MADRID, 23 Dic. (EDIZIONES) -
En un estudio a gran escala, un equipo de científicos dirigido por el Instituto Max Planck de Psicolingüística en Nijmegen (Países Bajos) ha descubierto que las variantes genéticas que aumentan la probabilidad de padecer dislexia estaban asociadas con diferencias en las áreas cerebrales involucradas en la coordinación motora, la visión y el lenguaje, tal y como se publica en 'Science Advances'.
Alrededor del 5% de los niños en edad escolar tienen graves dificultades para aprender a leer y/o deletrear, una afección conocida como dislexia. "La dislexia está parcialmente influida por los genes y es muy hereditaria", enfatiza la primera autora Sourena Soheili-Nezhad.
"Sin embargo, la dislexia es un rasgo complejo, que no se puede explicar por cambios en una sola región cerebral o un solo gen. Estudiar exactamente qué genes afectan a qué redes cerebrales puede ayudar a comprender cómo se desarrollan de manera diferente las funciones cognitivas en esta dificultad de aprendizaje", señala.
Para investigar cómo la contribución genética a la dislexia se relaciona con la estructura cerebral, Soheili-Nezhad y su equipo llevaron a cabo un estudio genético a gran escala. Los investigadores utilizaron datos de más de un millón de personas recopilados por la empresa 23andMe, que revelaron muchas variantes genéticas que aumentan la probabilidad de que una persona tenga dislexia.
A partir de una gran base de datos (el Biobanco del Reino Unido), los investigadores pudieron calcular "puntuaciones poligénicas" de dislexia para más de 30.000 adultos y relacionarlas con exploraciones cerebrales. Aunque no había información sobre qué personas tenían dislexia en la base de datos del Biobanco del Reino Unido, la predisposición genética a la dislexia variaba entre los adultos y podía vincularse a partes específicas del cerebro.
Una mayor probabilidad genética de padecer dislexia se asoció con un menor volumen en las áreas cerebrales involucradas en la coordinación del movimiento y el procesamiento de los sonidos del habla. Por el contrario, las variantes genéticas relacionadas con la dislexia se asociaron con un mayor volumen en la corteza visual.
Los investigadores también observaron diferencias en un haz de materia blanca en lo profundo del cerebro, llamado cápsula interna. En esta área del cerebro, la densidad de materia blanca se asoció con influencias genéticas no solo en la dislexia sino también en el logro educativo, la inteligencia fluida y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), rasgos que están correlacionados con la dislexia.
"Estos resultados son coherentes con la idea de que la dislexia es un rasgo complejo que puede implicar una combinación de procesos cognitivos alterados", explica Clyde Francks, autor principal del estudio. "Aunque nuestro estudio utilizó datos de adultos, algunos de los cambios cerebrales probablemente estén relacionados con un desarrollo alterado del cerebro durante las primeras etapas de la vida, por ejemplo en el feto o durante la infancia, que luego se mantienen estables a lo largo de la vida", afirma.
"Otros cambios podrían reflejar respuestas del cerebro a décadas de comportamiento alterado en personas con mayor predisposición genética a la dislexia. Por ejemplo, años de evitar la lectura en la vida personal y profesional podrían afectar al sistema visual del cerebro", añade.
En estudios futuros, los investigadores planean utilizar datos de niños o adolescentes en lugar de adultos, para estudiar más de cerca qué cambios cerebrales están involucrados en causar dislexia, en lugar de ser consecuencias posteriores de tener el rasgo. " Comprender la base cerebral de la dislexia también podría ayudar a lograr un diagnóstico más temprano y una intervención educativa en el futuro, con estrategias más específicas adaptadas a los perfiles de cada niño ", concluye Soheili-Nezhad.