La infección por COVID-19 aumenta el riesgo de diabetes

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Archivo - Diabetes, mujer - VGAJIC/ ISTOCK - Archivo
Publicado: miércoles, 15 febrero 2023 8:06

MADRID 15 Feb. (EUROPA PRESS) -

Los investigadores del Instituto del Corazón Smidt del Cedars-Sinai, en Estados Unidos, han confirmado que las personas que han tenido COVID-19 tienen un mayor riesgo de diabetes de nueva aparición, el factor que más contribuye a las enfermedades cardiovasculares, según publican en la revista 'JAMA Network Open'.

"Nuestros resultados verifican que el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2 tras una infección por COVID-19 no era sólo una observación temprana sino, de hecho, un riesgo real que, por desgracia, ha persistido durante la era ómicron", afirma el doctor Alan Kwan, primer autor del estudio y médico cardiovascular del Instituto del Corazón Smidt del Cedars-Sinai.

Según Kwan, esta tendencia es preocupante porque la mayoría de los estadounidenses acabarán contrayendo una infección por COVID-19. "Este estudio de investigación nos ayuda a comprender y a prepararnos mejor para la era del riesgo cardiovascular posterior a la infección por COVID-19", señala Kwan.

Los resultados también sugieren que el riesgo de diabetes de tipo 2 parece menor en las personas que ya estaban vacunadas contra el COVID-19 en el momento en que se infectaron.

Para determinar el aumento de las tasas de diabetes, los investigadores evaluaron los historiales médicos de 23.709 pacientes adultos que tenían al menos una infección documentada por COVID-19 y fueron tratados en el Sistema de Salud Cedars-Sinai de Los Ángeles entre 2020 y 2022. El paciente promedio tenía 47 años, y el 54% de los sujetos eran mujeres.

Dentro del marco temporal del estudio descubrieron que el riesgo combinado de diabetes de tipo 2 después de la exposición a la COVID-19 (teniendo en cuenta tanto a los pacientes vacunados como a los no vacunados) fue del 2,1%, y el 70% se produjo después de la infección por COVID-19 frente al 30% que se produjo antes de la exposición al virus.

Además, el riesgo de diabetes de tipo 2 después de la exposición a la COVID-19 para los pacientes no vacunados fue del 2,7%, con un 74% después de la infección por COVID-19 frente a un 26% antes de la exposición a la COVID-19.

El riesgo de diabetes de tipo 2 tras la exposición a COVID-19 en pacientes vacunados fue del 1,0%, con un 51% después de la infección por COVID-19 frente a un 49% antes de la exposición a COVID-19.

"Estos resultados sugieren que la vacunación con COVID-19 antes de la infección puede proporcionar un efecto protector contra el riesgo de diabetes --explica Kwan--. Aunque se necesitan más estudios para validar esta hipótesis, nos mantenemos firmes en nuestra creencia de que la vacunación contra COVID-19 sigue siendo una herramienta importante en la protección contra COVID-19 y los riesgos aún inciertos que las personas pueden experimentar durante el período posterior a la infección".

Susan Cheng, autora principal del estudio, catedrática de Cardiología y directora de Ciencias de la Población Cardiovascular en el Smidt Heart Institute, afirma que estos hallazgos amplían los conocimientos médicos sobre los efectos de la COVID-19 en el organismo y, al mismo tiempo, desvelan cuestiones aún sin respuesta.

"Aunque todavía no lo sabemos con certeza, las tendencias y patrones que observamos en los datos sugieren que la infección por COVID-19 podría estar actuando en determinados contextos como un acelerador de la enfermedad, amplificando el riesgo de un diagnóstico que, de otro modo, los individuos podrían haber recibido más adelante en su vida", apunta Cheng, titular de la Cátedra Erika J. Glazer de Salud Cardiovascular de la Mujer y Ciencias de la Población.

"Así, podría ser que en lugar de ser diagnosticado de diabetes a los 65 años, una persona con riesgo preexistente de diabetes podría -después de una infección por COVID-19- tener más probabilidades de desarrollar diabetes a los 45 o 55 años", añade.

La diabetes altera el metabolismo normal y los procesos metabólicos, impidiendo que el páncreas produzca suficiente insulina, una hormona que ayuda a regular los niveles sanguíneos de glucosa y aminoácidos. Dado que la diabetes puede dañar órganos vitales y vasos sanguíneos, las personas diabéticas corren mayor riesgo de sufrir infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares.

Esta investigación, afirma Kwan, es una pieza del rompecabezas que ayudará a los investigadores a comprender cómo prevenir en el futuro el riesgo de enfermedades metabólicas y cardiovasculares.

"A medida que aprendemos a vivir con la COVID-19, también tenemos que estar preparados para reconocer y tratar las diversas afecciones relacionadas con sus secuelas --comenta Kwan--. Nuestro objetivo último es encontrar formas de mantener a las personas sanas y capaces de dedicarse a sus actividades y vidas cotidianas".