MADRID, 8 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad McGill (Canadá) ha apuntado que las proteínas implicadas en el inicio de la infección por COVID-19 puede hacer a los ancianos y a las personas con otras enferemdades más vulnerables, ya que el virus se une a las células huéspedes de diferentes animales. Una mayor oxidación celular con el envejecimiento y la enfermedad puede explicar por qué los ancianos y las personas con enfermedades crónicas se infectan más a menudo y más gravemente.
Entender por qué algunos animales se infectan y otros no podría ser la clave para desbloquear nuevos tratamientos y terapias. En un estudio publicado en la revista 'Computational and Structural Biotechnology Journal', los investigadores analizaron las secuencias de proteínas disponibles del virus y los receptores de la célula huésped a través de diferentes especias para averiguar por qué.
"Sabemos que el virus puede infectar a humanos, gatos, perros y hurones, pero no a bovinos y cerdos. Además, el COVID-19 ataca a los ancianos y a las personas con afecciones subyacentes más severamente que a los jóvenes y sanos. Hasta ahora las razones de esto no estaban claras", explica uno de los líderes del estudio, Jaswinder Singh.
Una vez dentro de una célula anfitriona, el virus secuestra la maquinaria metabólica de la célula para replicarse y propagarse. Los picos de proteína del virus se adhieren a un receptor de proteína en la superficie de la célula anfitriona llamado ACE2, fusionando las membranas alrededor de la célula y el virus. Este proceso permite que el virus entre en la célula y coopte su maquinaria de creación de proteínas para hacer nuevas copias de sí mismo. Las copias pasan entonces a infectar otras células sanas.
Al analizar las proteínas y sus bloques de construcción de aminoácidos, los investigadores descubrieron que los animales susceptibles al virus tienen algunas cosas en común. Tales animales como los humanos, los gatos y los perros tienen dos aminoácidos de cisteína que forman un enlace disulfuro especial que se mantiene unido por un entorno celular oxidante. Este enlace disulfuro crea un ancla para el virus. "Nuestro análisis sugiere que una mayor oxidación celular en los ancianos o en aquellos con condiciones de salud subyacentes podría predisponerlos a una infección, replicación y enfermedad más vigorosas", indica el coautor, Rajinder Dhindsa.
En el caso de animales resistentes al virus, como cerdos y vacas, falta uno de estos dos aminoácidos de cisteína y no se puede formar el enlace disulfuro. Como resultado, el virus no puede anclarse en la célula.
Según los investigadores, evitar que se forme el ancla podría ser la clave para desbloquear nuevos tratamientos para COVID-19. Una estrategia, sugieren, podría ser interrumpir el ambiente oxidante que mantiene los enlaces de disulfuro intactos. "Los antioxidantes podrían disminuir la gravedad de COVID-19 al interferir con la entrada del virus en las células huésped y su supervivencia posterior en el establecimiento de una nueva infección", argumenta Singh.
En cuanto a los próximos pasos, los investigadores dicen que la tecnología CRISPR podría utilizarse para editar secuencias de proteínas y probar su teoría. Los investigadores también están investigando otras proteínas cercanas al receptor ACE2 que podrían facilitar la entrada del virus para ver si se comportan de la misma manera.