MADRID, 6 Oct. (Infosalus/EP) -
La hemorragia nasal o epistaxis consiste en la pérdida de sangre desde el interior de la nariz. El término tiene raíces griegas y significa "gota a gota", dado que la sangre suele "gotear" desde la nariz cuando se produce.
Según explica a Infosalus el doctor Miguel Armengot, presidente de la Comisión de Rinología y Alergia de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL-PCF), la sangre procede de los vasos sanguíneos que irrigan el recubrimiento interno de la nariz (mucosa nasal), que se extiende unos 11 centímetros desde los orificios externos o narinas hacia atrás, hasta cerca de la altura de las orejas.
Armengot señala que en estos casos puede sangrar una o las dos fosas nasales aunque lo más habitual es que sangre solo una. En el caso de la hemorragia bilateral el origen es un proceso sistémico: un trastorno de la coagulación, una enfermedad hematológica o hepática grave, una enfermedad de Rendu-Osler, una hipertensión arterial o la toma de anticoagulantes o antiagregantes como el 'Sintrom' y la aspirina.
Aunque toda la mucosa nasal puede sangrar, la que sangra más frecuentemente es la parte anterior del tabique nasal (área de Kiesselbach) y en este caso la hemorragia suele ser leve y de escasa gravedad.
"Cuando la epistaxis procede de la parte posterior de la nariz, de la zona de la arteria esfenopalatina, la hemorragia es severa y puede ser grave. La sangre fluye tanto por la nariz como por la boca en cuanto el paciente inclina la cabeza hacia atrás", aclara Armengot.
Las causas de las hemorragias nasales son múltiples y el significado clínico variable aunque lo más habitual es que no tenga importancia y su origen pueda deberse a tocarse en exceso, la sequedad ambiental o la rinitis. Sin embargo, puede ser también la manifestación de una enfermedad grave: leucemia, tumor maligno o benigno de fosas nasales, enfermedad hepática o hipertensión arterial.
"Otros síntomas o signos acompañantes, la gravedad, repetición de la misma, así como la exploración clínica por especialista y otras pruebas diagnósticas nos llevarán al diagnóstico de la causa", señala el especialista.
Aunque en ocasiones se produce un "agrupamiento" de episodios en el tiempo, se desconoce a ciencia cierta la causa del mismo. "Los ambientes secos y fríos la favorecen", aclara Armengot que sin embargo advierte que su repetición obliga a una visita al otorrinolaringólogo para establecer las causas.
CUANDO SUCEDEN EN LOS MENORES
"En los niños son más frecuentas las epistaxis anteriores leves, muchas veces por hurgados nasales", aclara el especialista que apunta que sin embargo en los mayores son más frecuentes las epistaxis posteriores y severas. Aún así, las hemorragias nasales en los menores siempre requieren una revisión por el especialista, concluye Armengot.
En los más pequeños las causas pueden ser similares a lo que sucede en los adultos, aunque el hurgado nasal o una rinitis alérgica, que inflama y favorece el hurgado por el picor nasal propio de la alergia, son las causas más frecuentes.
Hay una forma muy poco frecuente que acontece casi exclusivamente en varones adolescentes y que produce epistaxis severas inicialmente unilaterales y luego bilaterales, además de obstrucción nasal. En estos casos es necesario descartar siempre un tumor característico denominado angiofibroma nasofaríngeo y requieren la concurrencia del otorrinolaringólogo.
CÓMO ACTUAR
El especialista señala que ante una hemorragia nasal se debe tapar la nariz presionando con los dedos, inclinar la cabeza hacia delante, esperar unos minutos y si no cede acudir a urgencias. Además, aconseja mantenerse sentado para no tragar sangre.
"Debe evitarse inclinar la cabeza hacia atrás o acostarse, ambos gestos hacen que traguemos la sangre y, además, impiden conocer si estamos o no sangrando. Mantener la calma es fundamental, evita que aumente la tensión arterial que nos haría sangrar más", aclara Armengot.
Una vez cortada la hemorragia y en las 24 horas siguientes hay que evitar hacer esfuerzos, no tomar fármacos con efecto anticoagulante o antiagregante como la aspirina y los sonados fuertes.
Si le hemorragia es repetitiva y/o se acompaña de cualquier otro síntoma o signo a nivel nasal o general (obstrucción nasal, mucosidad, dolor de cabeza, fiebre, cansancio, palidez de piel, manchas en la piel, sangrado de encías, etc.), se debe acudir siempre al médico.
"Puede ser un proceso banal o el signo de una grave enfermedad", acentúa Armengot. Las pruebas a realizar se adaptarán a la clínica: rinoscopia y endoscopia, análisis de sangre, TAC, resonancia nuclear magnética, arteriografía, etc.
Solo en los casos en los que haya alteraciones de la coagulación sanguínea se requieren fármacos para restaurar sus valores normales. También si es necesario bajar una hipertensión arterial o para tratar la enfermedad responsable de la epistaxis, pero una vez se ha establecido el diagnóstico.