MADRID 4 Jun. (EUROPA PRESS) -
La semaglutida mejoró la sensibilidad gustativa, cambió la expresión genética en la lengua responsable de la percepción del gusto y cambió la respuesta del cerebro a los sabores dulces, según una investigación presentada en ENDO 2024, la reunión anual de la Sociedad Endocrina en Boston, Massachusetts.
"Las personas obesas a menudo perciben los sabores con menos intensidad y tienen un deseo inherentemente elevado de alimentos dulces y ricos en energía", aporta Mojca Jensterle Sever, del Centro Médico Universitario de Ljubljana en Eslovenia.
Jensterle Sever y sus colegas diseñaron un estudio de prueba de concepto sobre el impacto de la semaglutida, agonista del receptor de GLP-1 (GLP-1RA), en la percepción del gusto. Asignaron aleatoriamente una muestra de 30 mujeres con un IMC promedio de 36,4 a recibir 1 mg de semaglutida o placebo.
"Nuestros hallazgos se basan en estudios preliminares en animales que muestran que la administración central de medicamentos GLP-1RA afecta la aversión al sabor dulce", insiste Jensterle Sever.
Durante 16 semanas, los investigadores midieron su sensibilidad gustativa utilizando tiras que contenían diferentes concentraciones de cuatro sabores básicos. Utilizaron resonancia magnética funcional para medir las respuestas cerebrales a una solución dulce que goteaba sobre la lengua antes y después de que las mujeres comieran una comida estándar. También administraron una biopsia de lengua para evaluar la expresión de ARNm de los participantes en el tejido de la lengua recolectado. Aquellos en el grupo de tratamiento experimentaron cambios en la percepción del gusto, la expresión de los genes de las papilas gustativas y la actividad cerebral en respuesta a los estímulos del sabor dulce.
Los genes EYA, PRMT8, CRLF1 y CYP1B1, que mostraron expresión diferencial de ARNm en todas las pruebas del análisis, están conectados con nuestras vías gustativas, la plasticidad neuronal y la renovación de las papilas gustativas en la lengua. El estudio también reveló información sobre la respuesta del cerebro al receptor GLP-1, particularmente en la circunvolución angular, una parte del cerebro que influye en el lenguaje y el procesamiento numérico, la memoria y el razonamiento.
Este cambio en el concepto de recompensa de una persona en comparación con los sentimientos neutrales hacia el gusto podría tener importancia para comprender y potencialmente ajustar las preferencias gustativas en personas con obesidad.
"El público en general estará interesado en conocer los posibles efectos novedosos de esta popular clase terapéutica ampliamente utilizada para el tratamiento de la diabetes y la obesidad", informa Jensterle Sever. "Los médicos probablemente correlacionen los hallazgos con los informes de sus pacientes sobre cambios en el deseo de ciertos alimentos, que van más allá de cambios amplios en el apetito y la saciedad que les ayudan a perder peso".
Jensterle Sever amplió algunas de las limitaciones del estudio y agrega: "Este estudio de prueba de concepto evaluó sólo un gusto específico en un entorno de estudio, que puede no reflejar la experiencia cotidiana. La percepción del gusto puede variar significativamente de persona a persona, lo que limita la generalización de nuestros resultados. Además, la secuenciación de ARNm tiene limitaciones inherentes y no representa directamente cambios en los niveles o la actividad de las proteínas".