MADRID, 9 Feb. (EDIZIONES) -
Todos estamos perdidos en cuanto a salud mental se refiere. Nos es difícil detectar cuándo podemos necesitar ayuda ante este tipo de situaciones o problemas, pero también nos cuesta encontrarla, o saber con certeza a dónde ir si finalmente pensamos que sí requerimos de este apoyo.
"Hoy en día es difícil encontrar los cauces donde acudir si sospechamos de problemas de salud mental. Estamos muy perdidos si hay un problema de este tipo, y el hecho de no pedir ayuda, en última instancia, puede acabar en suicidio, un fenómeno que conlleva mucho sufrimiento y dolor alrededor del entorno y sobre la propia víctima", denuncia en una entrevista con Infosalus Luis Moya Albiol, catedrático de Psicobiología, y doctor en Psicología.
Este experto, que imparte docencia en los estudios Psicología y Criminología, que actualmente dirige un equipo sobre neurociencia social, y ha publicado más de 200 artículos científicos, ha escrito por este motivo '¿Necesito ayuda psicológica? Cómo encontrarla y dónde encontrarla', con Plataforma Actual.
Nos cuenta que si sentimos que no estamos bien, quizá necesitamos ayuda de un experto; o bien podemos detectarlo en una persona de nuestro entorno. Indica que lo idóneo, si acudimos en primer lugar a la Seguridad Social, es insistir al médico de familia para que nos valore un especialista en salud mental, y no nos prescriba directamente un psicofármaco o ansiolítico.
"Si tengo la posibilidad de acceder a un especialista de salud mental se puede hacer tanto a psicología, como a psiquiatría. Lo relevante es explicar qué nos pasa a un experto en salud mental, sea uno u otro, quien nos dará la mejor opción para nuestro caso, y nos derivará si fuera necesario. Este libro es una pequeña guía sobre qué hacer antes estas situaciones, a la vez que un manual de esperanza de que hay solución. Es sólo un caminar. Y también aporta las claves sobre cómo ayudar cuando un familiar necesita apoyo en este sentido", defiende.
SÍNTOMAS DE QUE NECESITO AYUDA PSICOLÓGICA
De alguna forma, confiesa que hay distintas formas que nos pueden llevar a saber que tenemos que buscar ayuda: "Sobre todo, los procesos en los que entra en juego el decaimiento, la sintomatología depresiva, que te cuesta hacer las cosas, tu vida, no tienes ganas, entras en un proceso con poca energía o no te concentras. También cada uno tenemos una biología, y en función de nuestras experiencias y de nuestra personalidad, puede ser que desarrollemos una sintomatología ansiosa, nerviosismo, todo nos cuesta, se nos nubla la mente, o incluso padecemos de insomnio".
La sintomatología sobre la salud mental puede ser variada, tal y como prosigue Luis Moya Albiol, si bien insiste en que esos principales síntomas que pueden denotar que existiera un problema es que frente a procesos con mucha activación no logramos estar centrados, o bien también avisa de que la alarma puede saltar cuando desarrollamos una adicción, con la que encaminar nuestros problemas emocionales, como puede ser a sustancias.
"El pulso es ver que no podemos estar bien. Muchas veces pensamos que pasará y no nos enfrentamos a ello cuando hay que intentar pararlo para que no vaya a más. En muchas ocasiones cuando pedimos ayuda estamos ya muy mal, y con problemas de salud mental serios si no lo hemos hecho a tiempo, y la recuperación cuesta más", destaca.
CUALQUIERA PUEDE NECESITAR AYUDA
En este contexto, preguntamos a este catedrático en Psicobiología y docente en estudios de Criminología, sobre quién puede necesitar ayuda en cuanto a salud mental se refiere, señalando que cualquier persona, desde niños, hasta adolescentes, adultos o ancianos.
"Hay muchos temas que nos cuesta avanzar como sociedad pero, afortunadamente, hay menos tabúes y poco a poco normalizaremos la enfermedad mental, una enfermedad más, y para la que hay solución en cada caso. Todas las personas pueden necesitar ayuda psicológica en caso de enfermedad más grave, como una depresión mayor, pero también con problemas emocionales de nuestro día a día", recalca.
