Médicos internistas advierten que la obesidad conduce al exceso de adiposidad y al daño de órganos "importantes"

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MADRID 23 Oct. (EUROPA PRESS) -

Médicos internistas participantes en 45 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI)- 19 Congreso de la Sociedad Canaria de Medicina Interna (SOCAMI), que se celebrará entre el 24 y el 26 de octubre en Maspalomas (Islas Canarias), advierten de que la obesidad es una enfermedad que conduce a otra enfermedad metabólica asociada al exceso de adiposidad (EMEA), que afecta y daña órganos muy "importantes".

La presidenta de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la doctora Juana Carretero, ha explicado que la grasa pueden producir enfermedades tanto al depositarse "en exceso" en lugares donde "no debe estar", como las articulaciones, las vías respiratorias, el hígado o el corazón, o por ser disfuncionante "por distintas razones", y que puede llegar a afectar al 30 por ciento de la población para 2030.

Entre ellas ha destacado el tamaño de los adipocitos; el exceso de estos, que pueden llevar a una inflamación basal y a enfermedades como insuficiencia cardiaca o la fibrilación auricular; por inducir fibrosis del tejido adiposo, que influye en patologías previas tales como la enfermedad metabólica hepática o la enfermedad renal crónica.

Otras afecciones asociadas a la obesidad son la enfermedad cardiovascular, la nefropatía, los síndromes de hipoventilación, la diabetes tipo 2 o la enfermedad hepática asociada a la disfunción metabólica, que se unen a más de 30 tipos de cáncer, el síndrome del ovario poliquístico, infertilidad o problemas articulares, según reza una nota de prensa de SEMI.

A pesar de todos las enfermedades asociadas que puede provocar, una reducción de al menos un 10 por ciento del peso corporal "reduce el riesgo asociado a estas cormobilidades".

NUEVAS FORMAS DE DIAGNOSTICAR Y CLASIFICAR LA EMEA

Carretro también ha asegurado que existen personas que no llegan al Índice de Masa Corporal (IMC) 30, el estimado para diagnosticar obesidad, y que sí presentan exceso de adiposidad, por lo que se recomienda iniciar tratamientos para la obesidad con un IMC mayor a 27 o con perímetros abdominales superiores a 102 centímetros en varones y a 98 en mujeres.

La doctora ha afirmado que sería ideal si se pudiese cuantificar "la grasa corporal a todas las personas con obesidad y tuviéramos unos biomarcadores útiles que nos indiquen las que están en mayor riesgo por tener una grasa con mayor contenido de adipoquinas proinflamatorias".

"La EMEA debe ser considerada una enfermedad crónica, recidivante y, como hemos visto, multisistémica. Es multifactorial, porque son muchos los mecanismos que llevan a ella, no solo el exceso de ingesta o la falta de ejercicio físico", ha añadido.

La presidenta de SEMI también ha recordado que aquellas enfermedades que no son consideradas crónicas no disponen de los recursos necesarios para su prevención y realizar un proceso asistencial, y que ser considerada como tal ayudaría a "combatir el estigma asociado a la obesidad".

"Considerar a la persona con obesidad como una persona enferma, con una enfermedad crónica como tantas, en las que esta enfermedad pasa por diferentes fases y en cada una se necesitará una actuación diferente; mejorar la educación sanitaria en torno a la obesidad de la población general y de los mismos profesionales sanitarios; y evitar hablar de gordos y hablar de personas con obesidad, no normalizando el hecho de que 'tener obesidad estar sano', porque con el tiempo, aparecerán las comorbilidades asociadas esta", ha agregado.

Es por ello por lo que ha considerado el papel del internista como "esencial" para identificar a los pacientes en riesgo de desarrollar cormobilidades, lo que les permite ofrecer un "tratamiento más personalizado".

RELACIÓN ENTRE LA ADIPOSIDAD Y ENFERMEDADES DE OTROS ÓRGANOS

Por su parte, el doctor José Pablo Miramontes González, profesor de Medicina de la Universidad de Valladolid y del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Río Hortega, ha explicado que la obesidad y el aumento de la adiposidad afectan de forma directa a la salud renal, lo que contribuye al desarrollo y la progresión de la enfermedad renal crónica.

"La estrecha relación de la obesidad con otros factores de riesgo de enfermedad renal como la diabetes y la hipertensión hace del riñón uno de los órganos que más se ve afectado por el aumento de la adiposidad de forma directa e indirecta", ha aseverado.

Respecto a las enfermedades del corazón, la doctora Maribel Pérez Soto, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario del Vinalopó, ha hablado sobre la elevada morbimortalidad relacionada con la enfermedad metabólica y este órgano.

La insuficiencia cardíaca también se ve afectada por la obesidad, pues en muchos casos el diagnóstico se retrasa al verse solapados sus síntomas, según Soto.

El doctor Pablo Pérez Martínez ha remarcado que la EMEA contribuye a la enfermedad de hígado graso, lo que puede generar "comorbilidades multisistémicas con gran impacto sobre la salud".