MADRID 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio realizado en Reino Unido muestra que el riesgo de muerte por COVID-19 sigue siendo muy bajo para los niños y jóvenes, y que la mayoría de los fallecimientos se producen en aquellos con condiciones de salud subyacentes, según publican sus autores en la revista de acceso abierto 'PLOS Medicine'.
Las muertes pediátricas debidas a COVID-19 son poco frecuentes y, dado que la infección tiende a ser leve en los niños y los jóvenes en comparación con los adultos, puede ser difícil evaluar la gravedad de COVID-19 y la causa de la muerte en aquellos que tienen condiciones de salud subyacentes graves. Además, dado que la muerte por COVID-19 es tan infrecuente en los niños, existen datos limitados para examinar dichas muertes a nivel de población.
Para mejorar nuestra comprensión de las muertes pediátricas por COVID-19 -y qué factores podrían estar relacionados con un mayor riesgo de muerte- Marta Bertrán, de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido, y sus colegas analizaron datos detallados sobre todas las personas menores de 20 años en Inglaterra que murieron dentro de los 100 días de una infección confirmada por COVID-19 entre marzo de 2020 y diciembre de 2021.
El análisis mostró que, de las 185 muertes totales que se produjeron, 81 se debieron a COVID-19. De los que murieron por COVID-19, el 75 por ciento tenía condiciones de salud subyacentes, principalmente neurodiscapacidad severa y condiciones que involucran un sistema inmune comprometido. La mitad de las muertes por COVID-19 se produjeron en los siete días siguientes a la infección y la mayoría en los 30 días siguientes.
Estos resultados confirman que la muerte por COVID-19 siguió siendo poco frecuente en niños y jóvenes, incluso cuando aparecieron nuevas variantes del virus SARS-Cov-2 durante el periodo de estudio. También ponen de manifiesto qué niños podrían tener un mayor riesgo de muerte por COVID-19, lo que podría ayudar a informar a los padres, los médicos y los responsables políticos sobre la prevención a través de la vacunación, por ejemplo, y la búsqueda de un tratamiento temprano.
Los autores señalan que este estudio subraya la necesidad de una revisión detallada de los casos individuales con el fin de supervisar en colaboración los resultados raros de la COVID-19 en los niños. También señalan que el periodo de estudio fue anterior al aumento de la variante ómicron, que ahora domina los casos en todo el mundo.
Shamez Ladhani, coautor del estudio, añade que la vigilancia nacional en Inglaterra sigue mostrando un riesgo muy bajo de muerte por COVID-19 en niños y adolescentes "y la mayoría de los casos mortales se producen en aquellos con afecciones subyacentes múltiples y limitantes de la vida".