Así, defiende que "no somos más débiles por pedir ayuda a nivel de salud mental", sino que esto es un signo de "fortaleza", una forma al final de mejorar nuestro bienestar cuando pedimos ayuda para sanarnos, como si tuviéramos una enfermedad física.
QUÉ DESENCADENA UNA ENFERMEDAD DE SALUD MENTAL
El estar mal no depende solo de nuestra actitud, tal y como aclara este psicólogo, sino que es fruto de una interacción de factores. Por una parte, habla Moya Albiol de nuestra predisposición genética a enfermedades mentales, y después lo achaca a otros factores sociales, culturales y del ambiente, como por ejemplo el estrés, un precipitante en gran parte de los casos.
"La forma en la que mostramos el malestar depende de la persona, pero todas pueden desarrollar enfermedad mental. De hecho, no hay más que ver el alarmante incremento de enfermedades de salud mental en los últimos años, tras la pandemia. Ha aumentado el número de suicidios, otro tema tabú, y no me explico cómo no hay campañas más fuertes sobre prevención de suicidio y se destinan partidas más importantes para salud mental. Falta mucho como sociedad para avanzar. La enfermedad mental es una pandemia y afecta a muchas personas", subraya.
A QUIÉN DEBO ACUDIR PRIMERO: PSIQUIATRA O PSICÓLOGO
Nos perdemos en este campo, cuando creemos que necesitamos ayuda no sabemos si ir a un psicólogo o a un psiquiatra. Aparte, por supuesto, de que, actualmente, la salud mental está desbordada y si vas a medicina familiar puede ocurrir que te prescriban un ansiolítico o incluso un antidepresivo sin llegar a pasar por Psiquiatría. "Por eso en los últimos tiempos ha aumentado tanto la prescripción de psicofármacos", apostilla Luis Moya.
Desde su punto de vista, cada caso es diferente, la terapia psicológica mantiene que "siempre" nos va a ayudar, pero a veces la herramienta clave del tratamiento serán los psicofármacos: "Con enfermedades con componente cerebral o biológico más fuerte el fármaco es fundamental; si bien, en otras ocasiones no es tan importante".
Pone el ejemplo de una persona con predisposición a la depresión o a la bipolaridad, que sin un evento traumático severo, o una situación emocional muy dolorosa, puede mostrar la enfermedad. Dice que aquí la medicación es clave y la psicoterapia ayudará; al tiempo que señala que, si por ejemplo se pierde un hijo o tienes una ruptura sentimental, sobre todo si te han dejado, la terapia psicológica será más relevante ante esta situación, aunque al principio puede que se necesite ayuda de psicofármacos para ese empujón necesario al inicio, y que después haga efecto la psicoterapia.
"Aquí está la dificultad. Por eso, siempre que hay malestar hay que acudir a salud mental, o al psicólogo o al psiquiatra, y ellos mismos nos guiarán sobre qué es lo que más necesitamos. Eso sí, hay que tener en cuenta que los tratamientos psicológicos son largos, y son costosos porque tienes que acceder en muchas ocasiones a la sanidad privada para poder tratarte", agrega.
EL PAPEL DE LA RESILIENCIA
Por otro lado, este experto nos menciona el papel de la resiliencia en la salud mental, "un factor que puede ayudar a tener menos probabilidad de enfermedad", pero que si finalmente enfermas puede resultar una "capa protectora" durante el proceso, y que nos hará más fácil el buscar ayuda si la necesitamos, así como el estar más abiertos o receptivos a recibirla.
Ahora bien, este catedrático de Psicobiología avisa de que, por mucha fortaleza psíquica, o resiliencia que tenga una persona, a veces no es suficiente: "En las personas resilientes la capacidad de aprender del trauma es mayor, y pueden integrar lo aprendido en su vida en positivo. Representa un factor de crecimiento. Esto no significa que porque seas resiliente no vayas a enfermar, sino que es un factor protector de cara a enfermar".
Dice que la resiliencia es en parte biológica, asimismo, pero también nos la aporta nuestro día a día, el cómo lo gestionamos o aprendemos de las experiencias vividas. "Depende también mucho de los modelos que has tenido en casa, de la educación recibida. Muchas veces comentamos que, desafortunadamente, la educación emocional está muy relacionada y, lamentablemente, no es una de las piezas clave de la educación", sostiene este experto.