MADRID, 26 May. (EUROPA PRESS) -
Un equipo internacional que incluye científicos de la Escuela de Medicina Albert Einstein de la Universidad de Yeshiva y el Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de Estados Unidos (USAMRIID, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, ha identificado el "cierre" molecular que el mortal virus de ébola debe forzar para poder entrar en las células. El descubrimiento, realizado en ratones y publicado en la edición digital de este martes de 'mBio', sugiere que los fármacos que bloquean la entrada a este cierre podrían proteger contra la infección del ébola.
VIRUS DE ÉBOLA
Los investigadores encontraron que el virus de ébola no puede infectar a las células a menos que se una primero a una proteína llamada anfitrión de Niemann-Pick C1 (NPC1) en los compartimentos de la membrana llamados lisosomas en la profundidad dentro de las células. "Nuestro estudio revela que NPC1 es un 'talón de Aquiles' para la infección por el virus de ébola", explica el co-líder del estudio Kartik Chandran, profesor asociado de Microbiología e Inmunología en el Departamento de Virología de Einstein.
RESISTENCIA A LA INFECCIÓN DEL ÉBOLA
"Ratones que carecen de ambas copias del gen NPC1 y, por lo tanto, carecen de la proteína NPC1, eran completamente resistentes a la infección", afirma este experto. Los otros co-líderes del estudio son Steven Walkley, profesor de Patología en el Departamento de Neurociencia y el Departamento de Neurología de Einstein, y John M. Dye, jefe de Inmunología Viral del Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de Estados Unidos.
El virus de ébola se une a la membrana externa de la célula huésped y una parte de la membrana de la célula huésped luego rodea el virus y la pellizca, creando un endosoma, una burbuja unida a la membrana dentro de la célula. Los endosomas llevan polizones virales profundamente dentro de la célula y finalmente maduran en los lisosomas, diminutas estructuras llenas de enzimas que digieren y reciclan los componentes celulares.
Los virus cautivos en el lisosoma se las arreglan para escapar de la destrucción mediante la explotación de componentes de la célula para conseguir entrar al citoplasma, la sustancia entre la membrana celular y el núcleo donde el virus puede replicarse. Pero las identidades de muchos de estos componentes han permanecido desconocidas.
PROTEINA NPC1
En un estudio anterior, los investigadores de Einstein y USAMRIID, junto con sus colegas del Instituto del Cáncer de Holanda y la Escuela Médica de Harvard, Estados Unidos, encontraron evidencia, en cultivo de tejidos, de que el ébola se aprovecha de la proteína NPC1 para entrar en el citoplasma de la célula. NPC1 está incrustado dentro de las membranas celulares, donde ayuda a transportar el colesterol dentro de la célula. Las personas que carecen de NPC1 por mutaciones genéticas desarrollan un trastorno neurodegenerativo fatal llamado enfermedad de Niemann-Pick, en el que el colesterol tapa las células y eventualmente mueren.
El estudio animal actual iba dirigido a confirmar si NPC1 es esencial para la infectividad del ébola. Los investigadores infectaron tanto a ratones "tipo salvaje" (que tienen dos copias intactas del gen NPC1) como "ratones bloqueados" (que carecen de ambas copias del gen) con el virus de ébola. "Mientras que los ratones de tipo salvaje sucumbieron a la infección, los ratones modificados genéticamente estaban totalmente libres de la replicación del virus y completamente protegidos contra la enfermedad", afirma el doctor Walkley.
A pesar de que este tratamiento en humanos también bloquea la vía de transporte de colesterol, el coprimer autor del estudio Andrew S. Herbert, investigador senior científico en Inmunología Viral en USAMRIID, señala que " los pacientes serían capaces de tolerar el tratamiento, algp que sería necesario para un corto tiempo".
Los ratones que tienen sólo una copia funcional de NPC1 y, por lo tanto, poseen la mitad del complemento normal de receptores NPC1 resultaron sustancialmente pero no totalmente resistentes a la infección del ébola. "Esto sugiere que los fármacos que interfieren con la interacción del ébola con NPC1 -incluso si algunos virus de ébola son capaces de entrar en las células-- probablemente aún podrían proporcionar algún beneficio de la infección letal", destaca Dye.
"Lo ideal sería que la investigación futura en los seres humanos, con base en estos hallazgos, conduzca al desarrollo de medicamentos antivirales que pueden orientar eficazmente NPC1 y prevenir la infección no sólo por el ébola, sino también por otros filovirus altamente virulentos, que también requieren de NPC1 como un receptor", concluye Chandran.