MADRID, 25 Abr. (EDIZIONES) -
Tenemos un problema muy serio con las repercusiones que tiene el consumo de pornografía en nuestros menores. Todos los niños necesitan conocer hechos sexuales básicos para comprender su cuerpo, su identidad sexual, su desarrollo corporal, comprender las diferentes sensaciones de carácter sexual, o cuáles son sus emociones en este sentido. Necesitan, en definitiva, la explicación de estas cosas si queremos que sean personas adultas con una salud mental adecuada y una vida sexual saludable.
¿Cuál es el problema? Según denuncia José Luis García, doctor en Psicología y especialista en Sexología, que ha trabajado como psicólogo clínico y sexólogo en el Gobierno de Navarra durante 40 años, y coordinado sus centros de Orientación Familiar y Educación Sexual, que ni en casa, ni tampoco en la escuela, se les aporta la información que los jóvenes necesitan en este sentido y, en consecuencia, recurren a la pornografía.
"A los padres les da corte hablar de esos temas y ocurre lo mismo en las escuelas; de manera que, al final, los chavales buscan la información fuera. Pero, además, es que el riesgo de ahora es que está Internet y está el porno, más concretamente, el 'porno violento'. Éste es el problema. Las necesidades de información y de educación sexual, los jóvenes las suplen con esa pornografía violenta", lamenta en una entrevista con Europa Press Infosalus, con motivo de la reciente publicación de '¿Hablamos de porno'? (Plataforma Actual).
Pone en evidencia este experto que el 95% de jóvenes españoles la consume, a la vez que subraya que, "no es que los jóvenes vayan a buscarla, sino que el porno les va a buscar a ellos y les encuentra", recordando que cualquier niño con el móvil se topará con el porno sí o sí.
"Un 25% de los jóvenes españoles, antes de los 20, podría haber consumido entre mil y cinco mil horas de pornografía, un dato que revela cierto carácter de adicción en la juventud española, según los estudios. Pero es que, además, la mayor parte del porno que consumen los jóvenes tiene violencia sexual real, no es ficción. Genera serios problemas de sufrimiento en las personas, y los niños aprenden que la violencia es erótica y esto no es saludable", avisa este psicólogo y sexólogo.
QUÉ PROBLEMAS DE SALUD GENERA LA PORNOGRAFÍA
Con ello, José Luis García remarca que entre las principales consecuencias para la salud de la pornografía se encontraría primeramente la adicción: "El porno tiene un poder de adicción superior a otras loas porque trabaja el deseo sexual, una motivación muy poderosa de la conducta humana de la mayor parte de las personas, desde el origen de la especie, y muy presente en nuestra vida. Los chavales en la pubertad, en la adolescencia, tiene una gran personalidad y recurren al porno, y lo convierten en su modelo de comportamiento".
Ahora lo que ven en el porno tratan de replicarlo en su vida real, según alerta este experto, y por tanto la violencia sexual está presente en las relaciones sexuales de nuestros jóvenes, al tiempo que comenta que nos encontramos con chavales que consideran normal asfixiar a sus parejas, por ejemplo, o bien el azotarlas, o insultarlas durante una relación; cosa que no lo es.
Pero aparte de la adicción, habla de alteraciones cerebrales, recordando García que el cerebro de los jóvenes está totalmente en desarrollo en estas fases, y mencionando que, en el caso de los varones, muchos acaban consumiendo prostitución porque son las prácticas sexuales que les gustan y excitan, intentan replicar lo visto en el porno, unas prácticas a las que recurren porque sino no se excitan.
"La violencia acaba erotizándose, ocupa un protagonismo en las relaciones sexuales, y deberían ir por separado y nunca juntarse porque supone un retroceso de la civilización. Ahora los chicos son los que más porno ven, pero parece que la cifra en unos años se equiparará", sostiene este doctor en Psicología y sexólogo.
El consumo de pornografía acaba alterando, según prosigue, la capacidad de empatía y justifica la deshumanización y, en definitiva, facilita o justifica el maltrato. "A veces, hay violencia contra las mujeres o contra las niñas en estas películas", sostiene.
Se sabe que el consumo de pornografía se asocia, a su vez, a problemas de pareja, tal y como reconoce; de manera que el hombre, por ejemplo, necesita más tiempo para ver porno y cada vez películas más fuertes.
"También se da una relación muy estrecha entre el consumo de pornografía, con el consumo de alcohol y de drogas. Aparte, se ha visto recientemente en las noticias el incremento de infecciones de transmisión sexual en los jóvenes españoles porque los chavales tienen cada vez más relaciones sexuales, cada vez más pronto, y en el porno, su referente educativo, no existe el condón", resalta.
LA NECESIDAD DEL MUTUO ACUERDO
Pero lo que más le preocupa, según confiesa, "es que el porno refuerza la idea de que la violencia es aceptable, permisible, y hay que utilizarla": "El hombre se excita siendo violento y la mujer siendo violentada, y es terrible que los jóvenes aprendan y normalicen esto; es un retroceso de la civilización. Me apena que, si no hay mutuo acuerdo, y sí violencia, no hay sexualidad".
