MADRID, 26 Feb. (EDIZIONES) -
Según una nueva investigación publicada en las 'Quality of Care and Outcomes Research Scientific Sessions' (o 'Sesiones Científicas sobre Investigación de Resultados y Calidad de la Atención') de la Asociación Americana del Corazón, un año después de sufrir un ataque al corazón, las mujeres eran más propensas a empeorar en las funciones físicas, en las funciones mentales, tenían una menor calidad de vida, y un mayor dolor torácico.
"De forma tradicional, existe una falta de reconocimiento de los síntomas, ausencia de percepción de riesgo y de barreras en el autocuidado de las mujeres, y por eso creamos el Movimiento Corazón de Mujer, para visibilizar las diferencias que existen en la sintomatología, en los factores de riesgo, e incluso en la manifestación de accidentes cardiovasculares, como el infarto, donde los signos son diferentes entre las mujeres y los hombres", asegura en una entrevista con Europa Press Infosalus la cardióloga Leticia Fernández-Friera, impulsora de esta iniciativa, y fundadora de ATRIA Clinic.
Eso sí, subraya que, por lo general, las mujeres tienen una mayor tolerancia al dolor o lo interpretan de manera diferente, lo que hace que muchas veces retrasen la consulta. De hecho, dice que se sabe que las mujeres tardan una media de 30 minutos más en acudir a un hospital cuando sufren un infarto.
"Como los infartos eran tradicionalmente enfermedades masculinas existe una falta de conciencia, tanto en al ámbito general como en el sanitario, de que una mujer puede estar sufriendo un infarto; lo que lleva a retrasos en el diagnóstico y en el tratamiento, dando lugar a peores resultados", agrega.
Entre las razones por las cuales las mujeres tienden a recibir un diagnóstico menos favorable tras sufrir un infarto considera que tampoco hay que olvidar que, habitualmente, las mujeres tienden a priorizar las necesidades de su familia sobre su propia salud, lo que puede retrasar la búsqueda de atención médica; aparte de que cree importante señalar que hay poca investigación cardiovascular centrada en la mujer.
EL CORAZÓN A PARTIR DE LA MENOPAUSIA
A partir de la menopausia es una etapa en la vida de la mujer que implica una serie de cambios hormonales, sobre todo a nivel de estrógenos, que afectan al corazón, tal y como explica la doctora Fernández-Friera: "Los estrógenos son las hormonas que cumplen un papel protector de la salud cardiovascular y que protegen a la mujer durante su etapa fértil, pero que disminuyen de forma significativa al llegar al climaterio. El descenso de estrógenos, junto con la alteración de la progesterona, incrementa el riesgo de cardiopatía isquémica y de otras enfermedades cardiovasculares en la mujer".
A su vez, advierte de que la presión arterial se ve alterada debido a que se pierde el efecto vasodilatador del estrógeno, lo que puede conducir a la hipertensión. Igualmente, sostiene que suele haber cambios en el perfil lipídico, y que cambia el metabolismo de la glucosa, incrementando el riesgo de diabetes. "Puede haber también un aumento en el peso corporal que contribuya al sobrepeso u obesidad. Por otro lado, también se reduce el efecto anticoagulante natural de los estrógenos incrementándose el riesgo de coágulos sanguíneos y, como consecuencia, de ataques cardíacos y d eaccidentes cerebrovasculares", alerta esta especialista.
Previo a la menopausia, indica que estos estrógenos ayudan a mantener un perfil lipídico saludable, aumentando el colesterol HDL (bueno), y reduciendo el LDL (malo), lo que previene la acumulación de placas en las arterias.
Igualmente, recuerda esta cardióloga que los estrógenos favorecen la vasodilatación, reduciendo la presión arterial y mejorando el flujo sanguíneo. "También tienen efectos antiinflamatorios y protegen el endotelio de los vasos sanguíneos; lo que contribuye a la prevención de la aterosclerosis. Sin embargo, tras la menopausia, la caída de estrógenos aumenta el riesgo de hipertensión, de dislipidemia, y de arterioesclerosis, elevando la probabilidad de enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, es crucial adoptar un estilo de vida activo y saludable que, a su vez, esté combinado con tratamientos efectivos cuando sean necesarios", sentencia Fernández-Friera.
