MADRID, 27 Feb. (EUROPA PRESS) -
El impacto que las olas de calor tienen sobre la salud de la población viene determinado por numerosos factores que van más allá de los valores que alcance la temperatura máxima diaria, es decir, de la intensidad de la ola de calor, según una investigación de la Unidad de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
El estudio, que incide en la relevancia de valorar diferentes elementos en el manejo de olas de calor desde el punto de vista de la salud, señala que además de las temperaturas y su intensidad influyen también aspectos socioeconómicos, características demográficas, vulnerabilidad social, vivienda, infraestructuras urbanas y zonas verdes, entre otras cuestiones.
Así, se muestra que la definición de ola de calor es diferente si se aplica desde el punto de vista de la salud, con su posible impacto en la mortalidad, que si se aplica desde el nivel meteorológico, ya que se trata de conceptos distintos basados en diferentes factores.
Mientras la definición meteorológica de ola de calor se basa en series climatológicas basadas en percentiles de temperatura, duración e intensidad, la definición en salud relacionada con la mortalidad asociada es más amplia: incluye igualmente las temperaturas registradas y su intensidad, pero también otras cuestiones como las características demográficas de la población, el nivel de renta, los aspectos socioeconómicos, la vulnerabilidad social, la calidad de la vivienda, las infraestructuras urbanas y la existencia o no de zonas verdes, entre otras.
El estudio explica también que la heterogeneidad de los percentiles en las temperaturas de ola de calor en salud, como su diferente evolución temporal, depende en buena medida de la incidencia que los factores locales tienen en la mortalidad asociada.
Por ello, sugiere tener en cuenta los citados factores y utilizar escalas inferiores a las provinciales en la valoración de la activación de planes de prevención por altas temperaturas, lo que podría ayudar a disminuir la mortalidad atribuible a las olas de calor y adecuar el número de alertas según la exposición real de la población.
En definitiva, el trabajo concluye que la temperatura a partir de la cual se define una ola de calor desde el punto de vista de la salud no debería basarse únicamente en un percentil fijo para todos los lugares de un ámbito geográfico. Una definición de ola de calor en salud que incluya todos los factores citados anteriormente puede suponer un apoyo importante en la determinación y activación de planes de prevención asociados a altas temperaturas.
El trabajo se ha llevado a cabo desde la Unidad de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano de la Escuela Nacional de Sanidad del ISCIII, y sus autores son Cristina Linares, Julio Díaz, José Antonio López-Bueno y Miguel Ángel Navas-Martín.