Una investigación concluye que los jóvenes consumieron menos alcohol durante la pandemia

De izquierda a derecha, los investigadores María Rubín García, Laura Álvarez Álvarez, Vicente Martín Sánchez, Tania Fernández Villa, Lorena Botella Juan, Antonio José Molina, Isabel García Cuesta
De izquierda a derecha, los investigadores María Rubín García, Laura Álvarez Álvarez, Vicente Martín Sánchez, Tania Fernández Villa, Lorena Botella Juan, Antonio José Molina, Isabel García Cuesta - ULE
Publicado: lunes, 27 enero 2025 11:20

LEÓN, 27, (EUROPA PRESS)

Una investigación de la Universidad de León (ULE), liderada por la miembro del grupo GIIGAS del área de Medicina Preventiva y Salud Pública, Lorena Botella Juan, ha hallado cifras que constatan la disminución general del consumo de alcohol durante la pandemia, sobre todo entre los bebedores ocasionales y sociales.

Sin embargo, a pesar de esa disminución general, se detectó un aumento en el consumo de alcohol entre los usuarios de alto riesgo, incluyendo aquellos con síntomas depresivos, estrés, mala salud mental o que utilizaban el alcohol como mecanismo de afrontamiento.

La investigación ha llevado a cabo una extensa revisión sistemática sobre el impacto de la COVID-19 en el consumo de alcohol en jóvenes de todo el mundo ya se ha publicado en la revista 'Public Health' y es parte de la tesis doctoral de Lorena Botella, que será defendida en los próximos meses.

El trabajo se llevó a cabo según las directrices Prisma y SWiM y se analizaron 28 estudios realizados en población joven de diferentes países de todo el mundo que permitieron hallar una disminución en el consumo general de alcohol.

En muchos estudios, especialmente en Europa, se observó una reducción general en la prevalencia del consumo de alcohol, que fue "más notable" entre los bebedores ocasionales y sociales, debido a que la falta de contacto social fue una motivación "clave" para esta reducción.

Según ha explicado la investigadora "en total se analizaron 28 estudios cuya metodología era similar y cumplían los criterios de inclusión de población joven y lo que observamos es que cuando se daban datos de prevalencia global de qué ocurrió, en la mayoría de estudios".

Además, en aquellos estudios "se vio que entre estos consumidores, que son un porcentaje menor del total, regulares y de riesgo, el alcohol había sido un mecanismo de afrontamiento del malestar y también aquellos consumidores que reportaban síntomas depresivos, estrés o ansiedad, habían declarado aumentar su consumo de alcohol durante la pandemia".

ONCE UNIVERSIDADES ESPAÑOLAS

En cuanto al aumento de consumo en población de riesgo, fueron los hombres los que exhibieron un mayor riesgo de consumo problemático en comparación con las mujeres.

Según Botella-Juan, es clave analizar las respuestas a situaciones tan extremas como la COVID-19 de forma desagregada según el perfil de los bebedores.

Botella-Juan realiza su tesis en el marco del proyecto uniHcos, un proyecto en el que participan once universidades españolas, y donde la investigadora también evaluó los cambios en el consumo de alcohol entre los estudiantes universitarios españoles durante la COVID-19, encontrando resultados muy similares a esta nueva investigación; por lo que parece que los jóvenes universitarios de España siguieron las tendencias del resto de países.

ALCOHOL Y SALUD MENTAL

Entre los "principales" factores asociados al aumento del consumo de alcohol entre la población joven se encontró el deterioro de la salud mental, incluyendo síntomas depresivos y ansiedad, y estrés.

El consumo de alcohol como mecanismo de afrontamiento del malestar psicológico fue un factor asociado también al aumento del consumo con motivaciones principales como el "afrontar" problemas o "evitar" emociones negativas.

Del mismo modo se redujeron las razones de socialización y ninguno consideró que tuvieran menor disponibilidad o dificultad en el acceso a la sustancia durante el confinamiento.

Estos resultados son similares a los cambios en los patrones de consumo de alcohol que se han observado en otros desastres naturales y eventos traumáticos, como el 11-S y huracanes.

Por ejemplo, tras el atentado del 11-S en Nueva York, el consumo de alcohol aumentó entre los habitantes de esa zona, especialmente entre los que padecían trastorno de estrés postraumático, también se encontraron patrones similares durante los terremotos de Japón y los Huracanes Rita y Katrina de Nueva Orleans.

Estas tendencias similares durante otras catástrofes subrayan la importancia de abordar el consumo de alcohol de alto riesgo en la planificación de futuras catástrofes.

El estudio de la Universidad de León concluye que la estratificación por riesgo de consumo es crucial para comprender las diferentes respuestas frente a un evento catastrófico o estresante, ya que no todos los bebedores reaccionan de la misma forma.

Finalmente, los investigadores destacan que la prevención del consumo problemático desde la adolescencia y la juventud es crucial para poder reducir la carga global del consumo de alcohol.

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