MADRID, 5 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un estudio en pacientes con COVID-19 ha revelado un vínculo adicional entre el sistema inmunitario y los coágulos sanguíneos, lo que podría mejorar el tratamiento tras la formación de coágulos.
Se cree que los coágulos sanguíneos se producen hasta en un tercio de los pacientes hospitalizados por COVID-19. En muchos casos, estos coágulos pueden ser mortales, como las embolias pulmonares (coágulos de sangre que se desplazan a los pulmones). De hecho, en casi un tercio de los pacientes con COVID-19, estos coágulos provocaron la muerte.
Se cree que una respuesta inmunitaria anómala es la principal causa de la COVID-19 grave. Una proteína, denominada receptor soluble del activador del plasminógeno de la uroquinasa, o suPAR, circula en la sangre y se origina en las células inmunitarias, y se ha demostrado que desempeña un papel importante en las complicaciones de la COVID-19.
Esta investigación, publicada en la revista científica 'Journal of the American Heart Association', sugiere que los niveles de suPAR en pacientes hospitalizados por COVID-19 están asociados a tromboembolismo venoso, incluida la embolia pulmonar, independientemente de un marcador de formación de coágulos sanguíneos llamado dímero D.
"Tradicionalmente, los médicos utilizan el dímero D, un producto de descomposición de los coágulos sanguíneos, para evaluar la actividad de la ETV. Sin embargo, este marcador ha demostrado ser menos predictivo en la COVID-19, ya que la formación de coágulos sanguíneos está causada en gran parte por una respuesta inmunitaria singularmente anormal al virus", explica uno de los líderes del trabajo, Shengyuan Luo.
Por ello, los autores concibieron que la combinación de suPAR, un marcador del sistema inmunitario, y el dímero D podría mejorar la fiabilidad a la hora de determinar quién tiene un riesgo alto o bajo de formación de coágulos sanguíneos entre los pacientes hospitalizados por COVID-19.
"Incluso antes de la pandemia, antes de la COVID-19, teníamos esta idea sobre suPAR. Veíamos que los niveles del marcador suPAR eran el factor de riesgo más fuerte para los malos resultados en otras infecciones virales y en las enfermedades cardíacas y renales", detalla el primer autor del estudio, Salim Hayek, director médico de las Clínicas del Centro Cardiovascular Frankel de la Universidad de Michigan (Estados Unidos).
Cuando los investigadores descubrieron la gravedad de la formación de coágulos sanguíneos en los pacientes de COVID-19 al principio de la pandemia, recurrieron a suPAR para obtener más información. Estudios anteriores mostraron que los niveles de suPAR eran de tres a cinco veces más altos en los pacientes de COVID-19 y a menudo se asociaban con complicaciones de la enfermedad.
"Anteriormente habíamos demostrado que los pacientes con niveles elevados de suPAR tienen un riesgo mucho mayor de muerte, lesión renal, insuficiencia respiratoria que necesita ventilación mecánica y, ahora, tromboembolismo venoso", señala Hayek.
RESULTADOS DEL ESTUDIO
En el estudio, los investigadores recopilaron datos de 1.960 adultos que fueron hospitalizados por COVID-19 y a los que se les midieron los niveles de suPAR en el momento del ingreso en el hospital. Todos los pacientes fueron monitorizados hasta que fueron dados de alta o, en algunos casos, hasta su muerte.
Los atributos importantes de los pacientes en este estudio fueron: edad, sexo, raza e índice de masa corporal. Otras condiciones médicas evaluadas en el momento del ingreso fueron: diabetes, hipertensión, insuficiencia cardíaca congestiva, accidente cerebrovascular y otras enfermedades cardiológicas e inflamatorias críticas.
Los investigadores midieron los niveles de dímero D y suPAR durante un periodo de 30 días de hospitalización de los pacientes y diagnosticaron la TEV (trombosis venosa profunda y embolia pulmonar) mediante ecografías de las extremidades inferiores y escáneres de los pulmones.
Los resultados mostraron que la TEV se produjo en 163 pacientes, y de ellos, 65 desarrollaron trombosis venosa profunda, 88 pacientes desarrollaron una embolia pulmonar y 10 pacientes desarrollaron ambas. Los pacientes que desarrollaron coágulos tenían niveles de suPAR casi un 50 por ciento más altos que los que no desarrollaron coágulos. Y, cuando los niveles de suPAR se combinaron con el dímero D, los investigadores pudieron clasificar al 41 por ciento de los participantes en el estudio como de bajo riesgo de aparición de TEV.
"Existe una modesta correlación positiva entre los niveles de suPAR y de dímero D; ambos tienden a tender en la misma dirección", apunta el doctor Hayek.
Ahora que se ha establecido la relación entre los niveles de suPAR y la formación de coágulos, los médicos podrían evaluar quiénes tienen un riesgo alto o bajo, lo que les ayudará a decidir qué terapias utilizar para tratarlos. Por ejemplo, alguien con alto riesgo podría recibir medicamentos antes de la formación de coágulos.