MADRID, 13 Abr. (EUROPA PRESS) -
La miocarditis aguda, la inflamación del músculo cardíaco típicamente desencadenada por un virus, se produjo en aproximadamente dos de cada 1.000 personas hospitalizadas con COVID-19, y se asoció con una enfermedad más grave y complicaciones en las personas con COVID-19, especialmente entre las personas que también tenían neumonía, según una nueva investigación publicada en 'Circulation', la revista de la Asociación Americana del Corazón.
La miocarditis es una enfermedad rara pero grave que provoca la inflamación del músculo cardíaco. Puede debilitar el corazón y su sistema eléctrico y dificultar el bombeo de sangre. Un episodio de miocarditis puede resolverse por sí solo o con tratamiento, o puede provocar daños duraderos.
"Aunque el COVID-19 es un virus que provoca predominantemente una enfermedad respiratoria aguda, ha habido un pequeño grupo de individuos que también experimentan complicaciones cardíacas", afirma el doctor Enrico Ammirati, coautor del estudio y cardiólogo del Centro Cardiovascular De Gasperis y del Centro de Trasplantes del Hospital Niguarda de Milán (Italia).
"Un pequeño estudio indicó anteriormente que la miocarditis aguda es un hecho poco frecuente en las personas infectadas con COVID-19. Nuestro análisis de los datos internacionales ofrece una mejor visión de la ocurrencia de la miocarditis aguda durante la hospitalización por COVID-19, en particular antes de que las vacunas de COVID-19 estuvieran ampliamente disponibles", añade.
El estudio internacional examinó los datos sanitarios de casi 57.000 personas que fueron hospitalizadas con COVID-19 desde febrero de 2020 hasta abril de 2021, y que recibieron atención en 23 hospitales de Estados Unidos y Europa.
Dentro del gran grupo de estudio, se identificó que un total de 54 personas hospitalizadas con COVID-19 tenían miocarditis aguda definitiva o probable, según los resultados de la biopsia del músculo cardíaco y/o la resonancia magnética. La mayoría de las personas de este estudio eran adultos blancos no hispanos (76,5%), con una edad media de 38 años, y más de la mitad eran hombres (61%). Todos tenían casos confirmados de infección por COVID-19 basados en pruebas de laboratorio estándar, y ninguno había recibido una vacuna contra COVID-19 antes de desarrollar la miocarditis.
Según el estudio, se estima que 2,4 de cada 1.000 personas hospitalizadas por COVID-19 tuvieron miocarditis aguda, que se produjo con mayor frecuencia en personas que no tenían neumonía (57,4%) y se complicó con un flujo sanguíneo anormal o inestable (inestabilidad hemodinámica) en el 32% de los casos.
Las personas que presentaban tanto miocarditis aguda relacionada con COVID-19 como neumonía tenían una tasa de mortalidad del 15,1%, en comparación con ninguna muerte durante la hospitalización en las personas que no tenían neumonía. Las personas con neumonía eran mayores que las que no la padecían (edad media de 45 años frente a 30 años, respectivamente).
Una de cada cinco personas con miocarditis confirmada (20,4%), la mayoría de las cuales también tenían neumonía, necesitaron asistencia mecánica para la circulación o murieron durante su estancia en el hospital.
Veintiuna personas (38,9%) tuvieron una miocarditis aguda fulminante (grave y/o súbita) y, debido al shock, necesitaron apoyo farmacológico inmediato y soporte circulatorio mecánico.
Los autores señalan que la tasa potencial de miocarditis relacionada con COVID-19 puede estar entre 1,2-5,7 por cada 1.000 personas hospitalizadas por COVID-19. Se identificaron algunas personas con posible miocarditis a partir de pruebas preliminares, pero no se incluyeron en el análisis final porque no cumplían todos los protocolos del estudio.
"Este análisis indica que, aunque son raros, los pacientes hospitalizados con miocarditis aguda asociada a la infección por COVID-19 tienen una necesidad mucho mayor de ingreso en la unidad de cuidados intensivos, hasta en un 70,5% de los casos, a pesar de que la edad media de los individuos del estudio era mucho más joven de lo esperado, 38 años", apunta el coautor del estudio, el doctor Marco Metra, profesor de cardiología en el Instituto de Cardiología y en el departamento de especialidades médicas y quirúrgicas, ciencias radiológicas y salud pública de la Universidad de Brescia (Italia).