MADRID, 16 Ago. (EUROPA PRESS) -
Una nueva investigación de la Facultad de Medicina Veterinaria y Ciencias Biomédicas de Texas A&M (Estados Unidos) ha aportado pruebas experimentales directas de que las personas con síndrome de Down pueden no curarse de las fracturas óseas.
El estudio, publicado en la revista científica 'Bone', no sólo aborda una cuestión hasta ahora desconocida, sino que también pone de relieve la necesidad de que los médicos aborden mejor el problema de la curación de las fracturas en las personas con síndrome de Down.
El síndrome de Down, el defecto congénito más común, altera el desarrollo humano y da lugar a una serie de problemas clínicos, entre los que se encuentran el deterioro mental, la laxitud articular, los defectos cardíacos, la apnea del sueño y la infertilidad.
Investigaciones anteriores también habían indicado que la densidad ósea de las personas con síndrome de Down es menor, lo que aumenta la probabilidad de fractura de huesos. Los científicos creían previamente que la respuesta de curación de las fracturas sería diferente en las personas con síndrome de Down, pero descubrir que las fracturas en el síndrome de Down no se curan "fue increíble".
"Los científicos llevan mucho tiempo estudiando las fracturas en muchas especies diferentes, y aunque la curación puede ser lenta en algunos casos, la gran mayoría de las fracturas acaban curándose en todas las especies. En nuestra investigación, las fracturas no se curaron en absoluto. Cuando los huesos se curan, se forma un callo blando de cartílago, una especie de pegamento, que conecta los extremos fracturados entre sí. En los modelos con síndrome de Down, el pegamento empieza a formarse, pero nunca es capaz de tender un puente", explica Kirby Sherman, uno de los líderes del estudio.
Esto es alarmante, según los investigadores, porque una fractura que no se cure del todo puede tener consecuencias devastadoras para la salud, lo que se agrava en el caso de las personas con síndrome de Down debido a su pronunciada pérdida de densidad ósea. "Basándonos en esto, el riesgo de fracturas es un problema de salud importante para la comunidad del síndrome de Down", apunta Sherman.
"Una fractura que no se cure correctamente, lo que llamamos una no-unión, puede matar a las personas, tengan o no síndrome de Down. Si esta población tiene realmente una tasa de no-unión más alta que la población normal, eso es un gran problema", detalla otro de los autores, Larry Suva.
Según Suva y Sherman, hay dos razones principales por las que este problema ha pasado desapercibido hasta ahora; la primera es que los enfermos de síndrome de Down viven mucho más tiempo que antes.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), en 1960 las personas con síndrome de Down tenían una esperanza de vida de sólo 10 años. En 2007, a medida que se aprendía y se aplicaba más para compensar los impactos endocrinos del síndrome de Down, la esperanza de vida aumentó a 47 años.
"Sabemos que la masa ósea es menor en esta población, y el aumento de la esperanza de vida de esta población ha permitido a los investigadores comprender mejor las implicaciones a largo plazo de su menor masa ósea. Hoy en día, hay personas con síndrome de Down de entre 20 y 30 años que tienen una masa ósea y una arquitectura ósea consistente con alguien de 60 años. Son miembros activos de la comunidad y practican deportes. Obviamente, eso es estupendo, pero si tienen un mayor riesgo de fracturas óseas que no se curan, también es preocupante", esgrime Suva.
La segunda razón por la que este problema ha pasado desapercibido durante tanto tiempo es que los médicos y los hospitales no han tenido en cuenta la atención especializada para las personas con síndrome de Down, lo que significa que no había datos disponibles para identificar este problema.
"No existe un código médico que identifique a las personas con síndrome de Down, por lo que los investigadores no han tenido ningún tipo de base de datos que pudieran utilizar para recopilar estadísticas que apoyen este tipo de investigación. Los grupos de apoyo al síndrome de Down y los familiares no quieren que sus seres queridos o ellos mismos sean señalados por tener una enfermedad. Al fin y al cabo, son personas normales", señala Suva.
Los siguientes pasos de la investigación consistirán en tratar de encontrar esos datos humanos, centrándose en los mecanismos reales que impiden la curación de las fracturas. Como nadie sabía que esto era un problema, nadie buscaba soluciones.
Mientras tanto, con esta nueva conciencia del problema, los investigadores esperan que haya una adopción más generalizada de medidas para aumentar la resistencia ósea, un seguimiento más cuidadoso cuando se produzcan fracturas y que los médicos y otras personas tengan en cuenta la salud ósea de las personas con síndrome de Down.
"Queremos que los médicos digan a los pacientes: 'tienes 17 años; puedes seguir jugando al fútbol y siendo activo'. Pero también queremos que se aseguren de que la dieta y los niveles de vitamina D de estos pacientes son buenos, que hagan todas estas cosas que se sugieren para la salud del esqueleto. Ese es nuestro objetivo", remacha Suva.