SÍNTOMAS DE INFARTO EN LA MUJER Y EN EL HOMBRE
Con ello, pedimos a esta especialista en Cardiología que explica cómo son los síntomas de un infarto en el hombre y en la mujer, ya que éstas pueden presentar síntomas más atípicos y menos evidentes: "Mientras que los síntomas clásicos del infarto incluyen dolor, opresión, o incomodidad en el pecho, irradiado al brazo izquierdo, que dura más de unos minutos o desaparece y vuelve, y el dolor se suele desencadenar en el esfuerzo; en las mujeres estos síntomas no siempre son tan intensos, ni tan perceptibles".
Concreta que las mujeres pueden experimentar molestias como dolor en el cuello, en la mandíbula, en los hombros, o en el abdomen, además de presentar dificultad para respirar, dolor en uno o ambos brazos, nauseas o vómitos, así como sudoración y mareos, o fatiga inusual; "estos síntomas son más vagos y difíciles de identificar", mantiene.
Resalta así que esta diferencia en la presentación, junto con la falta de percepción de riesgo de la mujer, puede llevar a retrasos en el diagnóstico y en el tratamiento, lo que puede ocasionar un mayor daño cardiaco.
Tal y como reconoce, es conocido igualmente que las mujeres pueden tener daño en las arterias de menor tamaño del corazón (microcirculación), lo que puede no causar obstrucción en las arterias principales, pero sí afectar a la función cardíaca, lo que podría explicar la diferencia en la forma en que se perciben y manifiestan los síntomas en comparación con los hombres.
CUIDADO CON EL ESTRÉS EN LA MUJER
Por otro lado, y en comparación con los hombres, dice que el estrés emocional en la mujer puede desempeñar un papel significativo en el desencadenamiento de los síntomas del infarto, como por ejemplo en la miocardiopatía de estrés o Tako-tsubo.
Por ello, incide la cardióloga Leticia Fernández-Friera en que las mujeres deben estar especialmente atentas a los síntomas mencionados anteriormente, saber que un infarto puede presentarse de manera diferente en cada persona, y ante cualquier sospecha de problema cardíaco, acudir a los profesionales de la salud para descartar que se esté sufriendo un infarto y recibir el tratamiento necesario de inmediato para mejorar el pronóstico de la enfermedad.
LOS CONSEJOS PARA QUE UNA MUJER CUIDE DE SU CORAZÓN
Con todo ello, esta doctora destaca que cuidar de nuestro corazón debe ser una prioridad desde jóvenes, pues cuanto antes tomemos medidas preventivas, mejor estaremos a lo largo de nuestra vida. "Los hábitos saludables adoptados en edades tempranas tienen un impacto duradero en la salud cardiovascular. Es de gran importancia seguir una dieta equilibrada rica en frutas y en verduras, así como baja en grasas saturadas y en azúcares. Practicar ejercicio de forma regular mejora la circulación y la salud del corazón, y ayuda a reducir el estrés y a mantener un peso saludable", añade.
Pero también lo es el controlar el estrés. Sostiene que a través de distintos métodos de relajación puede ser muy efectivo para reducir el impacto negativo del estrés crónico en el corazón.
Habla a su vez de evitar los tóxicos, como el alcohol y el tabaco, "esencial para proteger nuestras arterias y mantener la presión arterial bajo control"; al mismo tiempo que procurar un correcto descanso, dado que ayuda a reducir la presión arterial, y mejora la función cardíaca.
Se recomienda también acudir a revisiones periódicas con el cardiólogo, sobre todo a partir de los 45 años, como recomiendan todas las guías europeas: "De esta manera, se podrá conocer el estado de nuestro corazón y de nuestras arterias, e identificar la presencia de factores de riesgo para adelantarnos a los síntomas y prevenir enfermedades, así como un infarto o ictus".