MADRID, 18 Feb. (EDIZIONES) -
Nuestros microorganismos internos evolucionan junto a nosotros y se adaptan a nuestras realidades y, hoy en día, las personas con estilos de vida más tradicionales, o que viven en zonas rurales, presentan una microbiota muy diferente de la que tienen las personas que viven en grandes urbes o zonas industrializadas.
Marta León es ingeniera química especializada en alimentación y en salud hormonal femenina, y acaba de publicar 'El equilibrio perfecto. Cuida tus hormonas desde la microbiota' (Lunwerg), un manual en el que hace un balance de la microbiota de la mujer en todas las fases de su vida, y donde dedica un apartado precisamente a este aspecto, a desgranar en qué se diferencia y por qué cambia la microbiota en función de donde vivamos.
"Al final la microbiota se nutre de lo que comemos y del ambiente en el que estamos. Cuando hablamos de microbiota rural son personas que se encuentran en el entorno natural y menos contaminado, que es el que más ayuda a la microbiota. Pero éste también es característico de aquellas personas que trabajan la tierra, y no tienen por qué ser agricultores, sino personas que por ejemplo tienen un huerto, ya que están más en contacto con más microorganismos", detalla.
Esta experta precisa así que la diferencia clave entre la microbiota 'rural o tradicional', como ella la llama, de la microbiota de personas que habitan en zonas industriales no radica únicamente en la pérdida de biodiversidad, de forma que en entornos más asépticos tendremos una menor biodiversidad en nuestra microbiota, sino también en la pérdida de funciones simbióticas originales.
De hecho, apunta que las personas que se mudan de un entorno rural a una ciudad experimentan cambios en su microbiota y, por ejemplo, pueden presentar inflamación intestinal, alergias, alteraciones del ciclo menstrual, o incluso malestar digestivo.
Además, resalta que el convivir con las mascotas puede ayudar a nuestra microbiota, a que sea "más fuerte y mejor", tal y como reconoce Marta León: "Los niños que se crían con animales cerca presentan un sistema inmunitario más fuerte, porque al final nos hacemos más fuertes si nuestro ambiente es más 'complejo' o con más diversidad".
EL PROBLEMA DE LA HIGIENE EXCESIVA Y AMBIENTES CONTAMINADOS
Igualmente, considera esta experta en microbiota que en los entornos urbanos, contaminados, y donde hay muchos disruptores endocrinos, todas estas sustancias matan a los microorganismos.
"Luego, además, tenemos una higiene excesiva con geles hidroalcohólicos, por ejemplo, y que matan todo; aparte de que todo lo que comemos viene envasado en plásticos, y vivimos sin animales en entornos urbanos donde, por ejemplo, no pasan pájaros, y estamos todo el tiempo respirando un aire que no es el más puro y todo esto influye en la microbiota", agrega.
RECUPERAR LA DIVERSIDAD DE LA MICROBIOTA
Aquí resalta que, a pesar de vivir en entornos urbanos, puede haber muchas decisiones del día a día que favorezcan a esa microbiota, como por ejemplo seguir una alimentación natural y de temporada, tener mascota, realizar movimientos o ejercicio, baños de mar, mucho tiempo al aire libre, la ingesta diaria de alimentos fermentados (kimchi, kombucha, miso, tempe, encurtidos etc), disminución de azúcares o de hidratos de carbono en la dieta, aumento de proteínas o de grasas saludables en la dieta, así como de fibra natural (verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, y semillas), meditar, entre otras.
"Se ha visto que las tribus que viven en zonas selváticas tienen una microbiota más diversa que las personas urbanas. Mientras mejor sea nuestro ambiente, no sólo nuestra alimentación, también será mejor la salud de nuestra microbiota", concluye Marta León.