Mantener una vida saludable también combate al gen del Alzheimer. ¿Qué hacer para retrasar el deterioro cognitivo?

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Publicado: jueves, 26 enero 2023 8:04

MADRID 26 Ene. (EUROPA PRESS) -

Un estilo de vida saludable, en particular una dieta sana, se asocia con un declive más lento de la memoria, según un estudio de una década sobre adultos mayores en China, publicado en 'The BMJ'.

Incluso en el caso de los portadores del gen de la apolipoproteína E (APOE), el factor de riesgo más importante de la enfermedad de Alzheimer y otras demencias afines, un estilo de vida sano ralentiza la pérdida de memoria.

La memoria disminuye continuamente a medida que se envejece, pero los datos de los estudios existentes son insuficientes para evaluar el efecto de un estilo de vida saludable sobre la memoria en la edad madura y, dadas las muchas causas posibles del deterioro de la memoria, podría ser necesaria una combinación de comportamientos saludables para lograr un efecto óptimo.

Para profundizar en esta cuestión, los investigadores analizaron los datos de 29.000 adultos de al menos 60 años (edad media 72 años; 49% mujeres) con función cognitiva normal que formaban parte del Estudio de Cognición y Envejecimiento de China.

Al inicio del estudio en 2009, se midió la función de la memoria mediante la prueba de aprendizaje verbal auditivo (AVLT) y se analizó el gen APOE en los participantes (el 20% resultaron ser portadores). A continuación se realizaron evaluaciones de seguimiento durante los 10 años siguientes, en 2012, 2014, 2016 y 2019.

A continuación se calculó una puntuación de estilo de vida saludable que combinaba seis factores: dieta sana, ejercicio regular, contacto social activo (por ejemplo, ver a amigos y familiares), actividad cognitiva (por ejemplo, escribir, leer, jugar al mahjong), no fumar y no beber nunca alcohol.

En función de su puntuación, que oscilaba entre 0 y 6, los participantes se clasificaron en grupos de estilo de vida favorable (de 4 a 6 factores saludables), medio (de 2 a 3 factores saludables) o desfavorable (de 0 a 1 factores saludables) y en grupos de portadores y no portadores de APOE.

Tras tener en cuenta otros factores sanitarios, económicos y sociales, los investigadores descubrieron que cada comportamiento saludable individual se asociaba a un deterioro de la memoria más lento que la media a lo largo de 10 años.

LA DIETA SANA ES CLAVE

La dieta sana fue la que más contribuyó a ralentizar el deterioro de la memoria, seguida de la actividad cognitiva y el ejercicio físico. En comparación con el grupo que llevaba un estilo de vida desfavorable, el deterioro de la memoria en el grupo de estilo de vida favorable fue 0,28 puntos más lento a lo largo de 10 años según la puntuación estandarizada (puntuación z) del AVLT, y el deterioro de la memoria en el grupo de estilo de vida medio fue 0,16 puntos más lento.

Los participantes con el gen APOE con estilos de vida favorable y medio también experimentaron una tasa de deterioro de la memoria más lenta que aquellos con un estilo de vida desfavorable (0,027 y 0,014 puntos por año más lentos, respectivamente).

Además, las personas con estilos de vida favorables o medios tenían casi un 90% y un 30% menos de probabilidades de desarrollar demencia o deterioro cognitivo leve que las que llevaban un estilo de vida desfavorable, y el grupo APOE obtuvo resultados similares.

Se trata de un estudio observacional, por lo que no puede establecer la causa, y los investigadores reconocen algunas limitaciones, como la posibilidad de errores de medición debidos a la autodeclaración de los factores del estilo de vida, y la posibilidad de sesgo de selección, ya que algunos participantes no volvieron para las evaluaciones de seguimiento.

Pero se trata de un estudio amplio con un largo periodo de seguimiento, lo que permite evaluar los factores individuales del estilo de vida sobre la función de la memoria a lo largo del tiempo. Además, los resultados siguieron siendo significativos tras los análisis posteriores, lo que sugiere que son sólidos.

Por ello, los investigadores afirman que los resultados aportan pruebas fehacientes de que la observancia de un estilo de vida saludable, con una combinación de conductas positivas, se asocia a un menor deterioro de la memoria, incluso en personas genéticamente susceptibles de sufrirlo.

Sugieren que las investigaciones futuras podrían centrarse en los efectos de un estilo de vida saludable sobre el deterioro de la memoria a lo largo de la vida, reconociendo que los problemas de memoria también pueden afectar a las personas más jóvenes, no incluidas en este estudio.

"Estos resultados podrían ofrecer información importante para las iniciativas de salud pública destinadas a proteger a los adultos mayores contra el deterioro de la memoria", concluyen.

"La prevención es importante, dada la ausencia de tratamientos eficaces para la enfermedad de Alzheimer y otras demencias relacionadas", afirman los investigadores en un editorial vinculado.

Sin embargo, señalan que estos resultados no ayudan a determinar cuál de los seis comportamientos saludables incluidos en la puntuación (o una combinación específica) es el mejor objetivo para la prevención de la demencia, ni en qué momento de la vida hay que centrar los esfuerzos de prevención. También se necesitan más datos para determinar si las diferencias en el deterioro de la memoria observadas en este estudio son clínicamente significativas, añaden.

Sugieren que un enfoque similar al que condujo a una reducción sustancial de las enfermedades cardiovasculares debería adoptarse con la prevención de la demencia, "identificando no sólo los factores que más importan, sino también el umbral en el que importan, y la edad en la que es probable que la intervención sea más eficaz".

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