BARCELONA 28 May. (EUROPA PRESS) -
Una investigación interdisciplinar de la Universitat de Barcelona (UB) ha identificado dos potenciales candidatos para tratar el Alzhéimer: se trata de dos moléculas marinas, la meridianina y la lignarenona B, capaces de alterar la actividad de GSK3B, una proteína asociada a diversas enfermedades neurodegenerativas.
Según un comunicado este jueves, los investigadores han utilizado técnicas biocomputacionales para detectar estos compuestos desconocidos hasta ahora, que posteriormente han sido validados con experimentos en cultivos de células neuronales de ratón.
"PROMETEDOR PUNTO DE PARTIDA"
Estos resultados permitirán comprender mejor el funcionamiento de la molécula GSK3B y constituyen un "prometedor punto de partida" para el desarrollo de nuevos medicamentos contra el Alzhéimer.
El trabajo, publicado en la revista 'Biomolecules', es el resultado de la colaboración de dos equipos de investigación de la UB con la participación de Laura Llorach Pares y Conxita vila, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio), y Ened Rodríguez, Albert Giralt y Jordi Alberch, de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud y del Instituto de Neurociencias de la UB (UBNeuro), entre otros.
GSK3B es una proteína muy abundante en el cerebro, con un papel importante en el desarrollo del Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas, ya que los cambios en su actividad afectan negativamente a las señales sinápticas básicas para el aprendizaje y la memoria, e incluso llegan a interrumpirlas.
Por ese motivo, en los últimos años se han hecho grandes esfuerzos para diseñar inhibidores de GSK3B, aunque hasta ahora no han llegado a buen término; de hecho la GSK3B ha sido desde sus inicios una molécula muy apreciada para el tratamiento del Alzheimer, pero los ensayos clínicos con todos los potenciales inhibidores han causado tantos efectos secundarios, que han resultado ser "una gran decepción".
Aunque se sigue "muy lejos" de cualquier aplicación clínica, las moléculas descritas tienen el potencial de sobreponerse a las limitaciones de otros fármacos inhibidores, explica el también miembro del Idibaps y el Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED), Albert Giralt.