¿Qué tiene que ver calentar la comida en túper de plástico con el riesgo de demencia?

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Actualizado: jueves, 6 marzo 2025 9:42

   MADRID, 4 Mar. (EDIZIONES) -

    En un comentario exhaustivo de investigadores de la Universidad de Ottawa (Canadá) publicado en 'Brain Medicine, los investigadores analizan nuevas y alarmantes evidencias sobre la acumulación de microplásticos en el tejido cerebral humano.

   De esta forma, brindan información fundamental sobre las posibles implicaciones para la salud y las estrategias de prevención. Este comentario examina los hallazgos de un artículo previo de 'Nature Medicine' sobre la bioacumulación de microplásticos en cerebros humanos fallecidos.

   La investigación revela que el cerebro humano contiene aproximadamente una cantidad equivalente a una cucharada de microplásticos y nanoplásticos (MNP), con niveles entre 3 y 5 veces más altos en individuos con diagnósticos documentados de demencia. Más preocupante aún es que los tejidos cerebrales mostraron concentraciones de MNP entre 7 y 30 veces más altas en comparación con otros órganos como el hígado o los riñones.

   "El drástico aumento de las concentraciones de microplásticos en el cerebro en tan solo ocho años, de 2016 a 2024, es particularmente alarmante", señala el doctor Nicholas Fabiano, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Ottawa, autor principal del comentario. "Este aumento refleja el aumento exponencial que estamos observando en los niveles de microplásticos ambientales".

   De particular preocupación son las partículas menores de 200 nanómetros, compuestas predominantemente de polietileno, que muestran una notable deposición en las paredes cerebrovasculares y en las células inmunitarias. Este tamaño les permite atravesar potencialmente la barrera hematoencefálica, lo que plantea interrogantes sobre su papel en las enfermedades neurológicas.

   El artículo destaca estrategias prácticas para reducir la exposición, y señala que el cambio de agua embotellada a agua del grifo filtrada por sí sola podría reducir la ingesta de microplásticos de 90.000 a 4.000 partículas al año.

"El agua embotellada por sí sola puede exponer a las personas a casi tantas partículas de microplásticos al año como todas las fuentes ingeridas e inhaladas juntas", señala el doctor Brandon Luu, residente de Medicina Interna en la Universidad de Toronto (Canadá). "Cambiar al agua del grifo podría reducir esta exposición en casi un 90%, lo que lo convierte en una de las formas más sencillas de reducir la ingesta de microplásticos".

   Otras fuentes importantes son las bolsas de té de plástico, que pueden liberar millones de partículas de tamaño micro y nano por cada sesión de preparación. También destaca que la forma en que calentamos y almacenamos los alimentos es importante. "Calentar alimentos en recipientes de plástico, especialmente en el microondas, puede liberar cantidades sustanciales de microplásticos y nanoplásticos", explica el experto.

¿PODEMOS ELIMINAR LOS MICROPLÁSTICOS DEL CUERPO?

   "Evitar el almacenamiento de alimentos en plástico y utilizar alternativas de vidrio o acero inoxidable es un paso pequeño pero significativo para limitar la exposición. Si bien estos cambios tienen sentido, todavía necesitamos investigación para confirmar si la reducción de la ingesta conduce a una menor acumulación en los tejidos humanos".

El equipo de investigación también explora posibles vías de eliminación, incluida la evidencia de que la sudoración podría ayudar a eliminar ciertos compuestos derivados del plástico del cuerpo.

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