MADRID, 20 Jul. (EUROPA PRESS) -
La falta de secuenciación de las variantes del SARS-CoV-2 por parte de Estados Unidos y otros países está poniendo en peligro la respuesta mundial a la pandemia de COVID-19, afirma Dana Crawford, de la Universidad Case Western Reserve, en un nuevo punto de vista publicado el 15 de julio en la revista 'PLOS Genetics'.
La vigilancia es esencial para responder con éxito y rapidez a los brotes de enfermedades, pero la vigilancia de la salud pública se ha centrado tradicionalmente en el seguimiento del número de casos, las hospitalizaciones y las muertes.
Según señalan los investigadores, los avances en la secuenciación del genoma nos permiten ahora seguir la variación genética de los virus en evolución con un detalle sin precedentes. Sin embargo, a pesar de la disponibilidad de la secuenciación en varios países, la adopción de la genómica como estrategia de vigilancia del virus SARS-CoV-2, causante del COVID-19, ha sido lenta, difícil e inconsistente.
En este sentido, Crawford señala que, a principios de abril de 2021, Estados Unidos ocupaba el puesto 33 del mundo en la secuenciación del SARS-CoV-2 para la vigilancia de variantes. Dice que, históricamente, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) no han dado prioridad a la investigación genómica para la salud pública, y este sesgo ha creado un vacío en nuestra comprensión de la evolución en tiempo real del SARS-CoV-2 y el impacto en la transmisión y la gravedad de la enfermedad.
Crawford cita como causas de los inadecuados esfuerzos de secuenciación la insuficiencia de fondos, la falta de un sistema eficaz de seguimiento de las muestras y la estricta normativa sobre el intercambio de muestras y datos. Sin embargo, otros países, como China y el Reino Unido, han superado con éxito estos retos.
Los CDC han destinado recientemente más de 200 millones de dólares (unos 170 millones de euros) a mejorar la secuenciación, pero Crawford señala que esta inversión tardía significa que los Estados Unidos carecen de una base de datos organizada con la información de los pacientes para los estudios de COVID-19.
Advierte de que las inversiones en genómica del SRAS-CoV-2 deben continuar y ampliarse, ya que es probable que surjan nuevas variantes debido a la variabilidad de las tasas de vacunación y el cumplimiento de las precauciones del COVID-19 en todo el mundo.
Dado que el SARS-CoV-2 es una nueva enfermedad zoonótica sin infecciones humanas previas, Crawford sostiene que la secuenciación y el análisis son vitales para comprender tanto la trayectoria del brote como su evolución. También son muy necesarias disposiciones para vincular los datos genéticos con las fuentes de datos clínicos y epidemiológicos para la investigación en salud pública.
Por último, concluye que siguen siendo necesarios los esfuerzos internacionales de secuenciación para comprender y responder a este virus en continua evolución que no conoce fronteras internacionales.
"El control del COVID-19 requiere datos genómicos y de salud pública casi en tiempo real para seguir la evolución del SARS-CoV-2 y cómo esta evolución afecta a la transmisión y a la gravedad de la enfermedad --añade Crawford--. Los esfuerzos de secuenciación en EE.UU. y en el mundo han sido demasiado escasos y desarticulados, lo que subraya la necesidad de comprometerse con la genómica humana e integrar sus tecnologías en las respuestas de salud pública a las enfermedades infecciosas emergentes".