MADRID, 28 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un estudio de la Harvard T.H. Chan School of Public Health (Estados Unidos) ha revelado que el gas natural utilizado en los hogares contiene diversos niveles de sustancias químicas orgánicas volátiles que, cuando se filtran, son tóxicas, están relacionadas con el cáncer y pueden formar contaminantes secundarios perjudiciales para la salud, como las partículas y el ozono.
"Se sabe que el gas natural es una de las principales fuentes de metano que impulsan el cambio climático. Pero la mayoría de la gente no ha tenido en cuenta que nuestros hogares están donde termina la tubería y que cuando el gas natural tiene fugas puede contener contaminantes atmosféricos perjudiciales para la salud, además de los contaminantes climáticos", explica Drew Michanowicz, uno de los líderes de la investigación, que se ha publicado en la revista científica 'Environmental Science & Technology'.
Los investigadores realizaron un estudio que evaluó si los contaminantes del aire están presentes en el gas natural no quemado, pero no evaluó la exposición humana a esos contaminantes. Entre diciembre de 2019 y mayo de 2021, los investigadores recogieron más de 200 muestras de gas natural no quemado de 69 cocinas únicas y tuberías de edificios en todo el área de Boston.
A partir de estas muestras, los investigadores detectaron 296 compuestos químicos únicos, 21 de los cuales son designados federalmente como contaminantes atmosféricos peligrosos. También midieron la concentración de odorantes en el gas natural de consumo (las sustancias químicas que dan al gas su olor característico) y descubrieron que las fugas que contienen unas 20 partes por millón de metano pueden no tener suficiente odorante para que la gente las detecte.
Según sus resultados, el gas natural de consumo suministrado a Massachusetts contiene diversos niveles de al menos 21 contaminantes atmosféricos peligrosos diferentes, entre ellos benceno, tolueno, etilbenceno, xileno y hexano.
Las concentraciones de contaminantes atmosféricos peligrosos en el gas natural variaban en función de la ubicación y la época del año, encontrándose las mayores concentraciones en invierno.
Basándose en las concentraciones de odorantes, las pequeñas fugas pueden ser indetectables por el olfato: las fugas de hasta 10 veces los niveles naturales pueden ser indetectables, lo que equivale a una concentración de metano de unas 20 partes por millón.
El estudio alerta de que cuando se producen fugas de gas, incluso pequeñas cantidades de contaminantes atmosféricos peligrosos pueden afectar a la calidad del aire interior, ya que el gas natural se utiliza en aparatos situados muy cerca de las personas. Las fugas de gas persistentes en el exterior, situadas en todo el sistema de distribución, también pueden degradar la calidad del aire exterior como precursores de las partículas y el ozono.
"Este estudio demuestra que los aparatos de gas, como las estufas y los hornos, pueden ser una fuente de sustancias químicas peligrosas en nuestros hogares incluso cuando no los utilizamos. Es probable que estas mismas sustancias químicas también estén presentes en las fugas de los sistemas de distribución de gas en las ciudades y en la cadena de suministro. Los políticos y las empresas de servicios públicos pueden educar mejor a los consumidores sobre cómo se distribuye el gas natural a los hogares y los posibles riesgos para la salud de los aparatos de gas con fugas y las tuberías de gas con fugas bajo las calles, y hacer que las alternativas sean más accesibles", ha remachado afirma Jonathan Buonocore, coautor del trabajo.