Habla de esta generación Z como de la "generación de los niños pornográficos", para quienes el porno es "un referente muy importante en su vida", y no tienen educación sexual. "Si la tuvieran desde Primaria hasta la Universidad estarían en mejores condiciones de afrontar todo esto. Y si tuvieran una mirada diferente de la sexualidad, y supieran qué es la pornografía, por qué existe, y qué sentido tiene, dirían que no quieren ver eso y no quieren violencia en su vida. Ahora el único modelo que tienen es la violencia y por eso deciden que esto es lo aceptable", avisa José Luis García.
Es por ello por lo que anticipa un futuro con muchos problemas en este sentido, como la violencia sexual, dado que "ésta está atravesando las relaciones sexuales de nuestros menores". "El sexo, en lugar de ser algo gozoso y placentero, se ha convertido en una lucha de poder donde alguien sale mal parado, generalmente las chicas, sobre todo por este consumo precoz, abusivo, de pornografía violenta, en ausencia de una educación sexual y afectiva", remarca.
El sexo tiene sentido cuando es mutuamente deseado, no hay dinero ni poder de por medio, según defiende, donde muchas personas deben compartir y hablar de muchas cosas, explicar sus límites y gustos, y nadie imponer nada; "cuando ahora esto no ocurre en muchas parejas jóvenes y lo vemos en abusos y agresiones sexuales a diario".
ES NECESARIA UNA LEY DE EDUCACIÓN SEXUAL Y AFECTIVA
En último lugar, le pedimos a José Luis García que nos resuma cuál es su propuesta para una educación sexual y afectiva a los adolescentes españoles, tras sus 40 años de experiencia en la materia.
Parte en primer lugar de la idea de que mientras no haya una ley obligatoria sobre la educación sexual, que garantice que, anualmente, todos los españoles menores reciben educación sexual, desde Primaria a la Universidad, unos conocimientos que a su juicio deben ser impartidos por docentes cualificados del mismo centro.
Después, insiste en que en la familia tiene que haber educación sexual: "O el porno o los padres. Los padres deben decidir si van a mantener el silencio y que los chicos recurran al porno o no".
En tercer lugar, plantea la necesidad de que la relación de pareja de los padres sea un modelo para los hijos, donde se abracen o se digan cosas bonitas delante de los hijos: "La relación entre la pareja es fundamental y les digo a los padres que se besen, que se abracen, que se digan cosas bonitas delante de los hijos porque esto provocará muchas conversaciones. Dígale a sus hijos que jamás papá violará a mamá, o que tú como hijo jamás debes violar a una chica, o si eres una chica, que jamás dejes que ningún chico te haga algo que no quieres. El modelo de relación entre padre y madre será la alternativa a lo que vean en el porno violento, que condicionará su construcción de la sexualidad".
Seguidamente, señala que los padres siempre tienen que responder a todas las preguntas que los niños les hacen: "Todos los menores tienen necesidad de conocer y de saber de dónde venimos, incluso desde los 3 años, y luego vendrán preguntas más complejas y elaboradas en función de su desarrollo, del entorno familiar en el que vivan, pero más tarde o temprano preguntarán y si los padres no responden buscarán la respuesta fuera, en el porno. La pornografía sólo desaparecerá si deja de producirse".
En quinto lugar mantiene este doctor en Psicología y sexólogo que en las familias hay que trabajar valores como la empatía, la responsabilidad, la solidaridad, "nunca le hagas a nadie algo que no quieren que te hagas a ti".
Posteriormente indica que se deben trabajar habilidades como la asertividad y la autoestima en nuestros jóvenes porque, pone el ejemplo de las niñas que en redes sociales muestran su cuerpo para conseguir 'me gustas': "Esto es un peligro y hay estudios científicos que hablan de conductas autolíticas en chavales jóvenes por soledad de juventud, algo preocupante. Si una niña con baja autoestima descubre que se siente querida enseñando cosas se siente perdida, está frustrada. Y al lado está Only fans, una plataforma de prostitución y de pornografía y con la que ganas dinero".
En séptimo lugar mantiene José Luis García que los padres deben competir con el porno a nivel de contenido. Es decir, que al cabo del año elaboren una serie de sesiones, pero también en la escuela, como unas unidades didácticas, donde tratar estos temas en los que el porno ofrece una visión poco realista: qué es el mutuo acuerdo, que es la sexualidad, qué es la pornografía, qué son las primeras relaciones sexuales, la prostitución, y las relaciones sexuales.
"No nos queda otra y no podemos perder el privilegio de educar a nuestros jóvenes sexualmente. Se lo estamos dejando al porno. De generación en generación no se ha hablado de porno. Las consecuencias son muy graves, hablamos del futuro sexual de una generación y no podemos abandonarles en una industria inmoral a la que le importa sólo el dinero y no el futuro o la salud mental de nuestros jóvenes", concluye este experto.