MADRID 7 Feb. (EUROPA PRESS) -
Una investigación de la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos, informa sobre las regiones del cerebro que señalan cuando el habla que intentamos producir no coincide con lo que oímos. El estudio, publicado en la revista 'PLOS Biology', muestra que escuchar el propio discurso con retrasos no naturales provoca un aumento de la actividad cerebral relacionada tanto con la audición como con la realización de movimientos voluntarios.
Estas señales de error nos permiten corregir y cambiar automáticamente la forma de hablar, manteniendo el habla fluida.
La incapacidad de hablar con fluidez, como el tartamudeo, suele deberse a un control de retroalimentación auditiva defectuoso, es decir, a la incapacidad de oír la propia voz y corregir automáticamente los errores. Aunque la terapia conductual puede ayudar, saber en qué parte del cerebro se genera la señal de error es importante para desarrollar otros métodos de tratamiento, como el control por biorretroalimentación.
Para identificar la señal de error, los investigadores registraron la actividad del EEG en el cerebro mientras las personas leían frases y escuchaban su voz en diferido, como el eco de una teleconferencia deficiente.
Sin embargo, a diferencia de la mayoría de los experimentos de EEG en los que las personas llevan un gorro con electrodos, en este estudio los electrodos se habían implantado como tratamiento para la epilepsia crónica. Esto permitió una localización mucho más precisa de la actividad cerebral en regiones específicas.
Desde el punto de vista del comportamiento, los investigadores descubrieron que, a medida que aumentaba el retardo de la retroalimentación de voz, las personas hablaban más despacio. Incluso después de tener en cuenta este cambio de tiempo, descubrieron que el aumento del retraso provocaba una mayor actividad en la circunvolución temporal superior, una región del cerebro utilizada para procesar los sonidos.
Aunque se esperaba que esta región formara parte de la señal de error, también descubrieron los correspondientes aumentos de actividad en la región superior de la circunvolución precentral, una zona del cerebro conocida por su papel en el control de los movimientos voluntarios, pero nunca antes implicada en el control de la retroalimentación auditiva.
"La circunvolución precentral dorsal es un componente fundamental de la red cortical que controla la retroalimentación auditiva para producir un habla fluida --añade la becaria posdoctora en NYU Langone Health Müge zker, y autora del estudio junto con Adeen Flinker--. Esta región se activa específicamente cuando la producción del habla supone un esfuerzo durante la articulación de enunciados largos".