MADRID, 27 Sep. (EUROPA PRESS) -
Una nueva investigación ha encontrado que las personas con esquizofrenia tienen una propensión genética a fumar y un riesgo genético reducido de obesidad, según publican su autores en 'The American Journal of Psychiatry'.
El estudio reveló un solapamiento genético entre la esquizofrenia y los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV), en particular el índice de masa corporal (IMC) y el tabaquismo. Los resultados ponen de relieve la importancia de los factores ambientales en el desarrollo de la obesidad y otras comorbilidades de las ECV.
La esquizofrenia está asociada a un mayor riesgo de ECV y este estudio pretendía comprender mejor el solapamiento genético entre ambas. El equipo de investigación, dirigido por la doctora Linn Rodevand, del Centro Noruego de Investigación de Trastornos Mentales de la Universidad de Oslo, analizó los resultados de un reciente estudio de asociación del genoma completo (GWAS) para estimar el número de variantes genéticas compartidas e identificar localizaciones específicas compartidas.
Se halló un amplio solapamiento genético entre la esquizofrenia y los factores de riesgo de ECV, en particular el inicio del tabaquismo y el IMC. También se hallaron varias localizaciones específicas compartidas entre la esquizofrenia y la relación cintura-cadera, la presión arterial sistólica y diastólica, la diabetes tipo 2, los lípidos y la enfermedad coronaria.
El solapamiento genético entre la esquizofrenia y el hábito de fumar significa que las personas con esquizofrenia pueden verse más afectadas por las propiedades adictivas de la nicotina, señalan los autores.
"En particular, los pacientes con esquizofrenia experimentan mayores efectos reforzadores de la nicotina y síntomas de abstinencia más graves durante la abstinencia --explican--. Fumar puede representar una forma de automedicación ya que consumir tabaco en personas con esquizofrenia puede implicar, hasta cierto punto, un intento de compensar la disfunción genéticamente determinada de los nAChR".
En consonancia con pruebas anteriores de una mayor prevalencia de un IMC bajo antes de la aparición de la esquizofrenia, los resultados del estudio también indican que las personas con esquizofrenia están genéticamente predispuestas a un IMC más bajo.
Sin embargo, la obesidad también es más común en los individuos con esquizofrenia que en los de la población general. Los hallazgos indican que otros factores, además de las variantes genéticas comunes, desempeñan un papel importante en el aumento de peso en la esquizofrenia, incluidos los efectos adversos de los antipsicóticos y los síntomas, la depresión y los retos socioeconómicos que contribuyen a estilos de vida poco saludables.
Además, es probable que los factores genéticos desempeñen un papel importante en el aumento de peso inducido por los antipsicóticos.
Las localizaciones superpuestas entre la esquizofrenia y los lípidos, la presión arterial, la relación cintura-cadera, la diabetes de tipo 2 y la enfermedad coronaria tenían direcciones de efecto mixtas.
Esto significa que la mitad de las variantes genéticas que influyen en la esquizofrenia se asociaron con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, mientras que la otra mitad se asoció con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular.
Ello puede sugerir que los subgrupos de personas con esquizofrenia varían en su vulnerabilidad genética a la ECV, lo que puede subyacer a algunas de las diferencias en la comorbilidad de ECV, según los autores.