MADRID, 12 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio en animales dirigido por la Universidad de Columbia (Estados Unidos) sugiere que dirigir los medicamentos antidepresivos a las células del intestino no sólo podría ser un tratamiento eficaz para trastornos del estado de ánimo como la depresión y la ansiedad, sino que también podría causar menos efectos secundarios cognitivos, gastrointestinales y conductuales para los pacientes y sus hijos que los tratamientos actuales. Los resultados se publican en la revista 'Gastroenterology'.
"Los antidepresivos como 'Prozac' y 'Zoloft', que aumentan los niveles de serotonina, son tratamientos de primera línea importantes y ayudan a muchos pacientes, pero a veces pueden causar efectos secundarios que los pacientes no pueden tolerar. Nuestro estudio sugiere que restringir la interacción de los medicamentos a las células intestinales podría evitar estos problemas", puntualiza Mark Ansorge, profesor asociado de neurobiología clínica en el Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos de la Universidad de Columbia.
Para las madres embarazadas, los antidepresivos que aumentan la serotonina (llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina o ISRS) presentan un problema único, porque los medicamentos atraviesan la placenta y se han asociado con problemas de humor, cognitivos y gastrointestinales más adelante en la infancia.
"Pero no tratar la depresión de una embarazada también conlleva riesgos para sus hijos. Un ISRS que aumente selectivamente la serotonina en el intestino podría ser una mejor alternativa", afirma el investigador, quien dirigió el estudio junto con Kara Margolis, directora del Centro de Investigación del Dolor de la Universidad de Nueva York y profesora asociada de patobiología molecular en el Colegio de Odontología de la Universidad de Nueva York, todos centros de Estados Unidos.
Durante más de 30 años, los ISRS han sido el tratamiento farmacológico de primera línea para la ansiedad y la depresión. También se recetan habitualmente para tratar problemas gastrointestinales que coexisten con estos trastornos del estado de ánimo. Los ISRS aumentan la señalización de serotonina, y se cree que los efectos del fármaco sobre el estado de ánimo se deben al aumento de la señalización de serotonina en el cerebro, donde la serotonina ayuda a transmitir mensajes.
La serotonina también se produce fuera del cerebro, principalmente en las células que recubren los intestinos. "De hecho, el 90% de la serotonina de nuestro cuerpo se encuentra en el intestino", acredita Margolis, que también es profesora adjunta de pediatría y biología celular en la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York.
Por lo tanto, los ISRS aumentan la señalización de serotonina no solo en el cerebro sino también en el intestino, lo que plantea la posibilidad de que el aumento de la señalización de serotonina en el intestino pueda afectar la comunicación intestino-cerebro y, en última instancia, el estado de ánimo.
Los investigadores probaron esta posibilidad en ratones utilizando una combinación de ingeniería genética, cirugía y productos farmacéuticos. El aumento de la serotonina intestinal reduce la ansiedad y las conductas depresivas en ratones.
Para determinar si la serotonina dirigida al intestino puede afectar el estado de ánimo, los investigadores diseñaron ratones para amplificar la señalización de serotonina en el intestino, lo que imitaba a un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina administrado selectivamente al intestino.
Descubrieron que los animales con una mayor señalización de serotonina en el intestino mostraban menos ansiedad y comportamientos similares a la depresión que sus compañeros de camada no afectados. "Estos resultados sugieren que los ISRS producen efectos terapéuticos al actuar directamente en el intestino", esclarece Ansorge.
Los animales tampoco mostraron ninguno de los efectos secundarios cognitivos o gastrointestinales comúnmente observados en pacientes que toman ISRS o en ratones con mayor señalización de serotonina en todo su cuerpo. "Basándonos en lo que sabemos sobre las interacciones entre el cerebro y el intestino, esperábamos ver algún efecto. Pero ver que una mayor señalización de serotonina en el epitelio intestinal produce efectos antidepresivos y de alivio de la ansiedad tan potentes sin efectos secundarios notables fue sorprendente incluso para nosotros", añade Ansorge.
"Puede resultar ventajoso dirigir los antidepresivos selectivamente al epitelio intestinal", agrega Margolis. "Puede que no sea necesario un tratamiento sistémico para obtener los beneficios de los fármacos". Los investigadores también descubrieron que el nervio vago era necesario para los efectos antidepresivos y ansiolíticos del intestino.
El nervio vago es conocido desde hace mucho tiempo por su papel fundamental en la comunicación entre el cerebro y el intestino, pero sobre todo en la comunicación descendente del cerebro al intestino. En este caso, los investigadores descubrieron que la otra dirección era fundamental, ya que el nervio vago envía señales desde el intestino al cerebro.
El tratamiento con ISRS plantea desafíos durante el embarazo, ya que algunos estudios han descubierto que la exposición en el útero puede afectar negativamente el desarrollo del estado de ánimo, la conducta y la cognición más adelante en la infancia. Las investigaciones anteriores de Ansorge en animales han obtenido resultados similares, identificando cambios de conducta en crías expuestas solo brevemente a ISRS durante el desarrollo.
El nuevo estudio se suma a la evidencia de que la exposición intrauterina a antidepresivos que actúan sobre la serotonina tiene efectos negativos en los niños. Los investigadores analizaron a más de 400 madres y bebés y descubrieron que los niños expuestos a esos antidepresivos tenían tres veces más probabilidades de desarrollar estreñimiento en su primer año de vida.
Ansorge y Margolis advierten que las mujeres embarazadas que actualmente toman ISRS no deben interrumpir su tratamiento basándose en estos y otros hallazgos. "La depresión y la ansiedad maternas pueden tener muchos efectos no deseados en el desarrollo del feto y del niño y, por lo tanto, deben ser tratadas y monitoreadas adecuadamente para el beneficio tanto de la madre como del niño", dice Ansorge.
Los investigadores ahora están trabajando para desarrollar un ISRS selectivo que se dirija al intestino, lo que podría ser una mejor opción para tratar la depresión y la ansiedad, especialmente en mujeres embarazadas. "Nuestros hallazgos indican que podemos tratar la depresión o la ansiedad de una madre de manera efectiva sin exponer al niño", finaliza Ansorge, "y estamos trabajando en una tecnología de administración de medicamentos que esperamos nos ayude a lograrlo".