MADRID 21 Ago. (EUROPA PRESS) -
La insuficiencia cardíaca es una de las principales causas de muerte en todo el mundo y es especialmente mortal para las personas que no tienen acceso a centros médicos. Por eso, un equipo de investigadores quiere llevar la detección de la insuficiencia cardíaca del laboratorio al hogar a través de un biosensor electroquímico que se asemeja a una prueba de flujo lateral transparente para Covid-19.
En concreto, este nuevo dispositivo puede medir los niveles de dos biomarcadores de la insuficiencia cardíaca en tan sólo 15 minutos a partir de una gota de saliva.
Trey Pittman, estudiante de posgrado de la Universidad Estatal de Colorado (EEUU), presentará la investigación de su equipo en la reunión de otoño de la Sociedad Americana de Química (ACS), un encuentro híbrido que se celebra virtual y presencialmente del 18 al 22 de agosto y que cuenta con unas 10.000 presentaciones sobre diversos temas científicos.
"Nuestro dispositivo sería ideal para personas con alto riesgo de insuficiencia cardíaca, pero con acceso limitado a un hospital o a un laboratorio centralizado", ha explicado Pittman.
"Trabajar en este proyecto para hacer frente a las disparidades sanitarias en zonas rurales y de bajos recursos me resulta muy familiar porque soy de Mississippi, que tiene una de las tasas de mortalidad por insuficiencia cardíaca más altas de Estados Unidos", ha agregado.
UNA PRUEBA QUE SE PODRÍA HACER DESDE CASA
La insuficiencia cardíaca es el debilitamiento del músculo cardíaco que no puede bombear suficiente sangre oxigenada al organismo. El método de referencia actual para la detección de la insuficiencia cardíaca es un análisis de sangre realizado dos veces al año por un profesional sanitario que mide los niveles de péptido natriurético tipo B (BNP), una proteína que indica que el corazón está trabajando demasiado.
Sin embargo, los nuevos avances en dispositivos para el punto de atención podrían nivelar el proverbial terreno de juego de la atención sanitaria con sencillas pruebas de saliva realizadas en casa. Una prueba de este tipo para detectar la insuficiencia cardíaca podría ser administrada por una persona para comprobar su estado de salud cada pocas semanas en lugar de cada seis meses, sugiere Pittman. Hasta ahora, el uso generalizado de pruebas portátiles de saliva para la salud cardiaca se ha visto limitado por las complicadas técnicas de fabricación y la falta de datos relevantes más allá de la presencia o ausencia de un único biomarcador.
Pittman y sus colegas se enfrentaron a estos retos y tienen resultados prometedores que compartir sobre un prototipo de biosensor intuitivo y de bajo coste, que denominan inmunoensayo electroquímico capilar (eCaDI). El grupo de Charles Henry, de la Universidad Estatal de Colorado, combinó dos de sus innovaciones anteriores para crear la plataforma portátil de pruebas: un dispositivo microfluídico de saliva y un biosensor para las proteínas biomarcadoras Galectina-3 y S100A7. El grupo del colaborador Chamindie Punyadeera, de la Universidad Griffith de Australia, cuantificó los niveles de Galectina-3 y S100A7 en la saliva que se correlacionaban con los resultados de la insuficiencia cardiaca.
TIENE UNA RÁPIDA FABRICACIÓN
"Los dispositivos son muy fáciles de montar. En unos 20 o 30 minutos podemos fabricar cinco de ellos", ha señalado Pittman. El eCaDI es de un solo uso, y los investigadores calculan que cada uno cuesta unos 3 dólares. El potenciostato, una pequeña fuente de energía reutilizable, se vende por unos 20 dólares.
En las demostraciones, los investigadores inyectaron muestras de saliva humana estandarizadas con niveles de los dos biomarcadores que indicarían insuficiencia cardíaca. Los resultados mostraron que el eCaDI detectaba con precisión las cantidades de Galectina-3 y S100A7 en la saliva. "Estas demostraciones son un primer paso hacia un sensor electroquímico robusto y no invasivo para biomarcadores de insuficiencia cardíaca", afirma Pittman.
En su siguiente paso, el equipo probará los eCaDI de la Universidad Griffith en ensayos de investigación con sujetos humanos, tanto sanos como con insuficiencia cardíaca. "Este trabajo puede ser el punto de partida de nuevas plataformas de análisis de saliva para otras enfermedades. Es una tecnología que creo que podría acabar ayudando a mucha gente -especialmente a los más desfavorecidos- a llevar una vida más larga y saludable", ha finalizado Pittman.