MADRID, 29 Mar. (EDIZIONES) -
La tosferina es una infección respiratoria muy pesada y contagiosa, que está causada por la bacteria bordetella pertussis. Se trata de una patología que siempre funciona por brotes, si bien en los dos meses que llevamos de 2024 está mucho más fuerte que en temporadas anteriores. Aparte, acabamos de conocer el fallecimiento en 2023 de un bebé de apenas un mes cuya madre no se había vacunado de tosferina en el embarazo.
Precisamente, el Instituto de Salud Carlos III, adscrito al Ministerio de Sanidad, ha notificado recientemente 4.000 casos de tosferina entre enero y febrero, cerca del doble de lo que se registró en todo 2023 (2.560 casos), según se recoge en un informe de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE).
A esto habría que sumarle todos los casos que no se notifican desde la Atención Primaria porque sólo suelen hacerse PCR de tosferina a nivel hospitalario. Por lo que habrá muchos más casos de tosferina actualmente de los que ya se han notificado, y seguro que hay más del doble de casos que se están diciendo. 2024 está siendo un pico muy elevado de tosferina, asegura la pediatra y neumoalergóloga infantil Gemma Morera, fundadora del Centro Médico y Pediátrico Gemma Morera, en Vilanova i la Geltrú (Barcelona).
BROTES CADA 3-5 AÑOS, LA PANDEMIA, Y UNA VACUNA IMPERFECTA
Así, y tras el parón impuesto por la pandemia, desde la segunda mitad de 2023, se está observando un incremento extraordinario de la incidencia de la enfermedad, y no sólo en España, sino también en países del entorno. ¿Por qué?
Esta experta en la materia señala en primer lugar que la tosferina es endémica a nivel mundial, y se presenta, clásicamente, con brotes epidémicos cada 3-5 años, y actualmente coincidiría en el tiempo con uno de estos brotes.
Después, explica que se ha unido precisamente este periodo postpandemia, con el que la vacuna pierde efecto con el paso de los años. Aunque en el caso de la tosferina se piensa que puede haber algo más, con la pandemia hemos estado aislados y nuestro sistema inmune se ha debilitado un poco frente a la tosferina, como ha sucedido con tantas otras enfermedades infecciosas, al no estar en contacto con estos gérmenes y no usar ya las mascarillas, agrega.
Por otro lado, apunta que la vacuna frente a la tosferina pierde efectividad con el paso de los años. Concretamente, se pone a los 2, a los 4, a los 11 meses, y a los 6 años de vida. Es muy efectiva, pero el problema es que pierde efectividad con los años, y entre los 10-14 años, que es el grupo de edad más afectado de edad ahora, no tienen suficiente anticuerpos vacunales,
Por eso, incide esta pediatra que desde el Comité asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría se está planteando una dosis de recuerdo a los 14 años, y añadir la inyección frente a la tosferina con el recuerdo del tétanos.
Por otro lado, señala que esta vacuna no actúa a nivel nasofaríngeo, donde suele estar la bacteria portadora, y se está buscando una vacuna más efectiva, cuyos anticuerpos duren más años, y también que sea capaz de atacar a la mucosa nasofaríngea para cortar los transmisores.
Desde el Comité de Vacunas de la AEP defienden que las vacunas actuales frente a la tosferina proporcionan una protección imperfecta y durante un tiempo limitado. Es obvia, por tanto, la necesidad de reforzar la investigación de nuevas vacunas que salven esta clara limitación, añade.
PRINCIPALES SÍNTOMAS
Remarca la pediatra y neumoalergóloga infantil Gemma Morera que la tosferina no es grave en vacunados, pero sí muy contagiosa: Da un cuadro catarral con una tos paroxística muy persistente, sobre todo nocturna, que muchos acaban vomitando, e incluso haciendo un estridor al respirar. En vacunados, si son muy pequeños, quizá es asintomática la infección, o quizá hay un poco de tos por la noche, pero conforme avanzamos, sobre todo a partir de los 8-9 años, y sobre todo en torno a los 14, esa tos nocturna es muy persistente y muchos acaban con vómitos.
El problema de esta bacteria se da en los no vacunados, y en los lactantes menores de un año, y por eso recuerda esta experta que desde 2015 se vacuna a embarazadas en la semana 27 de gestación, para prevenir la enfermedad en el recién nacido y en los primeros meses de vida.Como la primera vacuna se pone en los dos meses, desde el nacimiento no estaban protegidos, y había mucha mortalidad entonces, aprecia la doctora Morera.
Según apunta la Asociación Española de Pediatría en este punto, la tosferina es muy peligrosa en los más pequeños, incluso puede ser causa de ingreso en una unidad de cuidados intensivos (UCI) de los bebés, por insuficiencia respiratoria y crisis de cianosis (color azul de la piel por falta de oxígeno), y/o episodios de apnea.
CÓMO SE CONTAGIA
En concreto, la AEP remarca que se contagia, como otras infecciones respiratorias, por el aire o por contacto con objetos contaminados por un enfermo, como, por ejemplo, las manos. Mientras, la Asociación Española de Vacunología (AEV) precisa que esta bacteria es altamente contagiosa, especialmente durante la fase catarral, desde el inicio del catarro hasta las primeras 2 semanas tras el comienzo de la tos paroxística (aproximadamente 21 días) o hasta 5 días después de haber iniciado un tratamiento antibiótico eficaz. La doctora Morera, por su parte, añade que, en estos casos el tratamiento es un antibiótico.
En última instancia, la Asociación Española de Pediatría recomienda la vacunación frente a la tosferina en el caso de los adultos si estos se encuentran en contacto habitual con niños pequeños, es decir, estaría dirigida la vacunación al personal de guarderías y de escuelas infantiles, así como a los profesionales sanitarios en contacto con ellos, y también, a las futuras madres que estén al final de su gestación y también las puérperas que no se vacunaron durante el embarazo.