MADRID 18 Feb. (EUROPA PRESS) -
Los adolescentes pueden tener menos probabilidades de iniciarse en el consumo de tabaco si practican una actividad física de moderada a intensa (AFMV) desde la infancia, según muestra un nuevo estudio realizado en colaboración entre las Universidades de Bristol y Exeter (Reino Unido) y la Universidad de Finlandia Oriental.
El tabaquismo en la infancia y la adolescencia es un importante factor de riesgo prevenible de daño cardiaco estructural y funcional prematuro ya a mediados de la veintena. Los estudios de intervención con actividad física han informado de una reducción de las tasas de tabaquismo entre los adultos; sin embargo, los estudios de actividad física en la prevención del tabaquismo en niños y adolescentes no han sido concluyentes debido a la corta duración de los estudios, el pequeño tamaño de la población y la falta de datos de actividad física medida con acelerómetro.
El presente estudio, publicado en la revista 'Journal of Behaviour Research and Therapy', es el más amplio y el de seguimiento más prolongado del mundo sobre la AFVM medida con acelerómetro y el hábito de fumar en la población joven. Se realizó un seguimiento de 2.503 niños de la cohorte 'Children of the 90s' de la Universidad de Bristol desde los 11 años hasta los 24 años. La prevalencia del tabaquismo a los 13, 15 y 24 años fue del 1,5%, 13,5% y 26,6%, respectivamente.
En la línea de base, los niños pasaban seis horas al día sedentarios, seis horas al día realizando actividad física ligera y aproximadamente 55 minutos al día en AFVM. Durante el seguimiento en la edad adulta joven, los niños pasaban nueve horas al día sedentarios, tres horas al día realizando actividad física ligera y aproximadamente 50 minutos al día en AFVM.
En las muestras de sangre en ayunas de los niños también se midieron repetidamente el colesterol de lipoproteínas de baja densidad, el colesterol de lipoproteínas de alta densidad, los triglicéridos, la glucosa, la insulina y la proteína C reactiva de alta sensibilidad. En los análisis se tuvieron en cuenta la presión arterial, la frecuencia cardiaca, el estatus socioeconómico, los antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares, así como la masa grasa y la masa magra medidas por absorciometría de rayos X de doble energía.
EL EFECTO DISMINUYÓ EN LA EDAD ADULTA JOVEN
Según el estudio, 6 de cada 1.000 niños que practicaban AFMV a los 11 años habían empezado a fumar tabaco a los 13, mientras que la prevalencia del tabaquismo en todo el grupo de edad era de 15 de cada 1.000 niños. En otras palabras, el riesgo de iniciarse en el tabaquismo puede prevenirse en el 60 por ciento de los niños de 13 años que habrían dado su primera calada al tabaco, gracias a la participación en MVPA durante la infancia.
Más adelante en el seguimiento, se observó un efecto preventivo más modesto. La exposición continua a la AFVM desde la infancia hasta la edad adulta joven podría prevenir el tabaquismo en 8 de cada 1.000 adultos jóvenes, cuando la prevalencia del tabaquismo era de 266 de cada 1.000 adultos jóvenes.
Además, los adolescentes que no eran fumadores a los 13 y 15 años dedicaban 15 minutos más al día a la AFVM a los 24 años, en comparación con los que tenían antecedentes de tabaquismo a los 13 y 15 años.
El sedentarismo infantil no se asoció prospectivamente con el riesgo de iniciar y persistir en el consumo de tabaco. "El potencial preventivo AFVM-fumar tuvo una fuerte consistencia causal en todos los modelos estadísticos probados, pero el efecto disminuyó en la edad adulta joven. Es aún más importante que la legislación proteja a los jóvenes contra el inicio en el consumo de tabaco y nicotina", ha afirmado el médico y profesor asociado (docent) de Epidemiología Clínica y Salud Infantil de la Universidad de Finlandia Oriental, Andrew Agbaje.
"Dejar de fumar en la edad adulta es bueno, pero tardío, ya que sigue existiendo un riesgo residual a largo plazo de padecer cardiopatías durante los treinta años siguientes. Por lo tanto, prevenir el inicio del tabaquismo en la infancia es fundamental para la salud a lo largo de toda la vida, y estos hallazgos pueden extrapolarse al vaping y al uso de cigarrillos electrónicos en adolescentes, ya que el mismo ingrediente activo tanto en el humo como en el tabaco sin humo es la nicotina", concluye Agbaje.