MADRID 9 May. (EUROPA PRESS) -
Los adultos de entre 20 y 30 años con trastornos mentales tienen una probabilidad hasta tres veces mayor de sufrir un infarto de miocardio o un ictus, según un estudio realizado en más de 6,5 millones de individuos que se publica en el 'European Journal of Preventive Cardiology', una revista de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).
Uno de cada ocho participantes de entre 20 y 39 años padecía algún tipo de enfermedad mental, como depresión, ansiedad e insomnio.
"Los problemas psicológicos eran frecuentes en los adultos jóvenes y estaban estrechamente relacionados con la salud cardiovascular --afirma la autora del estudio, la profesora Eue-Keun Choi, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Seúl (República de Corea)--. Las conclusiones indican que estas personas deberían someterse a revisiones médicas periódicas y medicarse si procede para prevenir el infarto de miocardio y el ictus".
"Aunque los comportamientos relacionados con el estilo de vida no explicaron el exceso de riesgo cardiovascular, esto no significa que unos hábitos más saludables no mejoren el pronóstico --prosigue--. Por tanto, debería recomendarse la modificación del estilo de vida a los adultos jóvenes con trastornos mentales para mejorar su salud cardiaca".
Este estudio investigó la asociación entre los trastornos mentales en adultos de 20 a 39 años y los riesgos de desarrollar infarto de miocardio e ictus isquémico. Utilizó la base de datos del Servicio Nacional de Seguros Sanitarios de Corea (NHIS), que abarca a toda la población del país.
Se incluyeron en el estudio 6.557.727 individuos de entre 20 y 39 años que se sometieron a exámenes de salud entre 2009 y 2012 y no tenían antecedentes de infarto de miocardio o ictus. La edad media era de 31 años, y más de la mitad (58%) de los participantes tenían 30 años o más.
Unos 856.927 participantes (13,1%) padecían al menos un trastorno mental. Entre los que sufrían trastornos mentales, casi la mitad (47,9%) padecía ansiedad, más de uno de cada cinco (21,2%) depresión y uno de cada cinco (20,0%) insomnio.
Más de una cuarta parte (27,9%) de los participantes con problemas mentales padecía un trastorno somatomorfo, mientras que el 2,7% sufría un trastorno por consumo de sustancias, el 1,3% un trastorno bipolar, el 0,9% esquizofrenia, el 0,9% un trastorno alimentario, el 0,7% un trastorno de la personalidad y el 0,4% un trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Los participantes fueron seguidos hasta diciembre de 2018 por infarto de miocardio de nueva aparición y accidente cerebrovascular. Durante una mediana de seguimiento de 7,6 años, hubo 16.133 infartos de miocardio y 10.509 accidentes cerebrovasculares.
Los autores analizaron la asociación entre los trastornos mentales y los resultados cardiovasculares después de ajustar por factores que podrían influir en las relaciones, incluida la edad, el sexo, la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto, el síndrome metabólico, la enfermedad renal crónica, el tabaquismo, el alcohol, la actividad física y los ingresos.
Los participantes con algún trastorno mental tenían un 58% más de probabilidades de sufrir un infarto de miocardio y un 42% más de riesgo de ictus que los que no padecían ningún trastorno mental. El riesgo de infarto de miocardio era elevado en todos los trastornos mentales estudiados, con una magnitud que oscilaba entre 1,49 y 3,13 veces.
El riesgo de infarto de miocardio era 3,13 veces mayor en los pacientes con TEPT, 2,61 veces mayor en los que padecían esquizofrenia, 2,47 veces mayor en los que sufrían trastorno por consumo de sustancias, 2,40 veces mayor en los que padecían trastorno bipolar y 1,49 a 3,13 veces mayor en los que no sufrían trastorno mental, 40 veces mayor en el trastorno bipolar, 2,29 veces mayor en el trastorno de la personalidad, 1,97 veces mayor en los trastornos alimentarios, 1,73 veces mayor en el insomnio, 1,72 veces mayor en la depresión, 1,53 veces mayor en la ansiedad y 1,49 veces mayor en el trastorno somatomorfo.
El riesgo de ictus fue elevado para todos los problemas de salud mental excepto el TEPT y los trastornos alimentarios, con cocientes de riesgo que oscilaron entre 1,25 y 3,06. Los cocientes de riesgo para cada afección fueron 3,06 para el trastorno de la personalidad, 2,95 para la esquizofrenia, 2,64 para el trastorno bipolar, 2,44 para el trastorno por consumo de sustancias, 1,60 para la depresión, 1,45 para el insomnio, 1,38 para la ansiedad y 1,25 para el trastorno somatomorfo.
Los autores también analizaron las asociaciones en función de la edad y el sexo. La depresión, la ansiedad, la esquizofrenia y el trastorno de la personalidad se asociaron a un mayor riesgo de infarto de miocardio en los participantes de 20 a 30 años. Además, la depresión y el insomnio se relacionaron con mayores riesgos de infarto de miocardio e ictus en las mujeres que en los hombres.
El autor del estudio, el doctor Chan Soon Park, del Hospital de la Universidad Nacional de Seúl (República de Corea), señala que "se sabe que los pacientes con problemas de salud mental tienen una esperanza de vida más corta que la población general, y que la mayoría de las muertes se deben a enfermedades físicas".
"Nuestro estudio demuestra que un número considerable de adultos jóvenes tiene al menos un problema de salud mental, lo que puede predisponerlos a sufrir infartos de miocardio e ictus --prosigue--. Futuras investigaciones deberían examinar los beneficios cardiovasculares de controlar los problemas psicológicos y vigilar la salud cardiaca en este grupo vulnerable".