diagnóstico dice que se necesita una exploración oftalmológica, ya que los glaucomas primarios de ángulo abierto, que son los más frecuentes como hemos dicho, no producen síntomas hasta bien avanzada la enfermedad. Para ello, el doctor recomienda una revisión oftalmológica anual a partir de los 55 años, y para las personas con los factores de riesgo antes mencionados a partir de los 40 años.

   En la actualidad, el jefe del departamento de Glaucoma y del departamento de Investigación del Institut Català de Retina detalla que existen tres tratamientos, el médico, el láser y el quirúrgico, "todos destinados a reducir la presión intraocular".

   En el caso del tratamiento médico indica que este se aplica en forma de gotas, raras veces se emplean para ello las pastillas, y que hay que ponerse crónicamente una o varias veces al día. En el láser señala que tiene una eficacia parecida a las gotas más potentes, y se realiza en forma de una o dos sesiones.

   "Cuando el paciente no responde adecuadamente a los anteriores, entonces es cuando se requiere el tratamiento quirúrgico. La mayor parte de los tratamientos suelen ser médicos y/o láser, pero en algunos casos no se consigue bajar la presión intraocular, o a pesar de bajar esta prosigue la enfermedad. En estos casos es cuando se procede con el tratamiento quirúrgico", subraya el doctor Antón.