MADRID, 15 Feb. (EUROPA PRESS) -
Cuando nos movemos por un camino o entre los productos en el supermercado, nuestros cerebros están constantemente tomando decisiones sobre el movimiento: ¿debo cruzar la calle ahora o en la intersección? o ¿debo coger la manzana roja o la verde? Cuando se presentan dos opciones, las neuronas motoras del cerebro preparan ambas posibilidades antes de decidir qué acción tomar, según revelan investigadores en un estudio publicado este martes en la revista 'Cell Reports'.
"El cerebro está traduciendo continuamente los objetivos visuales en acciones que pueden realizarse en esas metas", dice el coautor del estudio, Jason Gallivan, neurocientífico de la Universidad Queen en Ontario, Canadá. "Incluso fuera de la conciencia consciente, el sistema motor parece estar siempre funcionando en segundo plano, llegando a estas potenciales acciones", añade.
Por ejemplo, al imaginar un jugador hockey acelerando a través del hielo hacia la meta; a medida que el delantero se acerca, debe esquivar la defensa del otro equipo y encontrar una apertura para disparar el disco sobrepasando al portero. El delantero ve dos aperturas y en una fracción de segundo, las neuronas de la corteza motora del jugador de hockey se activan y codifican los comandos musculares necesarios para tomar ambos de los dos disparos posibles.
Ambos planes de ataque están preparados y listos para producirse. El delantero decide sobre un objetivo, pero de repente, uno de los defensas del otro equipo aparece de la nada, bloqueando el disparo; por lo que el sistema sensoriomotor del delantero cambia al plan B ya codificado y dispara.
"Como ya ha especificado estos dos planes en el cerebro, puede cambiar fácilmente e implementar cada uno más rápidamente si es necesario --argumenta Gallivan--. Esto hace que su tiempo de reacción sea más rápido, así que si el portero se moviera de un modo u otro, se pueda activar más rápidamente el plan alternativo".
HACE UN PROMEDIO ENTRE LOS CAMINOS HACIA EL OBJETIVO
Los neurocientíficos han debatido durante mucho tiempo qué sucede primero: la decisión sobre qué objetivo actuar o el plan de movimiento. Aunque estudios anteriores han demostrado activaciones para múltiples metas potenciales en las regiones sensoriomotoras del cerebro, esta actividad podría codificar las ubicaciones visuales de los objetivos o los planes motores necesarios para actuar sobre los objetivos. En una pista de hockey (y en la vida cotidiana), las decisiones motoras ocurren tan rápido que es muy difícil desentrañar estos dos procesos.
Sin embargo, Gallivan y sus colegas idearon una tarea que separaba los objetivos visuales de los movimientos necesarios para alcanzarlos. En el experimento, se pidió a 16 voluntarios que dirigieran un cursor hacia uno de los dos objetivos, pero tenían que iniciar el movimiento antes de averiguar cuáles de los dos objetivos tendrían que elegir. "Cuando se te obliga a lanzar una acción sin saber qué objetivo va a ser seleccionado, la gente simplemente realiza acciones que están justo en el medio, entre los objetivos", dice Gallivan. La cuestión era: ¿la corteza motora promedió la distancia entre los objetivos o dividió la diferencia entre dos potenciales planes de movimiento?
Sin saberlo los voluntarios, había una característica oculta crítica en la tarea. Al principio, la posición del cursor coincidía exactamente con la posición de la mano, pero con cada repetición de la tarea, el cursor se deslizaba un poco más fuera de sincronía con el controlador. Debido a que el cambio fue tan gradual y porque el controlador estaba tapado para que los voluntarios no pudieran ver su mano, la gente inconscientemente compensó en el desajuste del controlador-cursor alterando apropiadamente su movimiento de la mano. Al final del experimento, la diferencia entre la trayectoria de movimiento necesaria para alcanzar el objetivo y la trayectoria del cursor en la pantalla era de 30 grados.
Cuando los investigadores analizaron los datos, encontraron que los movimientos de las manos de los voluntarios "hacia el punto intermedio" eran el promedio de los caminos del movimiento necesarios para alcanzar los dos objetivos potenciales, no el promedio entre las dos posiciones de los objetivos en la pantalla. "La fiel relación entre los dos realmente nos sorprendió --dice Gallivan--. El comportamiento del promedio espacial no es estratégico o deliberado y no está vinculado a las ubicaciones del objetivo", añade.
Este hallazgo apoya la idea de que el cerebro percibe al mundo como una serie de posibles acciones y objetos con los que interactuar. Tener planes de respaldo inmediatamente disponibles probablemente tenga beneficios tangibles, pero los científicos todavía están investigando cuáles son esos beneficios. El laboratorio de Gallivan también planea hacer un seguimiento con los estudios de fMRI para ver cómo se ve la codificación motora en el cerebro.