MADRID, 23 Dic. (EDIZIONES) -
Hoy en día no se valora la alegría, una emoción súper importante no sólo en los niños, sino también en las personas adultas, tal y como defiende en una entrevista la psicóloga Isabel Rojas Estapé, quien aboga por trabajar estas Navidades por disfrutar del momento. ¿Cómo? Aprendiendo a detectar las cosas pequeñas del día a día, los detalles pequeños.
Acaba de publicar un nuevo libro de su saga 'La Neurona exploradora', llamado 'Me baila el corazón' (Timunmas), un cuento con el que quiere trabajar en los niños, pero si sirve también en sus padres, tal y como nos confiesa en una entrevista con Europa Press Infosalus, la alegría y el aprender a vivir el momento, especialmente con la llegada de la Navidad.
"A los niños y a los mayores nos cuesta mucho disfrutar el momento, y nos cuentas valorar las cosas buenas del día a día. Por eso he enfocado este libro en la alegría. La idea es aprender a detectar esas cosas pequeñas del día a día, esas situaciones positivas que me generan cierta satisfacción y alegría, una emoción que no se valora hoy en día y que hace que vayamos en muchas ocasiones como pollo sin cabeza", reconoce.
LA ANSIEDAD, ENEMIGA DE LA ALEGRÍA
Resalta en este sentido que los niños españoles sí son más alegres por regla general, porque en la zona mediterránea somos más expresivos que en otras zonas de Europa, como los países nórdicos. "Pero los padres debemos tener cuidado porque tendemos a hacer de los niños pequeños robots. 'Haz esto', 'deja de hacer esto', 'no grites', 'no saltes'; hay tantos inputs que el niño deja de disfrutar de las cosas buenas, y hay que ser conscientes de que los padres siempre vivimos en el mañana y en la ansiedad, que es uno de los grandes enemigos de la alegría", lamenta.
De hecho, Rojas Estapé destaca que la ansiedad hace que no se puedan detectar las pequeñas cosas: "Con ansiedad, esa capacidad de detección de lo que nos está pasando está mermada porque sólo veo lo que no hago, a lo que no llego, o lo malo; cuando uno está con ansiedad la amígdala está bloqueada y cuando siento es algo negativo, el miedo, el bloqueo".
A su juicio, la gente no le da importancia a la alegría cuando "es fundamental", dado que tener a una persona alegre siempre es imprescindible para vivir mejor. "Las 'personas vitamina' de las que habla mi hermana Marian Rojas Estapé", apunta, incidiendo en que tenemos que volver a eso, a detectar las cosas pequeñas del día a día, potenciarlas, valorarlas y tenerlas en mente.
"La alegría es la emoción que hace que en lugar de sobrevivir disfrutemos de la vida, vivamos nuestro día a día. Una persona alegre es aquella que sabe sacar cosas positivas en el día a día. Es aquella persona que, pasándole cosas malas, saber sacar y detectar lo bueno, el no vivir con ansiedad, agobiados, y poder detectar esas cosas buenas. Creo que es como el motor fundamental, la alegría, para seguir hacia adelante, no estar siempre en lo negativo", incide esta psicóloga.
CUIDADO CON EL PERFECCIONISMO
Es más, Rojas Estapé insiste en que las personas que son perfeccionistas y rígidas están carentes de alegría porque ven que siempre falta algo, que todo es mejorable o no ha salido bien. "Yo les llamo el 'eterno insatisfecho', y al final va dejando poso de amargura y de nostalgia grande, y tengo que empezar desde pequeño a detectar lo bueno que está pasando", mantiene.
Por eso anima una vez más a los padres a que les enseñen a los niños a recordar recuerdos positivos que no sean extraordinarios, como cuando fuimos al parque de atracciones, sino cuando me contó mi padre cuentos por la noche, o estuve con el abuelo haciendo esa actividad; "esas pequeñas cosas hacen que nuestro cerebro tenga bombonas de oxígeno, respirar aire puro para luego seguir; para no ser esa persona ceniza de mayores hay que trabajarlo desde pequeños".
