Qué es el hipospadias: una malformación poco frecuente entre los niños pero con grandes repercusiones

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Publicado: sábado, 8 enero 2022 8:01

   MADRID, 8 Ene. (EDIZIONES) -

   El hipospadias es una patología poco conocida pero de grandes repercusiones en la vida de los niños. Consiste en una malformación congénita del pene y de la uretra (conducto por el que pasa la orina desde la vejiga para salir del cuerpo) por la que su abertura se encuentra por debajo de su desembocadura habitual, no estando en el extremo del pene como es lo habitual.

   "Esto supone, en la mayoría de los casos, que el varón tiene que realizar la micción obligatoriamente sentado, no podrá eyacular dentro del vagina, y en muchos casos una repercusión estética importante", aclara en una entrevista con Infosalus el coordinador nacional de Urología Pediátrica de la Asociación Española de Urología y del Grupo Español de Urología Pediátrica, el doctor Agustín Serrano Durbá.

   Además, suele asociar un prepucio excesivo, irregular y completamente abierto en la parte anterior del pene, junto con una curvatura del pene que puede impedir las relaciones sexuales en la edad adulta, apostilla el también jefe de la sección de Urología Infantil del Hospital La Fe de Valencia y de la Unidad de Urología Infantil del Hospital Casa de Salud de Valencia.

   En la mayoría de los casos la causa es desconocida, según indica este especialista, al tiempo que mantiene que algunos casos son hereditarios, "aunque el hecho de que un niño tenga hipospadias no significa, ni mucho menos, que sus hijos vayan a tenerlo".

   Se ha demostrado, además, según prosigue, la influencia de los factores ambientales como los pesticidas en su desarrollo, si bien el doctor Serrano subraya que en nuestro país su uso está muy controlado y su influencia, por tanto, es "muy poco probable".

   Sin embargo, el médico especialista en Urología infantil reseña que cada vez encontramos más casos asociados a fecundaciones in vitro y a embarazos de riesgo tratados con progesterona, o en hijos de madres vegetarianas pues estas dietas son más ricas en hormonas femeninas (estrógenos), que pueden frenar el desarrollo de la uretra.

   "En contadas ocasiones, forman parte de lo que denominamos alteraciones de la diferenciación sexual, donde esta malformación aparece como consecuencia de una alteración en los cromosomas sexuales y suele asociar malformación de las gónadas y de los genitales internos", agrega el doctor.

¿CUÁLES PUEDEN SER SUS SÍNTOMAS?

   Así, el coordinador nacional de Urología Pediátrica de la Asociación Española de Urología subraya que la mayor parte de los casos se diagnostican por el pediatra en la primera exploración tras el parto. "No obstante, la precisión de los aparatos de ecografía prenatal ha hecho que a veces su diagnóstico pueda ya sospecharse intraútero", apunta.

   De todas formas, el doctor Serrano Durbá considera que no es necesario ser un experto para darse cuenta de que el niño presenta esta malformación, pues habitualmente es una alteración que salta a la vista. "Sin embargo, hay casos, los más leves, donde el prepucio está normalmente formado y al cubrir completamente al glande, no deja ver el meato uretral, con lo que su diagnóstico puede ser también más tardío", agrega.

TIPOS DE HIPOSPADIAS

   En cuanto a los tipos de hipospadias, el experto sostiene que existen muchos tipos o grados de hipospadias, desde aquellos en los que la uretra desemboca solamente uno o dos milímetros por debajo de su localización normal, y que por tanto, no suponen ningún problema ni precisan operarse, hasta aquellos casos en los que el orificio uretral o meato se sitúa por debajo de los testículos, resultando en consecuencia "un problema serio".

   "La mayoría de los hipospadias se localizan a nivel del pene, siendo los casos distales o medios mucho más frecuentes que los severos o proximales", afirma el miembro del Grupo Español de Urología Pediátrica.

REPERCUSIONES DE UN HIPOSPADIAS NO OPERADO

   El también jefe de la Unidad de Urología Infantil y Cirugía del Hipospadias del Hospital Casa de Salud de Valencia alerta en este sentido que un hipospadias no operado tiene serias repercusiones, sobre todo sexuales, reproductivas y psicológicas, si bien asegura que "el hipospadias corregido y sin secuelas no tiene por qué ser inconveniente para ninguna de estas facetas".

