NUEVA YORK, 17 Ago. (Reuters/EP) -
Investigadores de la Universidad Southern California, en Estados Unidos, han visto que los adolescentes cuyos padres o cuidadores son militares son más propensos a fumar, beber alcohol y llevar armas que el resto de jóvenes, al tiempo que también tienen más riesgo de sufrir algún tipo de acoso.
"Creemos que esto puede deberse en parte a la ausencia de sus progenitores o al estrés asociado a las misiones en las que en ocasiones participan sus padres", según ha destacado Kathrine Sullivan, autora del trabajo cuyos resultados publica la revista 'JAMA Pediatrics'.
Actualmente se estima que en Estados Unidos más de un millón de niños en edad escolar tienen actualmente a sus padres en el Ejército. E incluyendo a las familias con militares veteranos, la cifra asciende a más de cuatro millones de jóvenes.
Para este trabajo, el equipo analizó datos de una encuesta escolar realizada en 2013 a cerca de 690.000 estudiantes de escuelas públicas de California de séptimo a undécimo grado (de 12-13 años, a 16-17).
Alrededor del 8 por ciento de los niños encuestados tenían padres o cuidadores en el ejército. En general, algo más de la mitad eran de origen latino y un 21 por ciento eran de raza blanca, mientras que apenas había diferencias por sexos.
El análisis reveló como, en términos generales, más de la mitad de los estudiantes dijo haber sido víctima de algún episodio de violencia o acoso y aproximadamente uno de cada diez había llevado un arma a la escuela.
Sin embargo, los hijos de militares tenían más del doble de probabilidades de llevar un arma y un 81 por ciento más propensos a llevar un cuchillo. Y, al mismo tiempo, también tenían más riesgo de ser amenazados con un arma.
Asimismo, los jóvenes con padres en el Ejército también eran más propensos a tener miedo a sufrir alguna paliza, y eran más los que habían sufrido algún tipo de acoso escolar o cibernético.
MÁS PROPENSOS A FUMAR TABACO Y MARIHUANA
En lo que respecta al consumo de sustancias adictivas, los resultados también muestran como los hijos de militares eran entre un 45 a un 73 por ciento más propensos a fumar tabaco o marihuana, beber alcohol o abusar del consumo de medicamentos.
El problema, reconocen los autores, es que en el estudio no se incluían datos de la situación socioeconómica de las familias, lo que hace difícil saber hasta qué punto otros factores como el nivel de pobreza o la situación familiar podían influir en este comportamiento.
"El nivel socioeconómico es un factor importante, y creo que los niños de bajos ingresos o de hogares monoparentales necesitaróian más apoyo con independencia de que uno de sus padres esté en el Ejército", ha defendido Robert Frenk, antiguo militar que ahora trabaja como pediatra en el Hospital Infantil de Cincinnati y no participó en el estudio.