CONSEJOS PARA FOMENTAR LA ALEGRÍA EN LOS NIÑOS
Con ello, pedimos a esta psicóloga, y más ahora que llega la Navidad, cómo podemos fomentar la alegría en nuestros pequeños, indicando en primer lugar la importancia de que no les convirtamos en seres adultos cuando todavía no lo son: "Los niños son niños, y no siempre se portan bien, no siempre dejan de gritar, se mueven. Si el niño no hace esto está encapsulado, no puede hacer nada. Que no sean pequeños salvajes, pero tampoco pluscuamperfectos. Aquí los padres deben ser conscientes de la edad que tienen los niños".
Después, esta experta aconseja no estar siempre con el no en la boca, 'no hagas esto', 'no chilles', 'no saltes', 'no corras'. ¿Por qué? Argumenta esta psicóloga que si le das a un niño órdenes negativas constantemente esto es bloqueante para el menor. "Si quieres corregir a tus hijos es mejor que se lo digas de manera afirmativa. 'Oye por qué no andas dando saltos o paseando', 'por qué no hablas bajito' en lugar de 'no chilles'. En ese bloqueo el niño puede sufrir porque su cerebro no detecta que es lo que sí puede hacer. El hablar en positivo es fundamental", agrega.
A su vez, menciona Isabel Rojas el tema de las pantallas, dado que merma la capacidad de imaginación y de curiosidad de los pequeños: "Es importante que aceptemos que el niño se aburra y el mismo adquiriera la capacidad de entretenerse con una pantalla lejos, aunque te fastidie la comida, pero es clave para que adquiera esa capacidad de imaginar y de plantearse las cosas. Cuantas menos pantallas mejor, aunque te fastidie la comida".
LOS PADRES HEMOS DEJADO DE SER ALEGRES
Pero, sin duda, tal y como recalca, lo que más merma la alegría a los niños, es que los padres hemos dejado de ser personas alegres, vamos desbordados intentando llegar a todo, bajo el 'síndrome pluscuamperfecto', sobre todo en el caso de las madres, "un 'burn out' de cabeza muy grande".
Defiende que si vivimos en este panorama de insatisfacción continua esto lo proyectamos en nuestros hijos. Pretender que sean perfectos, aquí es donde se pierde lección, indica esta especialista y por eso aboga por que los padres hagan "pequeñas locurillas", cosas tontas que generen esa cercanía y alegría en sus hijos, como el reírse por tonterías, recordar cosas positivas que hayan pasado en el día a día, y no tienen por qué ser extraordinarias, como el abrazo de los abuelos, pasear por mercadillo navideño, aprender a valorar las luces de navidad-
"Creo que ahí, la alegría, va unida muchas veces a la atención, de ese detectar las pequeñas cosas que hablábamos al principio, y también está ligado a mantener cierta capacidad de atención y de concentración. Es un binomio muy difícil de conseguir en un mundo a toda pastilla, pero clave para ser personas vitamina, aquellas con las que estar es un gusto", subraya Rojas Estapé.
Por eso, reitera esta psicóloga en que, ahora que llega la Navidad, debemos trabajar los padres por detectar las pequeñas cosas, 'qué bien que vamos a decorar la casa', 'qué bien que vamos a estar con los abuelos', 'qué bonitas nos han quedado las luces', por ejemplo.
"Debemos aprender a vivir el momento presente. Trabajar por potenciar las pequeñas cosas en nuestra cabeza y tener un pensamiento positivo sobre ellas, 'qué bonita mi ciudad con estas luces'; esto hará vivir más el momento presente, el detectar las cosas positivas, y esto genera una emoción interior como de serenidad, de paz, de alegría, pero no una alegría a carcajadas sino serena", concluye Isabel Rojas Estapé.