   "Dependiendo del tipo de hipospadias, y cuanto más abajo se localice el meato, necesitará de una cirugía más compleja e incluso, en ocasiones, esta reparación quirúrgica puede plantearse de entrada en varias operaciones y también cuanto más abajo, existe un mayor riesgo de complicaciones y posibles secuelas a largo plazo", añade.

   El diagnóstico se hace simplemente con la exploración física del pediatra o del urólogo infantil, y en los casos más severos el especialista puede solicitar también una ecografía para descartar malformaciones asociadas, o incluso estudios genéticos u hormonales.

   "El urólogo en la exploración también comprobará la localización correcta de los testículos, pues hasta el 10% de los casos asocian criptorquidia (o testículo oculto), así como la presencia de hidrocele (líquido alrededor del testículo) o hernia inguinal que pueden aparecer hasta en el 15% de los pacientes", subraya el doctor Serrano Durbá.

TRATAMIENTOS

   Con todo ello, el urólogo infantil indica que no existe un consenso en cuanto a la edad de la intervención, si bien es cierto que la tendencia es a operarlos a una edad cada vez más temprana. "Mi preferencia particular es realizar la cirugía a partir del año de vida, habitualmente entre el año y los tres años; una cirugía que puede realizarse tanto si el paciente lleva todavía pañal, como si no. Realizar la cirugía a mayor edad tampoco representa ningún problema", aclara.

   Entonces, ¿cuándo deben acudir los padres al urólogo infantil? El doctor mantiene que, aunque la cirugía no vaya a realizarse hasta el año de vida, lo ideal es que los padres acudan al especialista una vez hecho el diagnóstico o la sospecha por el pediatra. "No es una visita urgente, pero si servirá, como primera toma de contacto, para valorar de qué tipo de hipospadias se trata y si es necesario para solicitar más exploraciones e ir planificando la cirugía", considera.

   A su juicio, esta primera visita suele tranquilizar en gran medida a los padres, pues posiblemente no hayan oído hablar nunca de esta malformación, y saber cuáles van a ser los pasos a seguir hace enfrentarse al problema de su hijo y a la cirugía de manera diferente.

CIRUGÍA DE UN HIPOSPADIAS

   En cuanto a la cirugía, el miembro de la Asociación Española de Urología sostiene que la técnica de prolongación o de creación de la nueva uretra se denomina uretroplastia, existiendo para ello multitud de técnicas, dependiendo de la localización del meato y de lo larga que haya que hacer la nueva uretra: "Si esta ha de ser larga, se necesitarán injertos procedentes de la piel del pene, o incluso de otras partes de cuerpo, como suele ser la mucosa interior del labio o de la mejilla".

   Si además se asocia incurvación, será necesaria la corrección de la misma, así como de la piel del prepucio para mejorar su aspecto estético, prosigue el doctor Serrano. Se trata de técnicas complejas, en su opinión, y que, por tanto, requieren de "una alta experiencia" pues las complicaciones no son infrecuentes y pueden tener repercusiones futuras importantes.

   "Estas técnicas, debido a su meticulosidad y el calibre tan reducido de los tejidos y de las suturas que utilizamos las realizamos siempre con ayuda de lentes e instrumentos de magnificación, pero aun así, en casos seleccionados, para facilitar la cirugía pautamos previamente tratamientos a base de hormonas masculinas, lo cual proporciona cierto desarrollo del pene necesario para la operación", indica el jefe de la sección de Urología Infantil del Hospital La Fe de Valencia.

   Este especialista apunta finalmente a las complicaciones más habituales tras la cirugía: "Cuando realizamos un conducto con orina son la aparición de fístulas o de estenosis de la uretra. Las complicaciones son más probables cuando mayor es la longitud de la uretra creada y en ambos casos sería necesario pasar nuevamente por el quirófano".

   En última instancia, el miembro de la Unidad de Urología Infantil del Hospital Casa de Salud de Valencia reseña que siempre que se realiza o repara la uretra se necesita dejar esta en reposo mediante la colocación de una sonda uretral. "Dependiendo de la cirugía realizada habrá que mantenerla por lo general de 7 a 10 días, pero el paciente puede ser dado de alta llevando la sonda y acudir posteriormente a la consulta para su retirada", concluye.