La mortalidad por enfermedad renal crónica crece casi un 30% en España en la última década

Riñones, riñón
FLICKR/ TAREQ SALAHUDDIN - Archivo
Publicado: martes, 12 marzo 2019 15:14

MADRID 12 Mar. (EUROPA PRESS) -

La mortalidad por enfermedad renal crónica ha crecido casi un 30% en la última década en España, de seguir este ritmo se convertirá en la segunda causa de muerte en nuestro país en pocos años, señala un estudio realizado por diferentes centros de investigación españoles, del que se hace eco la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N) y la Federación Nacional de Asociaciones ALCER.

A nivel global, y con motivo del Día Mundial del Riñón, que se celebra el próximo 14 de marzo bajo el lema 'Salud renal para cualquier persona en cualquier lugar', recuerdan que se estima que unos 850 millones de personas en todo el mundo tienen enfermedad renal y que causa al menos 2,4 millones de muertes al año, constituyendo una de las causas de mortalidad de más rápido crecimiento en la actualidad.

Según los últimos estudios, más del 10% de la población adulta tiene enfermedad renal. Asimismo, la insuficiencia o lesión renal aguda, principal causante de la ERC, afecta a más de 13 millones de personas en todo el mundo y se estima que unos 1,7 millones de personas mueren anualmente debido a esta lesión.

En España unos 7 millones de personas ya padecen enfermedad renal crónica, de las que unas 60.000 están en tratamiento renal sustitutivo (TRS), es decir, requieren de hemodiálisis, diálisis peritoneal o trasplante para sustituir la función de sus riñones.

La prevalencia de la ERC en TRS ha crecido casi un 30% en la última década en España. Concretamente, la prevalencia de esta enfermedad pasó de 994 pacientes por millón de población (pmp), en 2008 a 1284 en 2017 (un 29,1% más) según el último Registro actualizado de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) y la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).

Este incremento de la incidencia de la ERC "está relacionado con causas como el envejecimiento de la población, pero también con otros importantes factores de riesgo como son la diabetes -responsable de más del 24% de los nuevos casos de ERC-, las enfermedades cardiovasculares, la obesidad, la hipertensión arterial o el tabaquismo", señala la presidenta de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.), María Dolores del Pino.

Por su parte, el presidente de ALCER, Daniel Gallego, está convencido, que "se necesita redefinir e intensificar los actuales planes de prevención, con campañas efectivas de visibilización y sensibilización orientados hacia la población general, para que la sociedad pueda ser consciente de la gravedad de la situación, evitando llegar a necesitar tratamientos sustitutivos renales".

"Para ello, se requiere un abordaje amplio e interdisciplinar de todos los agentes implicados, que ponga de relieve la voluntad de las instituciones sanitarias, de atajar este serio problema multifactorial de salud universal, que supone actualmente la enfermedad renal", añade.

INFRADIAGNÓSTICO DEL 40%

De hecho, es una enfermedad que cuenta con un infradiagnóstico del 40% y que en muchos casos se detecta en sus fases más avanzadas. Además, el 25% de los afectados desconoce su situación en las fases iniciales, lo que complica aún más su abordaje y tratamiento en los estadios más avanzados. De ahí que los nefrólogos le hayan denominado como la epidemia silenciosa del siglo XXI.

"Son datos que llaman a la preocupación y a la responsabilidad de todos para avanzar en la concienciación de la sociedad y en la lucha por frenar el avance de la enfermedad renal crónica. Sobre todo, porque sus principales factores de riesgo son la diabetes, la enfermedad cardiovascular, la hipertensión, el sedentarismo y la obesidad, el colesterol o el tabaquismo, modificables en su mayor parte con la adopción de hábitos de vida saludables", afirma del Pino.

En esta línea, la presidenta de la S.E.N. ha hecho hincapié en la necesidad de un mayor esfuerzo por intensificar las estrategias de prevención y detección precoz de esta patología, potenciándolo en los servicios de Atención Primaria y en otros ámbitos, lo que permitiría detectarla antes, en sus primeras fases, reduciendo el daño renal y aumentando así las posibilidades de tratamiento y supervivencia.