Identifican el dispositivo de camuflaje de la clamidia

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Publicado: jueves, 15 septiembre 2022 7:03

MADRID 15 Sep. (EUROPA PRESS) -

La clamidia, la principal causa de las infecciones bacterianas de transmisión sexual, elude la detección y su eliminación dentro de las células humanas mediante un dispositivo de ocultación, pero ahora investigadores de la Universidad de Duke (Estados Unidos) han identificado el dispositivo que permite su camuflaje, según publican en la revista 'Cell Host & Microbe'.

Para entrar en la célula y reproducirse tranquilamente, muchas bacterias patógenas, incluida la 'Chlamydia', se camuflan en un trozo de la membrana de la célula, formando una burbuja intracelular que flota libremente llamada vacuola o, en el caso de la 'Chlamydia', una inclusión. La capa de 'Chlamydia' parece ser especialmente eficaz para evadir la inmunidad incorporada a la célula, permitiendo que la infección dure meses.

Un equipo de Duke dirigido por el estudiante de posgrado Stephen Walsh y el doctor Jrn Coers, profesor asociado de genética molecular y microbiología en la Facultad de Medicina de Duke, quería saber cómo funcionaba el camuflaje.

"Sabíamos que existía la posibilidad de matar a la clamidia, pero cuando hicimos experimentos con la forma adaptada al ser humano, la 'Chlamydia trachomatis', ésta crecía muy bien en los cultivos de células humanas", explica Coers. Incluso después de que los científicos utilizaran un estimulante inmunológico para alertar a los sistemas de defensa de las células de la presencia de Chlamydia, no ocurrió nada. "Dijimos: ahí está el patógeno. Nuestro sistema de defensa debería verlo. ¿Por qué no lo ve?", recuerda.

Volvieron a realizar sus experimentos utilizando una versión adaptada al ratón de la bacteria clamidia en células humanas para ver cómo respondía el sistema inmunitario de la célula a un patógeno no humano.

"Los humanos no se contagian de la 'Chlamydia' del ratón porque ésta evolucionó con los ratones y la 'Chlamydia' humana evolucionó con los humanos --explica Coers--. Así que existe esta adaptación realmente afinada que ha sufrido el patógeno". La versión de ratón de la inclusión bacteriana fue fácilmente identificada y etiquetada para su destrucción en células humanas.

"La 'Chlamydia trachomatis' es muy buena para evadir nuestras respuestas humanas --añade--. Sigue causando una enfermedad inflamatoria, pero es una enfermedad muy lenta".

Esta carrera armamentística evolutiva entre el sistema inmunitario y el patógeno lleva millones de años. "Las clamidias adaptadas a los ratones y a los humanos tienen un ancestro común --apunta Coers--. Sin embargo, este ancestro común puede remontarse a la época en que los humanos y los roedores básicamente se separaron el uno del otro. Es mucho tiempo para que la bacteria afine realmente sus interacciones con su especie huésped".

En colaboración con sus colegas de la MGM de Duke, Raphael Valdivia y Robert Bastidas, los investigadores llevaron a cabo un amplio cribado genético de Chlamydia que identificó una proteína, GarD (determinante de resistencia gamma), que parecía bloquear la capacidad de la célula huésped de marcar una inclusión de 'Chlamydia' para su destrucción por el sistema inmunitario.

La mutación de sus genes GarD dejaba a las bacterias vulnerables. "GarD es el factor de ocultación", explica Coers. En concreto, GarD interfiere con la capacidad de una proteína de señalización gigante llamada RNF213 o misterina para detectar pequeños trozos de moléculas bacterianas que sobresalen de la cáscara de la inclusión. "RNF213 es básicamente los ojos del sistema inmunitario", afirma. Al haber cegado a la misterina de esta manera, la señal para la señalización y destrucción inmunitaria nunca se inicia.

El interior de una célula está plagado de estas pequeñas burbujas de vacuolas cubiertas de membrana; la mayoría son amigas, pero algunas, como la inclusión de 'Chlamydia', son enemigas.

"Hay muchos tipos diferentes de membranas y vacuolas que viven en el interior de una célula --explica Coers--. ¿Cómo es capaz el sistema inmunitario de encontrar la rara vacuola que contiene un patógeno? En el caso de la clamidia, realmente no tenemos la respuesta a esa pregunta. Pero sea lo que sea, creemos que esta enzima (la misterina) la ve".

Desgraciadamente, eso es todo lo que se sabe de esta historia por ahora, lamenta Coers. Se trata de una nueva y gran visión de una infección perniciosa, pero a varios pasos de distancia de una terapia. Los investigadores todavía tienen que averiguar cómo la misterina ve esas moléculas bacterianas en primer lugar y cómo GarD ciega a la mysterina.

"Si se pudiera encontrar un mecanismo para desactivar GarD, entonces se podría convertir la 'Chlamydia' humana en 'Chlamydia' de ratón --asegura Coers--. Eso nos permitiría aprovechar los poderes de nuestro propio sistema inmunitario para eliminar la infección".

Las nuevas infecciones por clamidia suelen ser asintomáticas durante meses o incluso años, mientras que son transmisibles por contacto sexual. Con el tiempo, una infección no tratada puede provocar una enfermedad inflamatoria pélvica, un embarazo ectópico y la infertilidad