MADRID, 25 Abr. (INFOSALUS) -
Leer cuentos a los niños pequeños modifica su actividad cerebral y les predispone a la lectura, al tiempo que refuerza las habilidades de lectura temprana, según concluye una investigación que se presenta este sábado en la Reunión Anual de las Sociedades Académicas de Pediatría (PAS, por sus siglas en inglés), que se celebra en San Diego, Estados Unidos.
"Estamos muy contentos de mostrar, por primera vez, que la exposición a la lectura durante la etapa crítica de desarrollo previa a la guardería parece tener un impacto significativo y medible sobre cómo el cerebro de un niño procesa historias y puede ayudar a predecir el éxito en la lectura", afirma el autor del estudio, John Hutton, del 'National Research Service', 'Division of General and Community Pediatrics, Reading and Literacy Discovery Center' y 'Cincinnati Children's Hospital Medical Center', en Estados Unidos.
"De particular importancia son las áreas del cerebro que resaldan las imágenes mentales, ayudando al niño a ver la historia" más allá de las imágenes, afirmando el papel inestimable de la imaginación", añade este experto.
Las organizaciones profesionales como la Academia Americana de Pediatría y grupos de defensa han animado a los padres a leer a sus hijos desde el nacimiento para fomentar el aprendizaje temprano y crear conexiones en el cerebro que promueven el desarrollo del lenguaje, pero anteriormente no había evidencia directa de los efectos sobre el cerebro.
Para demostrar si la lectura en los niños en edad preescolar afecta a las redes cerebrales que apoyan las habilidades de lectura, Hutton y sus colegas estudiaron a 19 preescolares sanos de edades entre 3 y 5 años, el 37 por ciento de los cuales eran de familias de bajos ingresos. El cuidador principal de cada niño completó un cuestionario diseñado para medir la estimulación cognitiva en el hogar.
El cuestionario analizó tres áreas: la lectura de padres a hijos, incluyendo el acceso a los libros, la frecuencia de la lectura y la variedad de libros leídos; la interacción entre padres e hijos, incluyendo hablar y jugar; y si los padres les enseñan habilidades específicas como contar y formas. Los niños se sometieron a imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI), una prueba que mide la actividad cerebral, mientras escuchaban historias apropiadas para su edad a través de auriculares. Los niños estaban despiertos y no sedado durante la fMRI y no había ningún estímulo visual.
Los investigadores estaban interesados en si habría diferencias en la activación cerebral que sustenta la comprensión de las historias en las zonas que se sabe están involucrados con el lenguaje. Los resultados mostraron que una mayor exposición a la lectura en el hogar está fuertemente asociada con la activación de áreas cerebrales específicas que apoyan el procesamiento semántico (la extracción de significado del lenguaje), áreas que son críticas para el lenguaje oral y después, la lectura.
Las áreas del cerebro que apoyan la imaginación mental mostraron una activación particularmente fuerte, lo que sugiere que la visualización juega un papel clave en la comprensión de la narrativa y la preparación para la lectura, permitiendo a los niños "ver" la historia. "Esto se vuelve cada vez más importante a medida que los niños pasan de libros con dibujos a libros sin ellos, en los que deben imaginar qué está pasando en el texto", afirma Hutton.
Las asociaciones entre la exposición a la lectura en el hogar y la actividad cerebral se mantuvo fuerte después de controlar el ingreso de los hogares. "Esperamos que este trabajo guíe la investigación sobre la lectura compartida y el desarrollo del cerebro para ayudar a mejorar las intervenciones e identificar a los niños en riesgo de dificultades lo antes posible, elevando las posibilidades de que tengan éxito en el maravilloso mundo de los libros", concluye Hutton.