MADRID, 21 Ene. (EUROPA PRESS) -
Unas neuronas que están involucradas en la memoria tienen un papel importante tras las comidas para reducir el comportamiento alimentario futuro, según unos investigadores de la Universidad Estatal de Georgia (Estados Unidos), un hallazgo que podría ser "clave" para comprender y combatir la obesidad.
En concreto, el estudio, publicado en 'eNeuro' y realizado con ratas, sugiere que las neuronas presentes en el hipocampo, una región del cerebro que es vital para los recuerdos, inhiben el comportamiento alimentario futuro con la consolidación del recuerdo de la comida precedente.
"Los recuerdos de las comidas recientemente ingeridas pueden servir como un poderoso mecanismo para controlar el comportamiento alimentario porque proporcionan un registro del consumo reciente que, probablemente, supere la mayoría de las señales hormonales y cerebrales generadas por la comida", ha explicado la doctora Marise Parent.
Las células del hipocampo reciben señales sobre el apetito y están conectadas con otras áreas cerebrales que son importantes para empezar y parar de comer, pero Parent ha destacado que "sorprendentemente" las regiones cerebrales que permiten a la memoria controlar el comportamiento alimentario del futuro son muy desconocidas.
DESACTIVAR EL HIPOCAMPO
El equipo investigador partía de la hipótesis de si desactivar el hipocampo después de comer podría promover la ingesta de alimentos más tarde, cuando las neuronas de esta área funcionaran normalmente y el recuerdo de la comida estuviera estabilizado.
Los investigadores usaron un método llamado optogenética, que utiliza la luz para controlar las células, para inhibir las neuronas del hipocampo de unas ratas después de comer. Después, con ellas activas otra vez, los animales comieron antes su siguiente comida y casi el doble de alimento. Este efecto se observó independientemente de si a las ratas se les ofrecía comida para roedores, una solución de azúcar o agua endulzada con sacarina.
Además, el equipo científico encontró interesante que las ratas comieran más sacarina después de interferir en su función del hipocampo porque este edulcorante no calórico produce muy pocas señales químicas gastrointestinales. Concluyeron que el efecto visto se explica por, efectivamente, la consolidación del recuerdo más que por una incapacidad para procesar mensajes gastrointestinales.