MADRID 7 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un estudio de 'NeuroReEvolution', en colaboración con la Universidad Europea, ha revelado que la neurología funcional puede aliviar significativamente los síntomas de la intolerancia a la lactosa, una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Esta investigación, en la que ha participado el profesor de Nutrición de la Universidad Europea, Vicente Javier Clemente Suárez, evaluó el impacto de esta novedosa técnica en una paciente que había sufrido síntomas severos de intolerancia a la lactosa durante años.
Hinchazón, diarrea, gases y, en casos más graves, vómitos, son los síntomas más comunes y característicos de la intolerancia a la lactosa, un trastorno que consiste en la incapacidad de digerir el azúcar presente en los productos lácteos. Este trastorno afecta principalmente a personas con bajos niveles de lactasa, la enzima responsable de descomponer la lactosa en el intestino. "A pesar de que los tratamientos más comunes incluyen cambios en la dieta y el uso de suplementos, muchas personas siguen lidiando con los incómodos síntomas", ha asegurado Clemente.
El estudio se centra en la aplicación de la neurología funcional como una alternativa prometedora para el tratamiento de la intolerancia a la lactosa. Esta terapia combina principios de la neurología tradicional con un enfoque integral que busca mejorar la comunicación entre el sistema nervioso y el cuerpo. En lugar de enfocarse únicamente en los síntomas digestivos, la neurología funcional considera cómo los problemas neurológicos pueden afectar la capacidad del cuerpo para procesar la lactosa.
Durante una sesión de neurología funcional, un terapeuta evalúa cómo funciona el sistema nervioso del paciente. A través de pruebas específicas, se identifican posibles desequilibrios que pueden estar contribuyendo a los síntomas de intolerancia a la lactosa. El tratamiento puede incluir ejercicios físicos, técnicas de estimulación sensorial y corrección de reflejos, diseñados para restablecer la función neurológica.
Este enfoque busca normalizar las respuestas del cuerpo a los alimentos, ayudando a los pacientes a digerir mejor la lactosa y reducir los síntomas asociados. "Aunque el estudio ha mostrado resultados alentadores en la reducción de síntomas, como menos episodios de diarrea y dolor abdominal, también reveló que los análisis bioquímicos de la paciente aún mostraban signos de malabsorción de lactosa. Esto indica que, aunque la terapia puede mejorar la calidad de vida al reducir los síntomas, aún se necesita más investigación para entender completamente su efectividad", ha explicado el experto de la Universidad Europea.
El profesor Clemente señala que, si bien los resultados clínicos son prometedores, es fundamental realizar más estudios con un número mayor de pacientes y un seguimiento a largo plazo. "Aún queda mucho por investigar. Es importante comprender cómo esta terapia puede integrarse de manera efectiva en el tratamiento de la intolerancia a la lactosa", ha comentado.
Según los autores, este enfoque innovador de la neurología funcional podría ser especialmente útil para aquellos pacientes que no han encontrado alivio en tratamientos tradicionales, como dietas libres de lactosa o suplementos de lactasa. Al combinar un tratamiento neurológico con ajustes en la alimentación, se abre la puerta a nuevas estrategias para abordar tanto los síntomas inmediatos como las causas subyacentes de esta afección, ofreciendo esperanza a millones de personas que padecen intolerancia a la lactosa.