Las moléculas que combaten las infecciones también actúan sobre el cerebro

Archivo - Cerebro, plasticidad cerebral.
Archivo - Cerebro, plasticidad cerebral. - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / SERDARBAYRAKTAR
Publicado: miércoles, 9 abril 2025 7:29

   MADRID, 9 Abr. (EUROPA PRESS) -

   Dos nuevos estudios del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y la Facultad de Medicina de Harvard, ambos en Estados Unidos, centrados en una citocina llamada IL-17, refuerzan la idea de que las moléculas que combaten las infecciones también actúan sobre el cerebro.

   Cabe recordar que las citocinas, moléculas inmunitarias, desempeñan un papel importante en la defensa del organismo contra las infecciones, ayudando a controlar la inflamación y coordinando las respuestas de otras células inmunitarias. Cada vez hay más evidencia que sugiere que algunas de estas moléculas también influyen en el cerebro, provocando cambios de comportamiento durante la enfermedad.

   De esta forma, en este trabajo publicado en 'Cell', los investigadores descubrieron que la IL-17 actúa en dos regiones cerebrales distintas: la amígdala y la corteza somatosensorial, ejerciendo dos efectos divergentes. En la amígdala, la IL-17 puede provocar ansiedad, mientras que en la corteza promueve la sociabilidad.

   Estos hallazgos sugieren que los sistemas inmunológico y nervioso están estrechamente interconectados, dice Gloria Choi, profesora asociada de ciencias cerebrales y cognitivas, miembro del Instituto Picower para el Aprendizaje y la Memoria del MIT y una de las autoras principales de los estudios. "Si estás enfermo, hay muchas otras cosas que afectan tu estado interno, tu humor y tu comportamiento, y no se trata solo de fatiga física. Tiene algo que ver con el cerebro", dice.

   La IL-17 se presenta en seis formas diferentes y existen cinco receptores distintos que pueden unirse a ella. En sus dos nuevos artículos, los investigadores se propusieron mapear cuáles de estos receptores se expresan en diferentes partes del cerebro. Este mapeo reveló que un par de receptores, conocidos como IL-17RA e IL-17RB, se encuentran en la corteza, incluyendo la región S1DZ que los investigadores habían identificado previamente. Los receptores se ubican en una población de neuronas que reciben información propioceptiva y participan en el control del comportamiento.

   Cuando un tipo de IL-17 conocido como IL-17E se une a estos receptores, las neuronas se vuelven menos excitables, lo que conduce a los efectos conductuales observados en el estudio de 2019.

   "La IL-17E, que hemos demostrado que es necesaria para la mitigación del comportamiento, actúa prácticamente como un neuromodulador, ya que reduce inmediatamente la excitabilidad de estas neuronas", afirman los investigadores. "Por lo tanto, existe una molécula inmunitaria que actúa como neuromodulador en el cerebro, y su función principal es regular la excitabilidad de las neuronas".

   En el otro artículo de 'Cell', los investigadores exploraron otra ubicación del cerebro donde encontraron receptores de IL-17: la amígdala. Esta estructura con forma de almendra desempeña un papel importante en el procesamiento de las emociones, como el miedo y la ansiedad.

   En esta ocasión se reveló que, en una región conocida como la amígdala basolateral (BLA), los receptores IL-17RA e IL-17RE, que funcionan en conjunto, se expresan en una población específica de neuronas. Cuando estos receptores se unen a IL-17A e IL-17C, las neuronas se vuelven más excitables, lo que provoca un aumento de la ansiedad.

   Los investigadores también descubrieron que, contrariamente a lo que se esperaba, si se trata a animales con anticuerpos que bloquean los receptores de IL-17, aumenta la cantidad de IL-17C circulante en el organismo. Este hallazgo podría ayudar a explicar los resultados inesperados observados en un ensayo clínico de un fármaco dirigido al receptor IL-17-RA para el tratamiento de la psoriasis, en particular en lo que respecta a sus posibles efectos adversos sobre la salud mental.

   En conjunto, ambos estudios sugieren que el sistema inmunológico, e incluso una sola familia de citocinas, pueden ejercer una variedad de efectos en el cerebro. "Ahora contamos con diferentes combinaciones de receptores de IL-17 que se expresan en distintas poblaciones de neuronas, en dos regiones cerebrales distintas, que regulan comportamientos muy distintos. Una es, de hecho, algo positiva y potencia los comportamientos sociales, y la otra es algo negativa e induce fenotipos ansiogénicos", afirman los investigadores.

    El equipo trabaja actualmente en un mapeo adicional de la ubicación de los receptores de IL-17, así como de las moléculas de IL-17 que se unen a ellos, centrándose en la región S1DZ. Con el tiempo, una mejor comprensión de estas interacciones neuroinmunitarias podría ayudar a los investigadores a desarrollar nuevos tratamientos para afecciones neurológicas como el autismo o la depresión.

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