MADRID, 13 Feb. (EUROPA PRESS) -
Las personas que han sufrido lesiones cerebrales traumáticas (TBI, por sus siglas en inglés) entre leves y moderadas son dos veces más propensas a desarrollar problemas de atención y aquellas con lesiones graves tienen cinco veces más probabilidades de desarrollar trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) secundario, según revela una investigación de expertos del Hospital Infantil de Cincinnati, en Estados Unidos.
Estos científicos, que presentan sus resultados este viernes en la Reunión Anual de la Asociación de Academias de Fisiatras que se celebra en Las Vegas, Estados Unidos, también han encontrando que el ambiente familiar influye en el desarrollo de estos problemas de atención. La crianza de los hijos y el entorno familiar ejercen una poderosa influencia en la recuperación.
Los niños con TBI grave que crecen en entornos óptimos pueden mostrar pocos efectos de sus lesiones mientras que aquellos con lesiones más leves en hogares desfavorecidos o caóticos a menudo demuestran problemas persistentes. La respuesta temprana de la familia puede ser particularmente importante para los resultados a largo plazo, lo que sugiere que trabajar para promover una crianza efectiva puede ser una intervención temprana importante, según esta investigación.
Ciertas habilidades que pueden afectar al funcionamiento social, como la velocidad de procesamiento de la información, la inhibición y el razonamiento, muestran mayores efectos a largo plazo. Muchos niños se desarrollan muy bien a largo plazo después de una lesión cerebral y la mayoría no presenta déficit.
Más de 630.000 niños y adolescentes en Estados Unidos son tratados cada año en las salas de urgencias por TBI, pero los predictores de recuperación tras el trauma cerebral, en particular los papeles de los genes y el medio ambiente, no están claros. Estos factores ambientales incluyen el funcionamiento de la familia, las prácticas parentales, el ambiente del hogar y el estatus socioeconómico.
EL ENTRENAMIENTO AERÓBICO AYUDA A MEJORAR LOS SÍNTOMAS
Los investigadores del Hospital Infantil de Cincinnati están trabajando para identificar genes importantes para la recuperación después de una lesión cerebral traumática y entender cómo estos genes pueden interactuar con factores ambientales para influir en la recuperación. Para ello, recogerán muestras de ADN salivar de más de 330 niños que participan en 'Ensayo sobre Enfoques y Decisiones en el TBI Pediátrico Agudo'.
El principal objetivo es determinar el funcionamiento global a los 3, 6 y 12 meses después de la lesión, pero también se incluirá una evaluación completa del funcionamiento cognitivo y del comportamiento a los 12 meses después de la lesión.
Este proyecto proporcionará datos para informar sobre el pronóstico individualizado y los planes de tratamiento.
Usando neuroimagen y otras tecnologías, los científicos también están aprendiendo más acerca de la estructura cerebral y la conectividad relacionada con los síntomas persistentes después de la TBI. Por ejemplo, en un estudio del Hospital Infantil de Cincinnati, aún no publicado, los autores analizaron la conectividad estructural de las redes cerebrales después del entrenamiento aeróbico, descubriendo que este ejercicio puede ayudar a mejorar los síntomas.
Durante las últimas dos décadas, estos expertos han llevado a cabo una serie de estudios para desarrollar y probar intervenciones para mejorar los resultados cognitivos y conductuales después de la lesión cerebral pediátrica. Desarrollaron un programa basado en la web que proporciona entrenamiento centrado en la familia en la resolución de problemas, la comunicación y la autorregulación.
A lo largo de una serie de ensayos aleatorios, se ha demostrado que el tratamiento 'on line' para resolver problemas familiares reduce los trastornos de comportamiento y la disfunción ejecutiva (manejo de procesos cognitivos) en niños mayores con TBI, y a largo plazo mejora el funcionamiento diario en niños de 12 a 17 años.
Los programas basados en la web de habilidades parentales para niños más pequeños han resultado en una mejor interacción entre padres e hijos y reducción de los problemas de conducta. En una prueba piloto computarizada de atención y memoria, los niños presentaron mejoras en el mantenimiento de la atención y los comportamientos de la función ejecutiva detectadas por los padres. Estos estudios de intervención sugieren varias vías para trabajar para mejorar la recuperación a corto y largo plazo tras una TBI.