MADRID, 11 Feb. (EUROPA PRESS) -
Una nueva investigación muestra que, aunque con el tiempo el número de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 disminuye tanto en los pacientes previamente infectados como en los vacunados, el rendimiento de los anticuerpos sólo mejora después de la infección previa y no de la vacunación. Esta diferencia podría explicar por qué los pacientes previamente infectados parecen estar mejor protegidos contra una nueva infección que los que sólo han sido vacunados.
El estudio, realizado por la doctora Carmit Cohen, del Centro Médico Sheba de Ramat Gan (Israel), y sus colegas, que se presentará en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas de este año en abril, también descubrió que, en contra de lo esperado, los pacientes previamente infectados con obesidad presentaban una respuesta inmunitaria mayor y más sostenida que los pacientes con sobrepeso y de peso normal.
Si bien la protección contra la reinfección dura mucho tiempo en los pacientes recuperados del SARS-CoV-2, las infecciones son cada vez más frecuentes seis meses después de la vacunación. En este estudio, los autores analizaron la respuesta inmunitaria humoral (inducida por anticuerpos) en individuos recuperados del COVID-19 pero no vacunados durante un año y la compararon con los que habían recibido dos dosis de la vacuna de Pfizer (pero sin infección previa) durante ocho meses.
El estudio reclutó a individuos previamente infectados-no vacunados y doblemente vacunados-nunca infectados desde el 25 de marzo de 2020 hasta el 25 de noviembre de 2020 y se cerró en abril de 2021, justo antes de que la variante delta llegara a Israel.
Los infectados previamente en este estudio habían sido infectados por las variantes original y alfa (y algunos casos de beta) del SARS-CoV-2, aunque no se sabe qué variante para cada paciente, ya que el laboratorio solo obtuvo la capacidad de secuenciar las variantes mucho después de que comenzara el estudio.
Los investigadores realizaron un seguimiento de 130 pacientes diagnosticados de SARS-COV-2 mediante pruebas de PCR. Estos pacientes no habían sido vacunados y permanecieron sin vacunar durante el estudio. Ninguno de estos pacientes se reinfectó durante el periodo de estudio.
Se recogieron datos sobre los síntomas agudos (durante la infección e inmediatamente después) así como a largo plazo (después de 6 semanas). Compararon los anticuerpos IgG y neutralizantes contra la proteína de la espiga de estos 130 pacientes recuperados con 402 individuos emparejados por edad e índice de masa corporal (IMC) que fueron vacunados dos veces con la vacuna de Pfizer pero que nunca habían tenido COVID-19.
Estos pacientes doblemente vacunados tampoco se infectaron a lo largo del periodo de estudio; sin embargo, en ese momento (el segundo trimestre de 2021) empezaron a surgir pruebas en Israel de que los trabajadores sanitarios doblemente vacunados y nunca infectados estaban experimentando primeras infecciones en torno a los seis meses después de su segunda dosis, mientras que los individuos previamente infectados que no se habían vacunado no se reinfectaban. El objetivo de este estudio era explorar el motivo.
Se comparó el índice de avidez (expresado simplemente como la calidad del rendimiento de los anticuerpos) al mes y a los seis meses para subcohortes compuestas por 16 personas que se habían recuperado de COVID-19 y 22 individuos nunca infectados que habían sido vacunados por partida doble. En el caso de los pacientes recuperados, también se recogieron cuestionarios relativos a los síntomas que incluían la COVID prolongada.
Los investigadores descubrieron que las cifras de anticuerpos un mes después de la vacunación eran superiores a las de los pacientes recuperados de COVID-19. Sin embargo, estas cifras también disminuyeron de forma más pronunciada en el grupo vacunado.
El índice de avidez (calidad del rendimiento de los anticuerpos) fue mayor en los individuos vacunados que en los pacientes recuperados inicialmente. Sin embargo, hasta los seis meses la avidez no cambió significativamente en los individuos vacunados, mientras que aumentó gradualmente en los pacientes recuperados y los protegió potencialmente de la reinfección.
Curiosamente, y en contra de lo esperado, el nivel (títulos) de anticuerpos en los pacientes recuperados con un índice de masa corporal de 30 o superior (en el rango de obesidad) fue mayor en todos los puntos temporales en comparación con los que tenían un IMC inferior a 30 (rango de peso normal a sobrepeso), lo que sugiere que las personas con obesidad que habían sido infectadas previamente estaban mejor protegidas contra la futura infección que las que tenían sobrepeso o peso normal y habían sido infectadas previamente.
De todos los pacientes recuperados, 42 (36%) experimentaron síntomas prolongados de COVID, incluyendo manifestaciones de salud mental (5%), neurológicas (9%), cardiovasculares (5%) y respiratorias (31%).
"Mientras que el número de anticuerpos disminuye con el tiempo tanto en los pacientes recuperados de COVID-19 (pero nunca vacunados) como en los individuos vacunados (pero nunca infectados), la calidad de los anticuerpos aumenta tras la infección pero no tras la vacunación", concluyen los autores.
Y añaden que "las personas con obesidad tienen una respuesta inmunitaria inducida por anticuerpos significativamente mayor y sostenida tras la infección. Estos resultados proporcionan características específicas de la respuesta inmunitaria que pueden explicar la protección diferencial contra el COVID-19 en los individuos previamente infectados en comparación con los individuos únicamente vacunados".
Ahora que la mayoría de la gente en Israel está vacunada, se ha vuelto mucho más difícil hacer cualquier nuevo estudio de individuos nunca vacunados. El equipo está siguiendo ahora una cohorte de personas recuperadas de la variante delta (centrada específicamente en las familias) y también otra cohorte recuperada de la variante ómicron. En estos nuevos estudios, están examinando tanto la respuesta inmunitaria humoral como la innata (diferentes partes del sistema inmunitario).
La doctora Cohen añade que, "con la variante omicrón los individuos vacunados están mejor protegidos contra la enfermedad grave, pero la cuarta dosis de la vacuna, que ahora se administra a muchas personas mayores de 60 años y a las que están inmunodeprimidas, no parece proteger contra la infección por ómicrón".
Por eso, considera que el seguimiento deben hacerlo a las que se han recuperado de las variantes anteriores y luego se han vuelto a infectar con la variante omicron y se han recuperado de ella. "Hipotéticamente, estos individuos deberían tener un rendimiento de anticuerpos muy alto contra la mayoría de las variantes", adelanta.