MADRID 29 Abr. (EUROPA PRESS) -
Desde la prohibición del tabaco en lugares públicos, el número de ingresos hospitalarios por crisis asmática en niños menores de 15 años ha disminuido en un 18,2 por ciento, un dato que los expertos quieren recordar con motivo de la celebración este miércoles del Día Mundial del Asma.
"Dejar de fumar y de exponerse al humo del tabaco es la primera y más eficaz medida de control ambiental que debe aconsejarse a un paciente asmático", asegura el jefe del Servicio de Alergia del Hospital Universitario La Paz (Madrid), Santiago Quirce.
Los pacientes asmáticos que fuman no solo ven reducida su función pulmonar, sino que además presentan un asma más grave, más síntomas nocturnos y síntomas inducidos por el ejercicio. "El hábito de fumar es un factor que influye de forma muy importante en un mayor riesgo de desarrollar asma y en un peor control de la enfermedad", apunta Quirce.
En cambio, los pacientes asmáticos que dejan de fumar, mejoran después de solo un mes de haber dejado el tabaco recibiendo tratamiento farmacológico. La influencia negativa del tabaco en el control del asma se ha demostrado en el Estudio Magic, que revela que el tabaquismo y la obesidad son los factores independientes que más afectan a la falta de control en los pacientes asmáticos.
Otro de los factores que afectan al control del asma es la falta de adherencia al tratamiento. En este sentido, los expertos recuerdan que cuando se encuentran bien, sólo un 21 por ciento de los pacientes con asma es buen cumplidor del tratamiento, mientras que cuando experimentan un empeoramiento de la enfermedad y sufren más síntomas, el porcentaje mejora hasta llegar a un 45 por ciento.
"Es cierto que los pacientes se acuerdan más del tratamiento y cumplen mejor cuando están sintomáticos que cuando se encuentran totalmente controlados y libres de síntomas. Por lo tanto podría decirse que lo utilizan de forma más adecuada cuando están mal, al realizar el tratamiento de forma regular", reconoce Quirce.
Sin embargo, el doctor advierte que cuando los pacientes no tienen síntomas, "es frecuente que confíen excesivamente en la medicación de alivio (broncodilatadores a demanda) y que no utilicen o no aumenten las dosis de la medicación de mantenimiento (corticosteroides inhalados y antileucotrienos)".
Por ello, el alergólogo de La Paz incide en que "debemos insistir en la importancia de realizar el tratamiento de mantenimiento de forma regular, para así poder prevenir los síntomas y las exacerbaciones de forma adecuada".